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viernes, 30 de diciembre de 2011

El sueño de la bestia

189787_1767416417683_1007344439_31755121_587165_n.jpg (534×331)    El sueño que he tenido esta noche no es un sueño común, y posiblemente nunca reviviré algo similar, de esa manera, en siquiera libros de fantasía o terror. Un sueño así, merece ser recordado... escrito.
    Se trataba de un lugar apartado de cualquier rincón de este planeta, una ciudad de niebla intensa y poblado hasta más allá del horizonte de rascacielos. Pero había uno que predominaba y reinaba entre todos ellos: una oscura y alta torre.   Allí vivían en armonía los dos científicos más jóvenes y prometedores, un hombre y una mujer. El lugar estaba distribuido a partes iguales para sus estudios, pero el joven había decantado éstos hacia una rama de la ciencia más oscura y perversa. Orientaba sus investigaciones hacia unos fines más malévolos, si bien no dejaban de indagar en los secretos de su disciplina, se aventuraba a entrar en temas como la clonación de soldados, la creación de las más destructivas armas biológicas, o la mutación de seres cuyas especies estaban en peligro de extinción.
   Por otra parte, la joven mujer buscaba la cura a las más terribles enfermedades, estudiaba las potentes aleaciones producidas en el subsuelo, o trataba de descubrir el verdadero origen de la inteligencia. Un buen día, ella salió a dar un paseo.
    En unos jardines alejados, donde la niebla sería imaginaria, la joven científica caminaba por entre los caminos de hierba que habían cerca de un limpio río, cuyo sonido del agua la hacía pensar. Recordaba que tanto ella como su rival -y ex-compañero- habían cosechado un ingente número de reconocimientos públicos y premios, pero ninguno de los dos dominaba sobre el otro. Se decía a sí misma que no era lo más justo cuando, de repente, todo se volvió oscuro.
    Una niebla que no debía estar allí inundó el reducido pero bello paisaje. La joven mujer oyó unos pasos, pesados, cerca de ella, que hacían temblar el suelo. La silueta de una figura con cuernos, enorme y animalesca, se iba haciendo más clara ante sus ojos. En unos segundos, ya podía verse con nitidez: un animal peludo, con rostro de bestia aunque con facciones humanas, cuernos, y extremidades cortas pero increíblemente musculosas, se posaba de pie como un humano frente a ella, aterrorizada.
    La criatura habló en su lengua, con una voz muy grave, diciéndole que él era quien se llevaba consigo todo el mal que poblaba en un mundo conocido y por conocer, como castigo por haber sido él, en un lejano pasado, aquél que se llevara el bien por delante. Le dijo que ella era la única que podía ayudarle, ya que había adquirido una enfermedad humana, que era lo único que podía destruirle. Como favor, el buen corazón de la científica aceptó.
    Ella, los meses siguientes, los pasó trabajando arduamente en proyectos a modo de respuesta contra el que era, entonces, su enemigo. Él ganaba el doble de dinero con trabajos malévolos para las potencias mundiales más poderosas, y ella tan sólo podía hacer el bien promoviendo la biología, la química, y el resto de ciencias mediante sus estudios, de manera que perdía empleados, que se pasaban al otro bando. Su contrincante tenía un sueldo más atractivo para ellos. A ese mismo paso, todos los miembros de su familia eran asesinados encubiertamente por temas de herencia -contra lo que no podía hacer nada- o simples robos.
    Un mal día se quedó sin dinero, recursos ni empleados a su cargo: se arruinó, y todo por culpa de la maldad que la rodeaba. Pronto se volvió loca. Nadie la ayudaría. Así que la maldad se apoderó de ella también.
    Más pronto que tarde, la furia de su interior estalló y se decidió a entrar en aquella torre, de la que había dejado de formar parte, en medio de la noche, armada y con una garrafa por mano llena de gasolina. Su excusa era la justicia, pero quería venganza. A sangre fría, roció escaleras y pertas de toda la torre, asegurando un incendio en el que muchos traidores morirían.
    Cuando llegó al punto más alto, la oficina del más alto cargo, quemó también la única posible escapatoria: la puerta por la que había entrado. Cuando encontró a su víctima, ésta se había prevenido apuntándola también con un arma. Hubo un largo silencio en el cual las llamas devoraron gran parte del piso, y, sin que ellos lo supieran, de la torre.
  Rodeados por el abrasador fuego, una figura atravesó las ventanas, haciéndolas añicos, frente a ellos. Ella reconoció a la criatura que entraba en escena, peluda y con cuernos; él, tumbado en el suelo tras una dura caída, sólo la observaba horrorizado. La mujer, que tenía un aspecto afectado por la penuria, sonreía, pensando que quizá aquél monstruo haría justicia y le devolvería el favor.
   La criatura habló. Y de su boca, con dientas filados, salían las siguientes palabras:
  -Hoy, he salido de las profundidades buscando el mal, como me fue encomendado milenios atrás, cuando llegué a un infierno en el que no era bienvenido. Desde entonces, he aprendido que el mal no se soluciona con más mal, que la muerte sólo provoca más muerte. Hoy, venía por un alma malvada. Cabe decir que nuestras almas no son algo fijo, con lo que se nace igual que se muere. Nuestras almas pueden ser modificadas hacia el bien... o hacia el mal. Hoy, venía por un alma malvada, pero me llevaré dos.
    La expresión de la enloquecida mujer cambió por completo cuando la bestia se abalanzó sobre ell ay la golpeó, perdiendo ésta el sentido. Luego, pisó fuertemente al hombre en el suelo y, entre un grito ahogado, pareció entrar en un sueño del que no saldría jamás. La peluda criatura se llevó los dos cuerpos entre sus brazos y salió agitando unas alas que no se advertirían a simple vista. Se alejó hasta perderse en una difusa y oscura lejanía.
     Este sueño no sería curioso si no fuese porque yo era esa bestia.

4 comentarios:

  1. Ante todo lo primero... Te extrañe mucho, y me alegra volver a leerte con tan espectacular retorno... me encanto, simplemente genial, te felicito dejas una leccion impresionante, jamas encender fuego de abajo para arriba, juro que no lo olvidaré, era eso no?? jajaja muack....
    y tu la bestia woww...
    No nos abandones por tanto tiempo, me gustan tus historias.

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  2. Gracias trysha, recuerda que siempre estoy aquí.

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  3. Muy bueno, me gustó mucho como lo contaste y tu desarrollo. Espero leer más tuyos ;).

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