El octavo pecado

Seis letras P-E-C-A-D-O, tan fácil de pronunciar, tan fácil de escribir, tan fácil perderte en él y tan difícil salir.

Estaba muy consciente de que cuando nuestras miradas se encontraron era mi fin, una a una comenzaron a hacerse realidad mis peores pesadillas. Me he vuelto la pecadora más grande del mundo, y como si se tratara del peor de los maleficios fui cayendo de a poco, pasando por esos infernales siete estados antes de darme cuenta de una gran verdad.

Lujuria

“Se considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual”

Lo nuestro solo fue algo del momento, nos miramos, sonreímos y basto para hacernos caer en este pecado. Éramos dos completos extraños pero la manera en que nuestros cuerpos se complementaban y se satisfacían mutuamente era aterradora.

Gula

“está marcada por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria”

Con encuentras cada vez más frecuentes, todos llevados a cabo en aquel pequeño cuarto de hotel. No alcanzo a pasar una semana cuando me di cuenta de lo hambrienta que estaba por tu cuerpo, podíamos estar toda la noche amándonos pero no era suficiente, aun deseaba más y tu también, nuestros encuentros fueros cada vez más salvajes y extenuantes, comencé a pensar seriamente en que era cosa de tiempo para que acabáramos convirtiéndonos en caníbales, amantes de la carne que nos ofrecíamos mutuamente.

Avaricia

“tan simple como un pecado de excesos”

Nos veíamos tantas veces a la semana pero aun así se me hacia eterna la espera, no quería aguardar cada noche para estuviéramos juntos, tu eres mío y yo soy tuya ¿acaso eso no es suficiente? Sin duda ya era hora de dar el siguiente paso: vivir juntos.

Quizás fue por el tiempo, las horas de unión desenfrenada que dábamos cada noche. Pero aun deseo más ¿Qué me faltara?

Pereza

“referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo.”

Al cabo de dos semanas se hizo evidente el desgaste en la relación, rara vez nos tocábamos, rara vez nos acercábamos, rara vez nos hablábamos, ¿acaso ya no te gusto?... te quedas por horas encerrado en la habitación con la excusa de “trabajar”, pero no es cierto, solo permaneces sobre la cama retraído en tus pensamientos, ¿Qué es lo que estoy sintiendo ahora?

Ira

“puede ser descrita como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enfado. Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y hacia uno mismo”

La situación ya es insostenible, me irrita tanto el verte ahí, como si fueras un jodido fantasma rondando por la casa, no me miras, no me hablas, ¿acaso tienes a alguien? Claro que si, maldición ¡no puedes dejarme!, vamos a cumplir un mes juntos y ya me estás engañando ¡MIERDA! Esto no se va a quedar así.

Envidia

“Como la avaricia, la envidia se caracteriza por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes razones: Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta”

¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! No puedo creer lo que estoy viendo, tú y… esa maldita mujerzuela, ¿Quién se supone que es esa zorra? Más le vale que no se acerque a ti o te juro que se arrepentirá el resto de su jodida vida.

Me observo al espejo (al que llevo horas gritándole) ¿Qué demonios tiene ese mujerzuela que yo no tenga?

Soberbia

“es considerado el original y más serio de los pecados capitales, y de hecho, es también la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros.”

Es imposible que esa zorrita le guste más que yo, o sea… es cosa de mirarme para darse cuenta que soy mucho mejor que ella, esa maldita zorra no me quitara lo que es mío.

Vuelvo a seguirte encontrándote con esa mujer pero está vez me acerco, yo soy mucho mejor que ella y te lo voy a demostrar.

Me miras estupefacto al ver como capturo tus labios es un apasionado y delicioso beso, la zorra frente a nosotros me mira sonrojándose, le dedico una sonrisa victoriosa.

-piérdete zorrita, la única mujer para vincent soy yo, tú ni siquiera alcanzarías el estatus de su perro-

Me lo llevo de ahí victoriosa, él es mío, no hay mejor persona para estar junto a vincent que yo… claro que sí.

Nos quedamos a solas en la habitación principal de nuestro hogar y comienzas a reírte, te miro entre molesta y curiosa, no te he dado razones para reírte, ni siquiera he dicho algo.

-nunca vas a cambiar tesorito- ¿de qué hablas?- pues bien, la zorrita que ahuyentaste es mi hermana mayor- ¿Qué…?- quería darte una sorpresa- ¿sorpresa…?- veras yo… me gusta que estemos juntos y… le pedí a mi familia que viajara del extranjero para que los conocieras, por favor Alice… acepta esto como muestra de mi amor-

Me enseña una pequeña cajita roja, vaya sorpresa me encuentro al abrir, es un precioso par de anillo, ilusiones… con la promesa de que algún día (muy pronto) nos uniremos en un lazo que jamás podrá ser roto.

-¿te convences ahora cariño?- idiota… no sabes lo que preocupada que estaba…- perdón-

Nos besamos y esbozo una sonrisa. Estás semanas han sido un infierno, de seguro ya pase por todos los pecados capitales, un nuevo record, pero que puedo decir, el amor es así. Sin duda quien creó los pecados capitales olvido el octavo… el pecado más maravilloso, traicionero, ilusorio y vilmente dulce: El amor.