Lucía Handsom estaba en su clase de educación física, es el patio de su instituto en Girona. Era la última hora de la tarde, así que todos estaban agotados por el calor y el cansancio do todo un día de estudio. Pero a Luci no parecía cansarla nada (vale decir que usaba sus poderes oscuros discretamente para aventajar a sus compañeros).
En medio del partido de baloncesto, vio, a través de la verja del patio, a un chico de estatura media apoyado en una farola. El largo pelo negro le caía sobre la frente, aunque no llegaba a tapar esos inquietantes ojos esmeralda. Tenía las manos enfundadas en los bolsillos y observaba a la chica con una sonrisa pícara.
Luci abrió los ojos como platos, pero un grito del profesor la hizo volver al partido, aunque en ningún momento dejó de mirar al inquietante muchacho, ni él dejó de mirarla, y tampoco perdió su sonrisa al verse descubierto.
Cuando por fin terminaron las clases, ella dejó atrás a sus amigas y fue a paso rápido hacia su observador. De haberlo encontrado en la sede del sector catalán, lo habría saludado con una sonrisa, incluso con un beso, pero, sabiendo lo lejos que vivían el uno del otro, su sorpresa fue enorme. Se acercó rápidamente y, en un tono que parecía un intermedio entre sorpresa y enojo dijo:
-¡Zac! ¡Pero que demonios haces aquí!- Él se despegó de la farola y, sin dejar de sonreír contestó:
-Buenas tardes a ti también, Luci. ¿Qué sucede? ¿Un novio no puede tener el detalle de visitar a su
chica?
-Si para ello recorres noventa y seis kilómetros, pues puede parecer un poco raro.- Reprochó cruzando los brazos, aunque no pudo evitar que se le escapase una sonrisa en la comisura de los labios.
-Soy nigromante, tengo mis trucos para viajar. Además, en bachillerato tenemos las tardes de miércoles libres y me aburro.
-Ya, pues yo me iba a casa. Ya sabes que no salgo hacia el gremio hasta las siete.
-¡Genial! Te acompaño.- Y comenzó a seguirla.
Zac y Luci llevaban saliendo durante cerca de un año. Se conocieron al ingresar él al gremio. Luci era un año menor que él, pero descubrió sus poderes y entró mucho antes, aunque tardó más que Zac en terminar los entrenamientos. Poco después de la primera misión oficial de Zac, comenzaron a salir.
Después de un rato a pié, Luci gruñó, se convirtió en sombra y salió disparada. El muchacho soltó una alegre carcajada.
¿Una carrera? ¡Como quieras!- Hizo lo mismo y la siguió. A plena luz del día, la gente podía ver perfectamente a ésas dos manchas que se deslizaban a la velocidad del rayo, cruzándose entre ellas, a veces incluso trepando edificios para luego saltar delante del rival; pero con la velocidad que llevaban, cuando alguien miraba por segunda vez para comprobar que no le fallaba la vista, ya no estaban.
Al cabo de poco llegaron a una casita moderna de dos pisos. A través de la ventana de la planta superior, Zac vio lo que seguro que era la habitación de Luci. Entonces ella se materializó y lo observó con los brazos cruzados mientras éste emergía lentamente, con la misma sonrisa de antes.
-¿Te parece gracioso?- Todos sus intentos por parecer enfadada se evaporaban en su sonrisa.
-Mucho, jeje.
-Bueno, nos vemos en el gremio.
-¿No vas a invitarme a pasar?
-¿Estas loco? ¡Ni hablar! ¿Y si te ve alguien? Además ,tengo deberes.
-Nadie me verá. Vengaaaaaa.
Luci se lo pensó un rato.
-¿Que tal vas con raíces enésimas?- Zac se encogió de hombros.
-Mal, pero puedo fingir que se me dan bien.- Ella suspiró.
-Esta bieeeeen. ¡Pero que no te vean mis padres!
-¿No saben que eres nigromante?
-Lo saben, pero no saben que tengo novio, que conociendo a mi padre, es peor.- Entró y cerró antes
que el joven entrase.
-Una segunda entrada ¿eh?- Se paseó alrededor de la casa. Finalmente se detuvo y miró arriba. –
Sin problema.- Saltó propulsado por una nube negra y aterrizó sobre el alféizar justo cuando entraba
Luci, que le abrió para que entrara. Zac la ayudó a estudiar en lo que pudo hasta las siete. En más de una ocasión tuvo que desaparecer porqué alguien de la familia entraba al “creer” haber oído
voces.
Cuando el reloj tocó las siete de la tarde, Luci bajó para despedirse y Zac salió de nuevo por la ventana. Fuera, se transformaron y se dirigieron al gremio.
