Todavía me estremezco de terror al recordar aquella noche . Yo estaba en el balcón de mi casa, en un pequeño pueblo donde paso cada año las vacaciones. La tarde era espléndida e invitaba a salir a pasear, de modo que llené una bolsa con agua y un bocadillo y fui al bosque que había cerca del pueblo. Si me lo hubiese pensado dos veces, por lo menos hubiese ido a pasear por el pueblo como
hacía la gente normal… Ése fue, y siempre sería, el peor error de toda la mi vida.
Me adentré sin miedo alguno en el bosque, afortunadamente, de pequeño siempre había jugado allí, de manera que conocía prácticamente todo el bosque. Al cavo de mucho caminar, una espesa y extraña niebla comenzó a cubrir el bosque, la bruma era gris y tenebrosa, y cada vez se hacía más y más espesa, hasta llegar a un punto en que ya no veía nada más allá de mis narices.
Decidí seguir caminando todo el rato en línea recta, de ese modo tarde o temprano terminaría por salir del bosque. No fue hasta cuando ya casi había anochecido que la niebla, se había vuelto claro como el agua, pero había algo que me desconcertaba, y es que el bosque que ahora se abría ante mi era completamente desconocido, no recordaba haber estado nunca allí, en ése momento caí en el hecho de que no sabía como regresar, me había perdido. Me asusté, absolutamente nada me resultaba familiar ni en lo más mínimo. Un terrible escalofrío me recorrió la espalda. ¿Y si no llegaba a encontrar jamás el camino de vuelta?
Intenté sacarme aquella idea de la cabeza y me decidí a seguir andando.
Había oscurecido y la noche era cada vez mas fría, pensé que necesitaría un lugar caliente dónde pasar la noche, ya encontraría el camino mañana. De pronto, noté una presencia, no estaba sólo, había alguien más allí, vigilándome, miré a mi alrededor, atemorizado, pero la única compañía que allí encontré fueron las sombras de los árboles. Entonces escuché un chillido estridente, el sonido más horrible que escucharía jamás en mi vida, en seguida lo acompañaron más gritos, que sonaban cada vez mas fuerte. Con el miedo metido hasta en los huesos huí corriendo, y no detuve hasta que me encontré con una casa, era vieja y parecía estar abandonada. Aunque ofrecía un aspecto Horripilante, pensé que sería mejor dormir allí aunque tuviese pesadillas que morir fuera de frío, o algo peor, de modo que entré. Di unos pocos pasos, contemplando atónito aquélla polvorienta estancia que pretendía ser una casa.
De repente, la puerta se cerró con un golpe y un mar de voces inundó la habitación. No me costó mucho reconocer las mismas voces momentos antes habían hecho aquellos gritos espantosos, pero ahora no gritaban, no, se estaban riendo. Seguía sin poder ver quién las emitía, pero sabía que estaban allí por las tenebrosas carcajadas que me atacaban a los nervios y parecían salir de las paredes. Corrí asustado al piso de arriba, pero las risas me perseguían. Entonces, como si de una macabra pesadilla se tratara, las sombras de las paredes y muebles empezaron a moverse hacia mí. Fue en ese momento cuando vi que las voces no venían de las paredes, sino de esas espantosas sombras vivientes que se acercaban cada vez mas, las sombras reían y gritaban cada vez más fuerte a medida que se acercaban. Estaba completamente acorralado, no tenía escapatoria, hasta que, al fin, encontré una, la
ventana.
Sin dudarlo ni un instante me abalancé contra ella y la atravesé de un golpe, los cristales se me clavaban por todas partes, pero lo peor de todo fue el impacto. No era lo bastante alto como para ser una caída mortal, pero al caer, del golpe me rompí las dos piernas una oleada de dolor me cubrió por completo. No podía levantarme, a duras penas podía moverme, y el dolor me impedía ver y oír con claridad. De repente, miré hacia arriba, y la única cosa que me dio tiempo a ver fue como una sombra inmensa salía de la ventana y volaba hacia mí con un chillido que me heló la sangre.
Unos cazadores me hallaron al día siguiente con los labios morados, los ojos en blanco y expulsando espuma roja como la sangre por la boca. Uno de ellos vomitó al ver la horrible expresión de terror que presentaba en mi cara.
El forense dijo que probablemente sufrí un terrible ataque de pánico que causó el ataque epiléptico, pero que no podía explicarse qué podría haber causado el desgarre de mis órganos internos que causó la sangre en la boca.
Aunque fui enterrado en el cementerio de mi ciudad, no es allí donde estoy ahora, no y aún no sé que demonios son aquellas sombras, pero el caso es que ahora, despierto cada noche en la casa, rodeado de ellas, pero ya no gritan, ni ríen, ahora ellas son mis amigas, y juntos, esperamos noche tras noche que algún estúpido excursionista se pierda y termine en nuestra casa, como uno de los nuestros.
hacía la gente normal… Ése fue, y siempre sería, el peor error de toda la mi vida.
Me adentré sin miedo alguno en el bosque, afortunadamente, de pequeño siempre había jugado allí, de manera que conocía prácticamente todo el bosque. Al cavo de mucho caminar, una espesa y extraña niebla comenzó a cubrir el bosque, la bruma era gris y tenebrosa, y cada vez se hacía más y más espesa, hasta llegar a un punto en que ya no veía nada más allá de mis narices.
