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domingo, 4 de diciembre de 2011

Zac, el nigromante (3) Una película de miedo

Gnomo_atrapado.jpg (245×377)Ésa clase de lengua de la última hora de la tarde ha sido, y será siempre la más aburrida de todos los tiempos. Y para Zac no era una excepción. El profesor -un hombre seco y muy peludo con gafas, y encorvado en una joroba que, junto con su tono de voz grave y relajado, hacía pensar más
en un dromedario que en un humano- hablaba de cosas mundanas, de ésas que ni tienen que ver con el temario, ni importan a nadie, aunque de vez en cuando, detenía su monólogo de evidencias para decir algo que se asemejaba a una clase.
Para vencer al aburrimiento, el joven se dedicaba a charlar con Marc. Marc Orrit, era el mejor amigo de Zac, a pesar de que no era nigromante, la confianza que tenían hacía que se lo pudiese contar todo (incluso algunos asuntos y planes del gremio, aunque no todos). En clase, bromeaban, reían, y, de vez en cuando, Zac le hablaba de su maravilloso mundo. Eso ayudaba a amortiguar aquél bodrio de clase. De repente, algo los interrumpió.
-¡Zacarías Prat! ¿Te parece si nos quedamos diez minutos después de clase y me cuentas eso tan
importante que parece que no puede esperar ni una hora?- El maestro se había quitado su reloj de
pulsera y ahora lo balanceaba hacia delante y hacia atrás. La clase entera rió en cuando pronunció el nombre completo del chico.
-¿No podría llamarme simplemente Prat?
- Si no quieres que se burlen de tu nombre, basta con no interrumpir mi clase.
Al final, no hubo castigo después de clase, pero la vergüenza no se marchó. Mientras caminaba junto a Marc, Zac no hizo más que despotricar contra Josep María (el profesor)
-¡Cuánto le odio! Parece que la tenga tomada conmigo por mi nombre o algo.
-No lo creo, aunque él ya sabe lo mucho que se meten contigo y siempre te llama por tu nombre entero. Pero también hace cosas similares a los demás.
Al doblar la esquina, Zac quedó petrificado ante lo que vio. Aquella chica, observándolo fijamente con su mirada de zafiro. Su pelo, tan castaño que parecía casi rubio, estaba, como de costumbre, recogido en una larga cola. Luci lo miró un rato más con una sonrisa pícara.
-¡Uau! ¿Quién es esa? ¿La conoces?- Marc la miró con los ojos tan abiertos como la boca.
-Se llama Luci es mi… mi novia.
-¡¿Cómo?! Esas cosas se cuentan, tío. ¿Cuanto hace que salís? ¿Me la presentas?- Zac suspiró, pero ¿que remedio tenía? Fue allí a paso lento, aunque Enseguida Marc lo adelantó como un rayo.
-Hola, me llamo Marc, soy íntimo amigo de Zac. ¿Desde cuanto salís juntos?
- Desde un año, más o menos.- Luego alzó la mirada y corrió teatralmente hacia Zac, para luego abrazarle el cuello exageradamente.
-¡ZAQUIIIIII!!!! ¿Cómo estás, amor?
-¿Zaqui? ¿Pero a qué estás jugando?- Susurró él.
-Juego a abochornarte por lo del otro día.
-¿No habíamos quedado en el gremio?
-Sí, pero los viernes tengo la tarde libre y me aburría. –Se giró hacia Marc y exhibió una sonrisa casi infantil. –Perdona, soy Luci, encantada, espero que mi Zaqui no sea muy pesado contigo.
Luego de un rato de charla (durante la cual salió el tema de el comportamiento de Luci, que empezó a actuar como siempre al rato), Zac dijo que tenía que irse; obviamente, ella lo siguió.
Al final de otra pequeña carrera, llegaron a casa de Zac, dónde repitieron el proceso de entrar por la ventana.
En la habitación de Zac hablaron hasta que, inesperadamente, entraron los padres de Zac sin dar tiempo para que Luci se ocultara, así que tuvieron que presentarse. No fue mal del todo, ellos ya sabían lo del gremio (aunque siempre habían mostrado recelo contra todo el tema de la nigromancia), pero parecieron convencidos al decir que Luci podía ser una buena influencia para
su hijo.
Cerca de las ocho, de marcharon para ir al cine. Subieron por la avenida Francesc Macià, pasaron pro los grandes almacenes “El corte inglés”, cruzaron la calle, y por fin llegaron al cine “Eix Macià”.
Eligieron una comedia que prometía una hora y media de risas (a pesar que terminaría en todo lo contrario), compraron una grande de palomitas que compartirían y fueron a la sala. Al entrar, oyeron un frenazo que provenía de fuera, pero el sonido de los primeros anuncios lo disipó.
Si Zac hubiese tenido el móvil encendido, habría recibido un SMS del gremio. Pero en el cine hay que tenerlo apagado.
Debían ir por la mitad de la película cuando comenzaron los gritos en el vestíbulo. Gritos de horror, gritos de muerte. Los primeros murmurios de la gente ya comenzaban cuando las puertas de la sala se abrieron tan fuerte, que en seguida se cerraron por el rebote, dejando la estancia de nuevo a oscuras. Pero nadie entró por las puertas (nadie humano, claro). Como la oscuridad se cernió de nuevo en seguida, nadie vio a la sombra entrar. Sólo Zac se percató al pasar ésta reptando por su lado, sintió un escalofrío; ésa clase de escalofrío que uno siente cuando está a la muerte anda cerca, y lo sabe.
-Luci.- Dijo en un susurro casi inaudible.
-Lo sé, yo también lo he notado, pero a oscuras no podemos verla. Además, esto está lleno de gente, si montamos un numerito, nos verán.
