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-¿Cómo decías que te llamabas?
-No lo he dicho -respondía instintivamente, dejando a un lado su educación para centrarse en lo que le importaba -. De todos modos, aquellos que antaño me nombraron, ahora no son más que monstruos, sincorazón cuya alma ha sido devorada por el mismo diablo.
Seán quedó mudo y sonrió. No era una sorpresa aquella actitud, ya que el simple hecho de haber llegado al Bosque del Auxilio, debía tener una historia compleja detrás.
-Está bien, pero no podemos llamarte “chico sin nombre”. ¿Algún apodo?
-Puedes llamarme Navir, hay quien me llamó así.
-Está bien, Navir, yo soy Seán. Te informo de que, una vez aquí, no hay forma posible de salir, lo cual no hace falta, pues la vida en este lugar es... digamos, perfecta. Así que no, no eres un invitado. Has venido para quedarte.
<<He entrado tan fácilmente, sin apenas darme cuenta... ¿Por qué? ¿Cómo se llamará ella?>>.
-¡Anda, mira, por aquí llega esta gente!
Navir levantó la mirada y vio a tres personas venir caminando lentamente entre los árboles. Pero, cuando le vieron, delataron su interés por conocerle, ya que una nueva compañía había ahora entre ellos.
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-¿Cuándo has llegado? -decía una joven de cabello y ojos negros, hermosa en su plenitud.
-¿De dónde vienes? -preguntaba un hombretón, forzudo y alto, con mirada de soslayo.
-¿Cuál es tu nombre? -decía una voz prominente, joven y agradable. Seán intervino en este avasallamiento de preguntas, muy oportuna y sutilmente, refiriéndose a este último.
-Aidan, hermano, cenaremos pronto. Mientras nuestro nuevo amigo me ayuda con la comida, guardad las armas y ayudad con los preparativos, por favor.
-Está bien, hermano.
Los demás callaron e hicieron lo mismo. Navir, tomó aire.
-Todo esto es muy extraño. En el pueblo donde vivía todo era feliz, y de repente se convirtió en algo oscuro. Ahora, vivo en un mundo de fantasía del que no puedo salir.
-Tiempo al tiempo, chavalín, preparemos esto y vayamos a presentarte. Cuando Aidan y yo vinimos, ¡no había nadie! Qué cosas, y ahora una familia que cada vez se hace más grande... ¿Me pasas aquél cuchillo?
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Ya se habían reunido todos alrededor de aquella mesa, que era realmente el tronco de un árbol cortado, al igual que los asientos en forma de taburete. De estos, habían seis: uno para cada uno. Antes de sentarse, Seán habló.
-Quiero dar la bienvenido al nuevo miembro del Bosque del Auxilio, Navir -la voz de Seán expresaba alegría -. Y agradecerle que me ayudase a cazar y cocinar este apetitoso hilibarg. ¿Nos presentamos?
-¡Sí! -decían los demás. En pocos minutos se habían presentado: el hombre alto y musculoso era Neiflich, la mujer de cabello y ojos negros se llamaba Auria, y esa chica pelirroja tan bella, que asemejaba su misma edad, se llamaba Yuritz. Tras las presentaciones, todos callaron esperando que dijera algo. Sin pensarlo, desató sus pensamientos.
-Bueno, gracias por acogerme, a todos. Aprecio esta felicidad que emanan vuestros espíritus, pero no comprendo cómo puedo pasar una vida tranquilo después de lo que he vivido, este lugar debería formar parte de mi camino, en vida tengo mucho que hacer, debo liberar mi furia y vengarme. Quiero que me digáis si realmente no existe una salida. Por favor.
Pilló desprevenidos a sus supuestos compañeros. El ambiente, cambió como el fuego devora un papiro.
-Todos tenemos un pasado, Navir -decía Aidan, tras unos segundos de silencio -. Todos, como comprenderás ya, hemos llegado aquí por trágicos sucesos. Pero el Bosque del Auxilio nos da esperanza y satisfacción: lo que sucede afuera es algo aparte de nuestra vida. Se terminó el sufrir.
-¿Estáis huyendo, acaso? Quiero hacer justicia, tras estos árboles un dios maldito se apodera de la felicidad de muchos otros seres, y vosotros la tenéis aquí, escondidos, a cambio de nada.
-Ya hemos intentado salir todos -decía Yuritz -. Todos te entendemos y hemos vivido esa sensación de impotencia. Ero una vez llevábamos días caminando en vano a través del infinito bosque, todo se oscurecía y las criaturas se hacían más feroces. Entonces, cuando nos creíamos perdidos y destinados a morir, veíamos una luz muy intensa que nos devolvía aquí, a nuestro árbol, nuestro verdadero hogar. Todos lo hemos vivido. Eres libre de probarlo cuantas veces desees, pero no ahora: mañana habrá fuerza como para intentarlo. Ahora, cenemos.
Cenaron, con mucha normalidad y conversación, y fueron todos a dormir. Navir encontró una reconfortante cama, en la que se acomodó y cerró los ojos. <<¿Ella también está ciega? No me gusta nada, voy a salir de aquí... >>. Había
huido ya una vez de algo a lo que no podía enfrentarse. Ahora, eso
era lo que perseguía. Lo que él no sabía es que los bosques también pueden cobrar vida.
Entre bosques e islas anda la cosa... Será un experimento esto también? Muy bueno Iván!
ResponderEliminarMe encnata el mundo que creaste, es genial y lleno de detalles, te felicito, me gusta como describes a los personajes...
ResponderEliminarUn besote magnifico trabajo
excelente, los personajes, el mundo y la trama, me gusto mucho, espero el siguiente, felicidades.
ResponderEliminarMuy buen relato fantástico, ya me tienes intrigado con tu historia, soy fan. Bravo.
ResponderEliminarholaaa }
ResponderEliminarantes que nada quisiera felicitarte por el exelente trabajo en el concurso de hallowen
por otro lado te estado leyendo y me tienes con ganas de mas
saludes