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viernes, 2 de diciembre de 2011

El jabalí y sus cucharas - PARTE 3


Estaba siendo una de las peores mañanas de mi vida. A veces, hay historias que requieren una pausa en tu cerebro, sean buenas o malas, por el simple hecho de indagarlas a fondo. No puedo asimilar según que cosas, y menos teniendo en cuenta que en ese momento tenía una pistola desafiando mi vida delante de mi puta cara. Tengo 24 años. No estoy preparado para esto. Habrá algún personaje robusto por el mundo que teniendo la muerte a un paso sus latidos no alteran en absoluto, pero no era el caso. Era yo quien estaba peleando entre la vida y la muerte. Y posiblemente muchas personas más en el mundo pero seguro que al menos ellos sabían el motivo. ¿Qué sabía yo? Nada en absoluto. Unos tipos enormes entraron en mi casa y ¡hualá!, sin entender una santa mierda estaba siendo amenazado de muerte. Que cosa tan curiosa. En fin, creo que poco a poco asimilé el asunto.

─mamaaaaaaarrgg ─gimoteé─, mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa....
─¡CÁLLATE ANORMAL!
─¡BANG! ¡BANG!
Tranquilos estoy bien. Sonaron unos disparos procediendo de la entrada . Luego escuché que caía algo en el suelo. Vaso de leche me miró y me dedicó una sonrisa burlona. Y señalando el pasillo me dijo:
─¿Has visto de lo que somos capaces?
No contesté. Y nunca había estado tan callado.
─¡Teta-Brik! ─gritó él─ ¿Quién era?
Silencio.
─¿Teta-Brik? ¿Qué coño estás haciendo?
Más silencio.
Y entonces escuchamos unos pasos aproximándose por el pasillo de la entrada. Pasos lentos, cautelosos. Vi miedo en el careto de Vaso de leche. Su rostro se le estaba poniendo pálido. Ya eramos dos. Empezábamos a ver la sombra proyectada contra la pared del pasillo. Cada vez más cerca. Eso puso nervioso a Vaso de leche.
─¿Quién anda ahí? ─soltó. Luego dejó de apuntarme y apuntó hacia el pasillo ─. Teta-Brik, si esto es una broma no tiene ninguna gracia. ¡DI ALGO JODER!
Ahora o nunca, pensé. Me armé de valor y me lancé encima de Vaso de leche, apretándolo con los dos brazos como una pinza. El arma se disparó y la bala impactó contra la pared. Luego cayó al suelo.. Puse todo mi peso muerto encima de él y empezamos a desequilibrarnos. Íbamos a caer encima de la mesa de cristal. Con un movimiento de pierna le hice la zancadilla y finalmente caímos encima de la mesa. El cristal se rompió en mil pedazos. Yo me pude levantar deprisa puesto que no me encajé dentro de la mesa pero Vaso de leche no tuvo tanta suerte. Se quedó con medio cuerpo dentro y medio fuera, como si se hubiera tirado en una piscina diminuta. Vaso de leche no se movía. Presentaba cortes por todo el cuerpo, y a su alrededor la sangre brotaba entre los cristales. Quizá lo había matado. A mí me dolía la pierna por haber impactado contra el borde metálico de la mesa. Pero ni un corte. Supongo que su cuerpo me sirvió de escudo. Que le jodan...
─Oye tú ─miré a mi alrededor en busca de esa voz. Y vi a un abuelete, con cabeza grande y ojos saltones, mirándome con una pistola en la mano.

1 comentario:

  1. WOW... mis felicitaciones, por fin toma valor el chico...me encata... muchas gracias por compartirlo...

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