CAP. 12: Under Pressure
Íbamos de camino al local de ensayo. Caminábamos rápidamente, por que llegábamos tarde.
-Sigo pensando que esto es una mala idea.- Se quejó Mikey, por enésima vez. La idea de unirnos a la banda no le hacia nada de gracia, pero los argumento que le había dado eran irrebatibles. Mikey quería acercarse a su hermano, ¿Qué mejor idea que unirse a su banda? De esta manera, pasarían mucho tiempo juntos, entre ensayos y actuaciones.
Mikey lo sabia, y por eso, aun que se quejase continuamente, no iba a dejar la banda.
De todas formas, eso solo era algo temporal, hasta que los chicos encontrasen a alguien mejor que nosotros. -Deja de quejarte ¡y mueve el culo!- dije, dándole una palmada en el trasero y empezando a correr divertido. A él no le quedó más remedio que seguirme.
POV Gerard
Ray, Bert y yo estábamos en el local de ensayo. Esperábamos a los nuevos integrantes, Frank y Mikey.
A ninguno nos hacia mucha gracia que fueran ellos, ya que no tenían experiencia en ninguna otra banda y seguramente su técnica no era muy buena, pero no teníamos nada mejor. La muerte de Bob había calado muy hondo. La gente tenía miedo. Todos sabían que había algo raro con nosotros, pero nadie sabia exactamente el que. Ningún músico quería involucrarse con la banda. Y nos les culpaba.
-¡¡Sentimos llegar tarde!!- dijo Frank, entrando estrepitosamente en la sala, con la funda de su guitarra a cuestas. Estaba exhausto y jadeaba, pero tenía una gran sonrisa en la cara. Segundos después, entró Mikey, rojo por el esfuerzo y con gotas de sudor por la frente.
-¡Parece que venís de la guerra!- dijo Ray de broma. Frank sonrió más aun y se volvió a disculpar por llegar tarde. Mikey dejó el bajo a un lado y se dirigió hacia el baño. Poco después volvió con un vaso de agua.
Como pasábamos tanto tiempo aquí, teníamos el local completamente equipado.
En la sala principal, teníamos tres sofás, rodeando una mesa de madera muy resistente. Esta siempre estaba llena de partituras, canciones a medias, ceniceros a rebosar, cervezas, etc. Esa zona era en la que descansábamos y componíamos. Separándola de la zona donde tocábamos, que estaba la batería de Ray, teníamos una mininevera, repleta de cervezas y, de vez en cuando, algo comestible. También había un cartón de leche, para el café. Teníamos otra mesa a su lado, con vasos, botes de café, cartones de tabaco, y demás cosas necesarias para nuestra supervivencia.
De esa manera se quedaban los dos ambientes bien separados.
La verdad, teníamos muy bien montado el chiringuito.
Mikey se dejó caer bruscamente en uno de los sofás.- Bueno, ¿empezamos a ensayar, o qué?
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Llevábamos dos horas ensayando. Estaba agotado y la cabeza me daba vueltas.
-Vamos a hacer un pequeño descanso, chicos.- dijo Ray, mientras se levantaba e iba a por un poco de café.
Todos lo agradecimos, ya que estábamos cansados, no física, sino psicológicamente. Aunque parezca poco, ensayar dos horas es bastante. Notaba todavía el ritmo de la última canción que habíamos tocado, martilleando en mi cabeza, a modo de pulsaciones en las sienes. Fui hacia la zona de descanso y me recosté en el respaldo de un andrajoso sofá y cerré los ojos.
Poco a poco todo fue volviendo a la normalidad.
Hacia mucho tiempo que no me sentía tan agotado después de un ensayo. Seguramente los acontecimientos de los últimos días me estaban pasando factura. Abrí lentamente los ojos. Ray y Bert estaban de pie, al lado de la nevera, hablando tranquilamente y bebiendo café y cerveza respectivamente.
Mikey y Frank estaban sentados en el sofá de enfrente mío. Mikey estaba intentado poner unos acordes en su bajo, mientras Frank, delicadamente le corregía.
Se notaba que tenían una relación muy especial. Cuando uno se movía, el otro instintivamente corregía su posición, para no separarse ni un milímetro del otro. Siempre estaban juntos.
