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martes, 29 de noviembre de 2011

Perdida en Meyer

EDWARD!
Él estaba aquí. Este era el lugar donde yo estaba destinada   estar y yo podía sentir directamente a mi corazón latiendo desbocado, y se extiéndase por todo mi cuerpo. Hice todos los deberes obligatorios. Fui a la oficina. La Sra. Cope estaba allí para observar y darme mis papeles. Su pelo rojo se balanceaba graciosamente mientras hablaba  apresuradamente. Me quedé mirando a mí alrededor con ojos de halcón tratando de atrapar una de las primeras imágenes de la escuela en la cual había deseado estudiar.

Me enviaron a la parte  final de la clase del  Sr. Mason. Bella se  incomodó de tanta atención. En cambio Puedo  asegurar que me gustó mucho,  inclusive me encantaba  este día. Aunque yo sabía lo que iba a
suceder. Todos los estudiantes boquiabiertos con expresiones, y mandíbula floja de la curiosidad, y haciéndome preguntas estúpidas  una y otra vez.

Después tuve Trigonometría, inglés y Español. Yo estaba  empezando a impacientarme, hasta que al fin conocí a ambas  chicas, Ángela y Jessica. Después de haber encontrado a mis dos amigas al instante me sentí más
cómoda y a gusto. Yo sabía que estaba a bien encontrar a  alguien con quien  pasar el rato.
Jessica tenía luces en su  cabello castaño, rizado y una  insulsa e insípida  expresión que constantemente me canse de responderle cada una de sus preguntas.


 Pero todo  fue  más difícil durante el almuerzo, sin embargo, no podía quitarme de la cabeza una cosa, Edward. Mi cabeza dio vuelta con impaciencia. Mis pensamientos no se  pudieron resolver. Allí  estaban, los vi sentados en el extremo opuesto de la cafetería. ¿Cómo me había perdido su entrada?, yo no lo sabía. Sin embargo, se sentaron, como cinco ángeles, entre el mar de los mortales. Yo quería esconderme  de su belleza, pero era como una luz de gloria, que brillaba fascinante para  mí. Uno en particular me llamó la atención. Ahora sé que tenía que preguntar, "¿Quiénes son?" Pero yo estaba tan perdida mirando
que no podía ayudarme a mí misma, gracias a  Edward. Él estaba allí. Su pelo de bronce ingeniosamente  en mal estado alrededor de su rostro pálido, perfecto. Sus pómulos altos fueron muy bien moldeados, y sus ojos oscuros y negros,  estaban aburridos y desinteresados en su entorno. Él olía a desprecio.

- Ese es el Cullen - dijo Jess cuando se dio cuenta de la dirección de mi mirada.
 Al igual que en el libro, Edward miró hacia arriba. Miró primero a Jessica, luego a mí, luego se retiró rápidamente. Yo sabía que iba a venir. Yo sabía que él acababa de ver a Bella como cualquier otro mortal no valía la pena. Sin embargo, aún me dolía  su mirada. Me dolió, porque yo lo amaba, durante tanto tiempo que me sentí  rechazada.
Jessica y Ángela empezaron a hablar de ellos. Sin embargo, yo no me atrevía a preguntar o animar la conversación. Todo lo que podía hacer era mirar  su perfección. Todo lo que podía pensar era en lo increíble que todos eran, y cómo no podía esperar a ser uno de ellos. Mi espíritu sólo se mantuvo fuerte a sabiendas de que, en la próxima clase  iba a venir. Traté de no pensar en nada, solo en mis amigos. Si yo me detenía a pensar en él, solo me darían  ganas de llorar. Una parte de mi estaba pensando queautomáticamente el  sabría que yo era diferente. Eso me encantó.

Ni siquiera él mismo sabía porque de muchas maneras, yo sabía  su verdad. Solo yo sabía en este lugar, cuál era su verdadero yo.


 Ángela me mostro  la Biología. Como era de esperar, dejó que me sentara en el fondo. Sólo había una mesa libre junto él. Pasé por el pasillo con mi permiso, al igual que Bella había hecho y espere  el momento en que Edward  se alterará gracias a mi esencia.
Debo haberme equivocado, porque estaba sentado, tranquilo y sereno en su asiento, sin prestar ninguna atención  o reparo en mí.
El Sr. Banner firmo mi hoja y me fui a sentar junto a él.
Todavía no estaba reaccionando  o reparando en  mí,  en lo absoluto.
¿Era mi olor fuerte? ¿No era yo hoy irresistible?

