LA MASA: SU NÚMERO Y SU INERCIA (By Gandalf)

LA MASA: SU NÚMERO Y SU INERCIA

(Ensayo sobre un punto de vista social; nada que ver con la Física)

Prólogo:

Ocurre como con la selección nacional; que existen tantas combinaciones como ciudadanos hay. Pues bien, con los problemas sociales que nos afectan (siempre ha habido y habrá problemas sociales ya que de por sí, la sociedad implica un caos de origen entrópico que hay que estar continuamente enderezando) ocurre otro tanto: que existen tantas interpretaciones y consiguientes soluciones como personas hay. Bueno, tal vez me esté mostrando demasiado optimista a este respecto toda vez que uno de mis futuros argumentos en esta exposición será, de hecho, el de resaltar la existencia de la inercia y consiguiente apatía “mental” en una enorme mayoría de los seres humanos. Pero dejemos de momento este extremo a un lado para volver sobre mi introducción.

Así bien, si es cierto que todos tenemos más o menos consciencia de que “hay algo que no marcha como debiera”, no todas estas personas, maduras, experimentadas y sanas, son necesariamente capaces de expresarlo con el rigor y exactitud que tamaños temas requieren y aquí radica la gran diferencia entre quienes usan el lenguaje de forma tosca y somera, por no necesitar “moverse” a niveles comunicativos más elevados ni sutiles (y nadie se lo puede reprochar ya que lo contrario sería, en el mayor de los casos, un esfuerzo ímprobo y un derroche de energía totalmente hueros para sus vidas menos, digamos, sofisticadas) y los que, por sus capacidades innatas o adquiridas, tienen la facilidad para hacerlo, principalmente, por el canal de la palabra. Y aquí topamos con los escritores, los poetas o los filósofos. Cada ser humano, por definición guarda un filósofo dentro, pero muchos de ellos deben resignarse a verlo callar por carecer de dicho don. De todas maneras, es indiscutible que a todos nos une ese pasmo insaciado que nos acompañará, a pesar del consuelo de las religiones (admirables inventos para no sucumbir al destructivo y autodestructivo pánico que nos asalta ante la contemplación de la nada) a lo largo de toda nuestra vida, dure ésta lo que dure, y nos habrá de abandonar finalmente en el umbral mismo del misterio de los misterios.

Mientras tanto, cada vez que alguien intenta poner en palabras “su particular” punto de vista de lo que ocurre, siempre hay algún semejante que se le acerca, dejando por un instante la inercia alocada de su vida mundana y termina por escuchar. No soy catedrático de nada, ni asesor de nadie, ni siquiera he estudiado filosofía, pero a veces me vienen ideas que nacen directamente de la realidad que contemplo a diario a mi alrededor y, de tarde en tarde, me gusta HABLAR para ser escuchado. Si crees que en las ideas que a continuación expondré hay algo de luz, ya me habrá valido el esfuerzo de hacértelas llegar. (sigue...)

(“Luz, más luz”- Goethe)