Bueno no se me dan bien los principios de las historias, pero he invertido tiempo, y esfuerzo en este, solo es un prologo que puede que no llegue a mas pero aquí lo dejo.
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Suena a lo lejos una canción, es solo un pequeño rumor en la lejanía, que se va acercando poco a poco, envolviéndome en su melodía, el retumbar de las cuerdas del bajo me encierran, la canción está por todos lados, no hace más que subir su volumen hasta que se me hace imposible aguantarla, abro los ojos, los rayos de luz del móvil me desgarran las retinas, la música sigue estando en el ambiente, mis ojos se adaptan poco a poco a la luz , y consigo ver lo que parpadea en la pantalla, un reloj de arena dando vueltas y un “ 7:00” muy grande, no es más que el despertador, lo apago e intento levantarme, pero mi cuerpo se niega , quiere seguir en la cama, robo unos minutos preciosos a la almohada. Tras esos minutos preciosos minutos, reúno un poco de voluntad y consigo hacer que mis músculos me obedezcan, abro la persiana de mi habitación, lluvia y más lluvia, las gotas golpean furiosamente contra el cristal, tres días lleva sin parar, una lluvia extraña, de una coloración lila, de sabor amargo, tres días y tres noches las extrañas nubes de tonos lilas y violetas encapotan la ciudad. Observo la calle a través del cristal, un hombre que se protege de la lluvia con su paraguas oscuro, que intenta sortear los charcos que inundan la calle sin demasiada eficacia, una niña pequeña salta por la acera salpicando a su alrededor mientras los coches van pasando uno tras otro por la estrecha calle. Me pongo mis pantalones negros y mi camiseta oscura, me pongo la pulsera de acero en mi mano derecha, dejo descansar mi anillo en uno de mis dedos mientras me dispongo a bajar las escaleras para tomar el desayuno, entro en la cocina, el aroma a tostadas y huevos me remueve el estómago, no tengo hambre, paso de largo, cojo mi mochila y mi cazadora, me dispongo a salir a la calle, pero unos pasos lentos y firmes a mi espalda me hacen detenerme.
- ¿No piensas desayunar nada Tannin?-me recrimina mi madre-.
- No tengo hambre.
Suena a lo lejos una canción, es solo un pequeño rumor en la lejanía, que se va acercando poco a poco, envolviéndome en su melodía, el retumbar de las cuerdas del bajo me encierran, la canción está por todos lados, no hace más que subir su volumen hasta que se me hace imposible aguantarla, abro los ojos, los rayos de luz del móvil me desgarran las retinas, la música sigue estando en el ambiente, mis ojos se adaptan poco a poco a la luz , y consigo ver lo que parpadea en la pantalla, un reloj de arena dando vueltas y un “ 7:00” muy grande, no es más que el despertador, lo apago e intento levantarme, pero mi cuerpo se niega , quiere seguir en la cama, robo unos minutos preciosos a la almohada. Tras esos minutos preciosos minutos, reúno un poco de voluntad y consigo hacer que mis músculos me obedezcan, abro la persiana de mi habitación, lluvia y más lluvia, las gotas golpean furiosamente contra el cristal, tres días lleva sin parar, una lluvia extraña, de una coloración lila, de sabor amargo, tres días y tres noches las extrañas nubes de tonos lilas y violetas encapotan la ciudad. Observo la calle a través del cristal, un hombre que se protege de la lluvia con su paraguas oscuro, que intenta sortear los charcos que inundan la calle sin demasiada eficacia, una niña pequeña salta por la acera salpicando a su alrededor mientras los coches van pasando uno tras otro por la estrecha calle. Me pongo mis pantalones negros y mi camiseta oscura, me pongo la pulsera de acero en mi mano derecha, dejo descansar mi anillo en uno de mis dedos mientras me dispongo a bajar las escaleras para tomar el desayuno, entro en la cocina, el aroma a tostadas y huevos me remueve el estómago, no tengo hambre, paso de largo, cojo mi mochila y mi cazadora, me dispongo a salir a la calle, pero unos pasos lentos y firmes a mi espalda me hacen detenerme.
- ¿No piensas desayunar nada Tannin?-me recrimina mi madre-.
- No tengo hambre.
- Toma esto por si tienes hambre-mientras me lanza con una sonrisa en la boca algo envuelto en papel de aluminio- te he hecho un bocadillo, cómetelo cuando llegues al colegio.
Salgo a la calle sin despedirme, cerrando la puerta detrás de mis pies, la lluvia empapa mi cazadora mientras camino en dirección al colegio, es mi última semana en la E.S.O., una semana y ya no tendré que ver más a esas personas que comparten mi aula, que me insultan y me desprecian, que me odian y me golpean, los odio, los odio a todos.