Por lo menos no puede escuchar mis pensamientos, me dije. Lo miré mientras miraba hacia abajo en su libro, ignorándome por completo. Esto  estaba pasando como tenía que ir. La frente arrugada por la frustración. Se suponía que debía estar tratando de no matarme ahora mismo. No que  quisiera   matarme, más bien fue un acontecimiento  óptimo, pero se supone que esto era lo que tenía que pasar, que demonios está pasando.
Él ni siquiera se  veía  incómodo. Se suponía que  debía repugnarle mi perfume, tenía que querer chuparme la sangre, y luego irse a pasar el rato.
Denali, pensé. ¡Estúpido vampiro! ¿Por qué no haces lo que supone que debes hacer?

Lo miré una vez más. Por último, vi algo parecido a él. Sin embargo, no parecía  que estaba tratando de matarme. Parecía completamente
asombrado.

Dios mío, pensé, puede leer mi mente, después de todo... Y luego  me miró como si realmente quería matarme. Y no en el buen sentido, tampoco. Pero no podía dejar de mirarlo sin tener en cuenta, por qué. No, es que Edward estaba divinamente hermoso. No se trataba sólo de que pareciera la estatua de un dios griego, sexy, extremadamente sexy diría yo. No sólo era vergonzoso, ycompletamente encantador  mirarlo cada segundo de cada día. No es sólo  lo que yo había estado tratando  de imaginarme en mi cabeza durante años, y había estado esperando ansiosamente para finalmente reunirme con él,  desde que camine por esa bendita puerta.
Es que él era cien veces mejor  de lo que la imaginación pudo crear, más bien mi imaginación lo hacía lucir patético, más bien mi imaginación era patética. Me quejaba siempre por la forma en que Bella, se había puesto en relación con Edward. Yo pensaba que era porque le faltaba la confianza. Que era simplemente muy humilde y consciente de su belleza.


 La verdad es que Edward era  brillante, el color del fuego en un mundo que estaba oscuro, pálido y húmedo. Era como verlo por primera vez. Cada vez que mis ojos no estaban con él, me sentía como si el mundo era un lugar mejor. Cada vez que lo miraba, mi entorno se convertía en
brillante y alegre de nuevo. Fue glorioso. Ahora entiende lo difícil que fue para Bella a dejarlo  de ir, y realmente pensar en otra cosa. No sé cómo lo hizo, porque era imposible de ignorar.

Incluso cuando él estaba mirándome con furia. Me di cuenta que él no tenía sed. Aunque tenía los ojos negros como el carbón, no me miraba como si yo fuera algo de comer. Él me miraba como si yo fuera la única persona que podría destruir todo lo que le importaba. Y en su   evaluación, tenía razón. Yo sabía todos sus secretos. Yo era  la que sabía lo que él, y el resto de los Cullenno querían  que nadie supiera. Yo era peligrosa, porque sabía lo que realmente eran.

A medida que estos pensamientos se agolparon  en mi mente, me acordé de que estaba demasiado a la  vista. Cada vez más agitada, como yo pensaba en las cosas que se suponía que no debía saber.
Sí, pensé, sé que estás sediento porque tú estás tratando de ayudar a Jasper con su autocontrol. Sus ojos se abrieron un poco y tuve una sensación breve, culpable de satisfacción. Bella siempre había estado tratando de averiguar los secretos de Edward, tratando de mantenerse al día con él, pero siempre se quedaba atrás. Yo no. Yo sabía todos sus secretos. Era él quien estaba en la oscuridad y en la  confusión. Ahora su expresión me estaba asustando, me estaba mirando raro y estaba torciendo su cuello. Melanie no te asustes todo está bien.
Yo no voy a decir a nadie lo que eres. Lo juro.  Volvió a poner sus ojos lejos de mí con disgusto.  Esto era vergonzoso para mí, traté de escuchar la intervención del profesor. Fue una tarea inútil. Como se podía prestar atención, con un furioso y enojado Edward a mi lado. ¡DIOS! se veía irresistible. 
Me imaginé saliendo al pasillo con él,  mientras él me metía en el cuarto de las escobas, y me ponía contra la pared, con los brazos fríos y, fuertes empujando mis hombros hacia atrás, mientas me besaba ferozmente.

- ¡Uy!, lo siento Edward, pensé. - Yo no podía creer que acababa  de  tener una loca fantasía  como esa, al lado del mismito Edward, mientras él podía leer mi mente, recuerdo como odiaba a Jessica por eso, y creo que ahora me estaba odiando a mí. Creo que me asusta como me está mirando, como si en cualquier momento quisiera arrancarme la cabeza ¿Cómo pude ser tan estúpida? Yo no soy Bella, no pensamos igual o sea, no tenemos el mismo don.

1 comentario:

  1. Me encanta... me encanta me encanta jajajaj me reí mucho con la forma de ser de la protagonista, me recordó a alguien jajajaj
    TQM besos.

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