A veces hablaban en un idioma privado, sin palabras, con una mirada parecían transmitir tanto que a veces asustaba.
Mikey había conseguido poner bien los dedos en las cuerdas del bajo. Ellos dos se sonrieron ampliamente, y se miraron con alegría. Otra vez estaba allí. Esa mirada. Era tan intima que me sentía un extraño.
Me aclaré la voz. Ellos dejaron de mirarse y desviaron la mirada hacia mi.
- No sabia que también sabias tocar el bajo, Frank.- le dije. Él bajó la mirada tímidamente.
-Bueno, empecé tocando el bajo, pero vi que no era lo mío… a si que empecé a tocar la guitarra.-dijo en un murmullo casi inaudible.
Frank me tenia confuso. Muchas veces era un chico carismático e incluso le veía cierta alma de líder, pero otras veces parecía un niño pequeño, lleno de miedos e inseguridades, al cual solo quería abrazar. No sabía que era lo que ocasionaba ese cambio, ni porqué. Frank Iero era todo un misterio.
-Y no se le da nada mal.- dijo Mikey, refiriéndose a como tocaba Frank la guitarra.
-No, los dos tocáis muy bien.- dije. La verdad habían sido una gran y grata sorpresa. Tenían una gran técnica y se estaban aprendiendo las canciones rápidamente. No creo que cualquiera de nuestros amigos lo hubiese hecho mejor que ellos.
Ambos se ruborizaron ampliamente.
-Bueno, ¿continuamos o qué? ¡La noche todavía es joven!- dijo Bert, cogiendo su guitarra. Frank miró su reloj.
-Yo me tengo que ir ya…. Entre semana no me dejan llegar a mi casa mas tarde de las nueve…- dijo Frank.
- ¿Las nueve?- se burló Bert, empezando a reírse a carcajadas. Vi como Frank se ponía rojo.
-Sí, bueno, yo es que…- empezó a balbucear, pero no salía nada coherente de su boca.
-Bert, cállate ya.- dije molesto, mientras le daba un manotazo en el brazo. A veces tenía un comportamiento muy infantil. Él me miró sorprendido, pero no replicó.
-Creo que va a ser mejor que terminemos aquí el ensayo, no tiene sentido que continuemos sin uno de vosotros.- dije, en parte por eso, en parte por calmar un poco el ambiente.
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-¡Vamos Bert!- dije, metiéndole prisa. Habíamos decidido pasar esa noche juntos en su casa. Normalmente no lo planeábamos, surgía muy espontáneamente. Pero últimamente no habíamos tenido ocasión. Y necesitaba sexo.
-Tengo que terminar de pasar estas partituras a limpio.- me dijo, sin levantar la cabeza de los papeles donde escribía.
-¡Lo puedes hacer mañana!- Me quejé.
-Espérame en mi casa, ahora voy. Si no, ¿Para qué tienes las llaves?- me dijo. Yo, cansado de discutir, asentí derrotado. Salí del local, cerrando tras mío la puerta.
Hacia mucho frío en la calle. Ya era octubre, y el invierno se empezaba a hacer notar.
Vi como Mikey y Frank se estaban despidiendo.
Se dieron un abrazo y cada uno se fue por una dirección.
-¡Eh! ¡Frank!- le llamé. Él se giró para mirarme.- ¿Dónde vives?- le pregunté. Al decirme la dirección, me di cuenta que me pillaba de camino a casa de Bert, así que le ofrecí que fuésemos juntos. Él asintió y empezamos a caminar juntos.
buena narrativa.
ResponderEliminarexcelente, me fascino el capitulo, y me alegra de sobremanera poder conectarme y ver que has publicado un nuevo capitulo. me encanto, me fascino, tu historia me tiene muy enganchada, cosa que no me pasaba hace un tiempo. Estupendo, esperare ansiosa la siguiente. Felicidades, y ya quiero saber que pasara con frank y gerard en esa caminata.
ResponderEliminarHola, primero discula la demora, pero he estado muy ocupada cerrando el año... lo bueno es ya me puse al dia.... y tambien quiero saber que pasa con franck.... jajajaja esta muy buena, un besote.
ResponderEliminarwow, muchas gracias por vuestros comentarios!! me hacen muy feliz, de verdad.
ResponderEliminarespero poder subir el 13 antes de que se acabe el año!
besooooos :D