BOWIE
Tenía un ojo azul y otro marron. Pequeño, peludo, tembloroso…sus puntiagudas orejas asomaban entre medio de las bolsas de plástico. Apenas oyó los ahogados sollozos que salían de la basura cuando tropezó con él. El basurero no daba credito a lo que veia: “Pobre, tan pequeño y ya lo han abandonado. ¡Pero mira que es bonito el jodio, menudas orejas tiene y que ojos tan extraños!”.
Raul, que asi se llamaba el hombre, no era el primer perro que encontraba abandonado en el basurero. Los habia visto de muchas razas, a veces cachorros, a veces viejos que apenas se mantenían en pie, maltratados, asustados, huidizos porque no sabían si aquel hombre que les tendia una mano les iba a acariciar o a pegar un golpe.
Normalmente solía llamar a la protectora, pero ese dia era el cumpleaños de su hija pequeña y decidió que aquel cachorrillo de pastor aleman de ojos extraños podia ser un buen regalo para ella y, encima, le iba a salir gratis.
Cogió al cachorrillo en brazos. Podía notar sus costillas a simple vista . Le dio agua y el perro bebió con ansia. Estaba muerto de sed. No tenía más que su bocadillo para darle de comer, asi que lo sacó y le ofreció un pequeño trozo. El perro se abalanzó sobre los dedos que le ofrecían ese suculento manjar y desde ese momento pensó que tal vez ese hombre no iba a ser tan malo como aquel que le separó de su madre cuando todavía no contaba ni dos meses. Ese hombre que lo obligó a subir al coche y que lo lanzó por encima de la valla del basurero y se olvidó de él para siempre. Suerte de las bolsas de basura que amortiguaron el golpe y evitaron su muerte inmediata, una muerte que tal vez no hubiera tardado en llegar de no ser por el bueno de Raul.
El hombre decidió llamarle Bowie, por el cantante cuyos ojos tambien eran diferentes. Buscó una caja que no estuviera muy sucia para acomodarlo dentro y pensó ponerle un lazo en el cuello antes de darselo a su hija. “Vas a ser el guardián de María” le dijo cogiendolo por las axilas. El perro pareció sonreir y le lamió los dedos.
Raul arrancó el camión de la basura y se dirigió a su casa. Había terminado su turno por esa noche. Se sintió feliz por haber encontrado a Bowie y creyó que su hija también lo estaría. Por un momento, pensó en todos los perros que había encontrado en el basurero o en los contenedores. Pensó que ellos quizás no habrían tenido tanto suerte como ese pequeño. Bowie tendría ahora una familia que le cuidaría y a la que tambien cuidaría él.
Felices Fiestas y buena entrada al 2012!!!
Pep'efuee (con la colaboración de mi tía Miriam)