- Y si no lo montamos, morirán.
Un grito ahogado al otro lado de la sala, que en seguida se extinguió en un zumbido, los interrumpió. Vino seguido de un sonoro chillido horrorizado de algún testigo del cruel festín de la sombra. A éste se le fueron sumando más gritos a medida que la bestia comía. La gente se levantaba, iba hacia las puertas pero habían sido selladas. Zac y Luci se incorporaron y materializaron sus armas, poniéndose en guardia, y aprovechando los gritos, la oscuridad y la confusión para buscar a su presa en la negrura sin ser notados.
Entre el barullo, Zac distinguió el fulgor púrpura del ojo central de la sombra. Alzó una manto delante de sus ojos y creó tres esferas negras. Lanzó la primera; la sombra se movió y ésta estalló contra el suelo en un campo de rayos morados; el lanzamiento de la segunda bien podría haber dado en el blanco, de no ser por una persona que, por el pánico, fue empujada en el último segundo en medio del campo de tiro y quedó inconsciente. Sólo quedaba una esfera, y Zac no iba a fallar, ésa vez no. Fijó el blanco, pero la sombra se deslizó por la pared, calculó su dirección y… ¡En el blanco! La esfera estalló en el cuerpo de la criatura, que quedó momentáneamente aturdida por los rayos. Era el momento. Apuntó con su espada, se preparó para darse impulso y… La película terminó. Las luces que se encendieron parecían estar todas enfocar acusadoramente a Zac, apuntando amenazante con su afilada espada negra. Nadie pareció fijarse en la sombra.
-¡Es él!- Gritó un hombre. - ¡Es el monstruo!- Dijo otro señalándole. Luci corrió hacia él para defenderle, trató de explicar que los estaban protegiendo de un peligro mayor, pero las cuchillas en sus brazos decían lo contrario.
-¡Está con el monstruo!- La multitud enfurecía por momentos. -¡Van a matarnos a menos que lo hagamos nosotros primero!- La luz parecía disipar su temor, que quedó substituido por ira y odio.
La gente avanzaba, blandiendo sus furiosos puños (alguno incluso rompió una botella de refresco y los apuntó con ella). La ley les prohibía atacar a humanos inocentes (si eran criminales podían aturdirlos, pero tampoco herirlos de gravedad), y si huían dejarían a toda ésa gente con la sombra, que ya comenzaba a recuperarse del golpe.
Un hombre pegó un puñetazo a Zac, que tuvo que disolver su espada para no cortar a alguien por accidente.
-¿Qué te pasa, monstruo? ¿No quieres luchar de igual a igual?- Él sólo podía mirar, impotente, como la sombra se liberaba y salía por la puerta.
-Zac, déjame esto a mí. Tú ve tras esa cosa.- Luci había entrelazado sus dedos frente a ella y cerró los ojos.
-Pero ¿cómo pasaré entre ésta gente?
En cuento Luci abrió los ojos, un manto negro se extendió desde sus pies hasta ocupar la sala entera. La gente ahora estaba de pié, inmóvil, y con los ojos completamente negros.
-Hipnosis colectiva básica.-Dijo ella, jadeante.-Un truquillo útil, pero agotador. No sé cuanto podré
mantenerlos en trance. ¡Ahora corre!
Cuando Zac salió a la calle, la sombra estaba en una azotea, había adoptado su forma “humana”. En cuanto vio al nigromante corrió de tejado en tejado, pero éste no se movió. Extendió su brazo hacia atrás y unas pequeñas esferas se agruparon en su palma hasta fundirse en una bola púrpura llameante. Cerró el puño y luego lo abrió al tiempo que impulsaba el brazo hacia su objetivo. De su mano salió disparada la esfera, (deformada en forma ovalada por la velocidad) que voló dejando tras de si una estela púrpura. La sombra huyó peor el cohete la perseguía, desviándose todo el rato hacia ella, y la distancia entre ambos se acortaba. Finalmente, la bestia desapareció en un callejón con el disparo detrás, se oyó una explosión y así Zac supo que su objetivo había sido alcanzado (y destruido). Luci salió del cine a toda prisa y al ver el espectáculo lo miró interrogante.
-Cohetes rastreadores.-Dijo Zac entre jadeos –Un truquillo útil, peor agotador.
Luci rió a carcajadas, pero él no reía, sino que la miraba fijamente.
-¿Hipnosis colectiva? ¿Desde cuando puedes hacer algo así?
-Bueno, a un nivel muy bajo. Ni siquiera puedo darles órdenes. Sólo hacer que entren en trance, y por un tiempo muy limitado.
-Sea como sea, al final so sabemos como termina la peli. ¡Y todo por esa maldita sombra! Ahora sí rieron los dos. Se cogieron de la mano y se alejaron lentamente entre risas, felices como nunca. Poco sabían ellos el horror que se les avecinaba, y que ya estaba empezando en el gremio de nigromantes francés.

2 comentarios:

  1. Mis felicitaciones... me encanto el capi y me rei mucho tambien...
    pero la curiosidad me gana... que se avecina??
    jaja, un besote espero leer el proximo pronto o morire de curiosidad, miauuu

    Besitos

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  2. Excelente capitulo, que fome no ver el final de la pelicula T.T todo por culpa de esa sombra fea!
    yo tambien quede muy curiosa con esa frase final, de seguro no se avecina nada bueno! Espero el siguiente ansiosa. felicidades.

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