Decidí seguir caminando todo el rato en línea recta, de ese modo tarde o temprano terminaría por salir del bosque. No fue hasta cuando ya casi había anochecido que la niebla, se había vuelto claro como el agua, pero había algo que me desconcertaba, y es que el bosque que ahora se abría ante mi era completamente desconocido, no recordaba haber estado nunca allí, en ése momento caí en el hecho de que no sabía como regresar, me había perdido. Me asusté, absolutamente nada me resultaba familiar ni en lo más mínimo. Un terrible escalofrío me recorrió la espalda. ¿Y si no llegaba a encontrar jamás el camino de vuelta?
Intenté sacarme aquella idea de la cabeza y me decidí a seguir andando.
Había oscurecido y la noche era cada vez mas fría, pensé que necesitaría un lugar caliente dónde pasar la noche, ya encontraría el camino mañana. De pronto, noté una presencia, no estaba sólo, había alguien más allí, vigilándome, miré a mi alrededor, atemorizado, pero la única compañía que allí encontré fueron las sombras de los árboles. Entonces escuché un chillido estridente, el sonido más horrible que escucharía jamás en mi vida, en seguida lo acompañaron más gritos, que sonaban cada vez mas fuerte. Con el miedo metido hasta en los huesos huí corriendo, y no detuve hasta que me encontré con una casa, era vieja y parecía estar abandonada. Aunque ofrecía un aspecto Horripilante, pensé que sería mejor dormir allí aunque tuviese pesadillas que morir fuera de frío, o algo peor, de modo que entré. Di unos pocos pasos, contemplando atónito aquélla polvorienta estancia que pretendía ser una casa.
De repente, la puerta se cerró con un golpe y un mar de voces inundó la habitación. No me costó mucho reconocer las mismas voces momentos antes habían hecho aquellos gritos espantosos, pero ahora no gritaban, no, se estaban riendo. Seguía sin poder ver quién las emitía, pero sabía que estaban allí por las tenebrosas carcajadas que me atacaban a los nervios y parecían salir de las paredes. Corrí asustado al piso de arriba, pero las risas me perseguían. Entonces, como si de una macabra pesadilla se tratara, las sombras de las paredes y muebles empezaron a moverse hacia mí. Fue en ese momento cuando vi que las voces no venían de las paredes, sino de esas espantosas sombras vivientes que se acercaban cada vez mas, las sombras reían y gritaban cada vez más fuerte a medida que se acercaban. Estaba completamente acorralado, no tenía escapatoria, hasta que, al fin, encontré una, la
ventana.
Sin dudarlo ni un instante me abalancé contra ella y la atravesé de un golpe, los cristales se me clavaban por todas partes, pero lo peor de todo fue el impacto. No era lo bastante alto como para ser una caída mortal, pero al caer, del golpe me rompí las dos piernas una oleada de dolor me cubrió por completo. No podía levantarme, a duras penas podía moverme, y el dolor me impedía ver y oír con claridad. De repente, miré hacia arriba, y la única cosa que me dio tiempo a ver fue como una sombra inmensa salía de la ventana y volaba hacia mí con un chillido que me heló la sangre.
Unos cazadores me hallaron al día siguiente con los labios morados, los ojos en blanco y expulsando espuma roja como la sangre por la boca. Uno de ellos vomitó al ver la horrible expresión de terror que presentaba en mi cara.
El forense dijo que probablemente sufrí un terrible ataque de pánico que causó el ataque epiléptico, pero que no podía explicarse qué podría haber causado el desgarre de mis órganos internos que causó la sangre en la boca.
Aunque fui enterrado en el cementerio de mi ciudad, no es allí donde estoy ahora, no y aún no sé que demonios son aquellas sombras, pero el caso es que ahora, despierto cada noche en la casa, rodeado de ellas, pero ya no gritan, ni ríen, ahora ellas son mis amigas, y juntos, esperamos noche tras noche que algún estúpido excursionista se pierda y termine en nuestra casa, como uno de los nuestros.
Primero que todo, mil disculpas por la demora en el comentario, pero tuve una mala semana, ahora ya estoy de vuelta con el cambio de la marea, y he decirte, Felicitaciones un gran trabajo, el clima de suspenso que generas es impecable, y personalmente no salgo mas de excursión :-P
ResponderEliminarRecuerdo este relato y me encanta, mas que nada por el final es excelente :D Me alegra que volvieras a publicar historias autoconclusivas tambien.
ResponderEliminarY esta de mas decir que este genero es mi favorito. Felicidades :D
gracias a los dos, he pensado que entre capitulo y capitulo de zac el nigromante re-subiré mis viejos relatos de topfanfics (incluidos los de la desaparición de walloc)
ResponderEliminarPD: Además, así genero mas suspense con mi serie actual, que, a medida que avance me parece que cada vez los finales serán mas intrigantes >:)
Estupendo escrito, tu lectura se me hace ligera, cómoda, incluso adictiva por ese suspense tan bien planteado. Me has sorprendido Nomo aunque ya había podido comprobar tu arte en un capitulo suelto que leí de Zac (no recuerdo cual). Bravo.
ResponderEliminar