
Corrí, nadé, volé cambie mi nombre, pensé ingenuamente que podría rehacer mi vida, perdí todo y mas, perdí hasta lo que no sabía que se podía perder, y en ese errático huir también me perdí, ahora que te vi mirándome al cruzar la calle, sé que el tiempo de hacer frente a los miedos ha llegado.
Recuerdo aun con estúpida emoción, cuando nos conocimos, parecías un ángel desvalido, un ser mitológico fuera de este mundo, quise curarte y me deje cubrir con tu luz, me acariciaste, me diste un nombre y me tomaste por tuya, para luego aplicar los más despiadados castigos, sádico, eso es lo que pienso de mi ángel ahora, y además, ahora recuerdo que los demonios también son seres fuera de este mundo
Pero el terror me gana y corro como loca hacia donde me siento segura, a suplicar auxilio, ya no creo en ángeles, ahora solo en demonios y hombres, un demonio hermoso y dulce, sigue siendo un demonio, y cuando un demonio te hace suya solo te salva el pertenecer a otro, huyo del viento, y me sumerjo en el mar, que sea el destino el que decida si he de enfrentar esto ahora, o en otro tiempo y lugar.
Los demonios nos vienen a nuestra medida, sino no serian nuestros
Gracias niño genio, al final y aunque no quieras siempre terminas siendo mi Ángel Guadian.
vaya relato pero pertenecer a un demonio no es del todo malo. un ángel seria algo extremadamente idealizado y con un demonio ya sabes a que atenerte en el futuro. Me gusto mucho, felicidades, besos.
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