La venganza que comenzo como tu venganza

Sonrisa deslumbrante, labios apetecibles, un cuerpo de muerte y una gran capacidad para aceptar cualquier invitación de quien deseara tenerlo y hacerlo tuyo. Así se pasaba sus días (o los que le quedaban) jugando, tocando, siendo tocado, siendo besado, besando, un sinfín de caricias que concluían en el acto más predecible (tomando en cuenta que estaban con unos grados de alcohol en la sangre considerables).

Comenzó a llamar mi atención a la segunda semana, era toda una maquina sexual, ¿acaso no se cansa? Una hora aquí y luego haya, haciéndolo o dejando que se lo hicieran. No comprendía nada de nada, o sea… ya es fuera de lo común que le gusten los hombres pero dejando que se lo hagan y haciéndolo, tiene que haber un límite ¿no?

Mi curiosidad fue más fuerte y le pregunte él porque de su actual, está en mi naturaleza ser curioso y su respuesta me dejo de piedra. Seguidamente me llevo al privado de atrás y comenzó devorar mis labios con recelo.

Un año después…

Por la mañana fui a ir al bar y me quede en la barra cabizbajo, aun revoloteaba en mi mente la respuesta de ese sujeto. ¿Por qué actuaba así?, vaya, que tenía una razón. Mi mente comenzó a recordar los hechos de una distante noche.

“me arrojo sin delicadeza alguna sobre el sillón, mientras abría mi camisa. Intente apartarlo pero el muy desgraciado era fuerte.

-no le voy a ese lado- ¿y qué? ¿O acaso lo negaras?, todos los heteros como tú son iguales, ven un cuerpo como el mío y se les alborotan las hormonas- ¡no me gustan los hombres!- ¿y porque dejaste que te besara?- yo…- admítelo, eres un maldito marica, he aquí un regalo- mordió su labio con fuerza y luego hizo lo mismo con él mío, sellando su boca sobre la mía, donde nuestra sangre se mezclo y el sabor metálico inundo mi boca, hasta que la falta de aire nos hizo separarnos- disfrútalo, jodido marica-“

Abrí los ojos volviendo a la realidad y me bebí la copa de vino pidiendo otra, el cantinero me miro extraño, normalmente solo me tomaba una cerveza y me iba a casa luego de unas horas pero hoy fue diferente, bebí hasta emborracharme.

-¿Qué te ocurre?, no sueles beber para emborracharte- tengo que celebrarlo-… no de nuevo- hoy se cumple un año desde que ese bastardo me contagio el sida- oye… sabes que él ha vuelto ¿cierto?- no lo sabía…-

Me indico hacia atrás y vi a ese sujeto junto a otro hombre… ahí estaba el maldito que había arruinado mi vida, me contagio esa maldita enfermedad. ¡Ahí estaba, burlándose de mí, él maldito homofóbico que contagia maricas por diversión!

Me levante de mi lugar y camine hacia él tambaleándome, me observo sonriendo y se levanto hasta quedar frente a mí.

-hola, te ves muy bien, mariquita- no tanto como tu- ¿te gusto mi obsequio? Olvide preguntarte la última vez que nos vimos- sonreí irónicamente- Me encanto, yo también te tengo algo-

Lo abrace y luego me marche del lugar, cuando atravesé el umbral del bar escuche los gritos y como llamaban a la ambulancia pero era tarde… ese maldito hetero homofóbico con sida… ya es historia.