El edificio del sector catalán estaba en Sabadell, la ciudad de Zac, más o menos en el centro, pasado el teatro “La Faràndula”, frente a la librería Técnica, se alzaba la casa. El muro rodeaba toda la manzana. Era muy viejo y plantas trepadoras asomanban salvajemente desde el interior.
Los arcanos portones de madera hacía siglos que estaban perpetuamente cerrados, salvo para un
nigromante, claro.
Al entrar, sintieron, como siempre, que el espacio frente a ellos crecía. Ahora ante ellos se extendía un gran patio de hierba, (con muñecos de madera para practicar en la parte trasera), con un camino de piedra que llevaba dese la puerta hasta un gran edificio rectangular con una altísima torre en medio. (A pesar d ello, para quién trepase el muro o forzase el portón, sólo había un solar lleno de maleza.)
Al entrar, preguntaros si ésta estaba ocupada y fueron derechos a la sala negra, que ocupaba toda la mitad izquierda de la planta baja. La sala negra, el mejor lugar de entrenamiento de todo nigromante.
Consistía en una sala circular, con antorchas en las paredes. De cuatro lados opuestos de la pared, salían cuatro cadenas que se extendían por el suelo hasta el centro del hala, dónde convergían en la empuñadura de una espada clavada hasta el mango, e imposible de arrancar. Ése sitio tenía la particularidad de que, al cerrar la puerta, quedaba completamente a oscuras. Ninguna luz era capaz de alumbrarlo, pues las tinieblas allí cubrían cualquier fuente luminosa excepto las llamas azabaches
de las antorchas (que, al consistir en un conjuro, no eran reconocidas por la sala como luz). Algunos nigromantes decían que, por el simple hecho de usar la magia en ése místico lugar, el poder de uno aumentaba desmesuradamente, por lo que era un campo de entrenamiento muy popular. (además, en todo el mundo no eran muchos los edificios que contaban con sala negra)
-¿Listo?- La sombra de Luci se disolvió y formó dos cuchillas que cubrían sus brazos.
-Listísimo.- Zac materializó su espada y ambos se enzarzaron en un feroz duelo. Grandes chispas de desprendían de sus aceros al chocar, pero la oscuridad las consumía.
Después de cruzar sus armas un buen rato, son poder aventajar ninguno al otro, Luci se apartó, formó una reluciente esfera púrpura entre sus manos y la arrojó contra su novio, que hizo aparecer un gigantesco brazo negro del suelo para bloquearla y otro para atacar. Lucí evadió el gran puño con un movimiento grácil, casi danzando.
-Vale. ¿Te pones en serio? Pues yo también.- La chica extendió sus puños un segundo y los abrió bruscamente. Al momento, un mar de agujas oscuras salió del pavimento hacia Zac, que encontró el momento idóneo para su treta: Aprovechando el impulso para esquivar el golpe, adquirió una velocidad imposible y dibujó el pentagrama paralizante alrededor de ella. Pero cuando lo terminó Luci ya no estaba dentro. Apareció justo a su espalda, desarmada, con las cuchillas de nuevo en su sombra, pero no las necesitó: De un suave pero firme manotazo, empujó a Zac dentro y lo activó.
Ésta vez era Zac quien estaba cubierto de rayos púrpura, era él y sólo él quien era incapaz de moverse, ya fuera para defenderse o para huir. Lo último que vio antes que caer al suelo aturdido fue otra esfera púrpura yendo a toda velocidad hacia él.
-De vez en cuando podrías dejarme ganar ¿No crees?- Refunfuñaba mientras salían del edificio, en dirección al portón. Luci rió con ganas.
-Entonces ¿qué clase de entrenamiento sería?
-Ya pero el empujón ha sido trampa.
Ambos rieron hasta llegar a la puerta, dónde se fundieron en un cálido beso.
-¿Bienes al cine el viernes por la tarde?- Preguntó él cuando ya se iban.
-Está bien, quedamos aquí y me guías hasta el mejor cine que haya por aquí.
-El mejor.
Se dieron otro beso suave, se despidieron, y cada uno siguió su camino.
Que buen capitulo, me gusto mucho. Ciertamente no puede dejarlo ganar o no seria entrenamiento! el amor no funciona ahí.
ResponderEliminarMe alegra que hayas publicado la continuacion! espero el siguiente y tambien relatos autoconclusivos! me gustan mucho, felicidades.
PD: no habran mas relatos de walloc? eran varias historias independientes pero que tenian el mismo escenario en comun. bueno espeor el siguiente paciente :)
Mis disculpas primero por no comentar antes... y mis felicitaciones por este gran capitulo, yo tb pensé que lo iba a dejar ganar aunque fuera un poco... pero la verdad es como debe ser... una gran maestra... mis felicitaciones de nuevo y a mi... si se puede pedir me gustas tus relatos... como el anterior. besos.
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