Voy caminando en dirección a la escuela mientras paso por delante de las tiendas y bares que llenan las calles, me detengo delante de la pequeña montaña que hay a mitad de camino a la escuela, siempre que paso por aquí me viene la añoranza de tiempos pasados, cuando era pequeño y corría y jugaba entre los árboles, bendita inocencia. Mientras la añoranza se adueña de mi, un objeto cruza a gran velocidad los cielos, provocando un sonido agudo, llama mi atención y lo observo sin saber muy bien de que se trata, el objeto se dirige en mi dirección, cada vez más cerca, el sonido agudo se hace cada vez más fuerte, el objeto vuela cada vez más bajo, y más rápido, el sonido agudo es insoportable, se me mete en la cabeza, no puedo evitar taparme los oídos y los ojos, para intentar evadirme de la situación, a los pocos momentos el sonido agudo desaparece, dando lugar a un sonido grave, como cuando una peloto da básquet golpea el suelo, pero mucho más fuerte, para causar un silencio sepulcral acto seguido, abro los ojos, destapono mis orejas y observo a mi alrededor, del punto más alto de la montaña se puede ver un hilillo de humo negro alzarse mientras una leve brisa lo hace esparcirse y desaparecer. Miro a mi alrededor, la calle está vacía, no pasan coches, ni peatones, en los bares no hay dueños ni clientes, las tiendas vacías, solo esa lluvia amarga yo y el artefacto en la cima de la montaña, busco a alguien entre las calles, una persona que lo haya visto igual que yo, solo encuentro mi reflejo en un charco de agua.
Me dispongo a subir a la montaña, a su cima, al lugar donde “eso” ha caído, el nerviosismo se apodera de mí, saco mi anillo y empiezo a juguetear con él entre mis dedos, a medida que avanzo mi corazón se acelera, mi manos comienzan a sudar, mi anillo se mueve cada vez más rápido, pasando de una mano a otra, la curiosidad y el miedo se entremezclan con el nerviosismo, a escasos 5 metros consigo verlo, una roca, no muy grande, puede que un metro de largo por no más de 15 centímetros de alto, con apariencia cilíndrica, con una obertura en uno de sus puntas, una superficie rugosa, de color oscuro, pero con las mismas tonalidades que las nubes de estos días, la lluvia provoca que un humo negro salga de “ eso”, seguramente esté muy caliente, las piernas me tiemblan, como las cuerdas de una guitarra, me quedo quieto, callado y en silencio durante algunos minutos, finalmente avanzo, la curiosidad vence a mi miedo, mi anillo sigue jugueteando entre mis dedos, cuando estoy a escasos centímetros de la boca de la piedra, mi anillo se resbala entre mis dedos por al agua de la lluvia y el sudor de mis manos, cayendo en el orificio, se escuchan sonidos metálicos, el rodar del anillo por las paredes pero poco a poco el sonido se apaga, en ese momento meto mi mano derecha en la roca, decidido a recuperar mi anillo, más por instinto que por razonamiento, en el momento que meto la mano hasta el codo, consigo tocar el anillo con la yema de mis dedos, pero en ese mismo instante noto como ese anillo se deshace entre mis dedos, convirtiéndose en un líquido viscoso, mientras siento el fluir del líquido entre mis dedos las paredes se cierran, atrapando mi brazo dentro de la roca, mi pulsera de acero se derrite de la misma forma que lo ha hecho el anillo, tengo miedo, mucho miedo, intento gritar, pero no puedo, no sale ni una simple palabra de mi garganta, en ese momento un frio invernal rodea el ambiente, la roca se hace más clara y el humo deja de ser negro para pasar a ser azul, un azul helado, un humo frío como el hielo, poco a poco el frío va calando en mis huesos, el agua de la lluvia se convierte en escarcha en mi piel, en ese instante una corriente atraviesa mis dedos atrapados y sube lentamente por mi brazo, el dolor es insoportable, intento gritar, moverme, pero todo es inútil, la corriente sube hasta mi codo, entonces aparece el calor, un calor intenso, que se mueve en mi brazo atrapado, me mareo, el dolor me nubla la mente, todo me da vueltas, todo pierde su color, se difumina, se oscurece todo, y caigo inconsciente.
definitivamente debes y tienes que continuarlo por favor, la ultima parte me deja demasiado expectante de lo que ocurrirá, definitivamente quiero y debo saber que pasa después, espero la siguiente, muy muy pacientemente, felicidades.
ResponderEliminarSimplemente Genial...me encanta, no puedo creer que no siguieras, mil gracias por compartirlo y un besote...
ResponderEliminarPor cierto lo que mas me ha gustado es la forma en que describes al personaje, desde el que no quiere levantarse hasta la forma en juega con sus manos,maravillosamente logrado, un besote.