...y sí, si me preguntáis de nuevo por ello, os diré que al final la dejé marchar mientras yo me limitaba, sentado sobre el frío suelo, exhausto y trastornado, a observar cómo sus esbeltos tobillos, apenas surcados por imperceptibles venas azules, se elevaban una y otra vez al compás del sedoso posar de sus plantas desnudas sobre las baldosas húmedas.
Me dio también tiempo a recrearme en la fantasmal visión de su vaporoso camisón casi translúcido, flotando levemente sobre unos pechos tersos y soberanos cuya tensión alteraba apenas la perfección de la piel de su espalda, sobriamente musculada y tan blanca.
Pero lo que realmente me hizo tomar la decisión, fue ese último escorzo que, sin detener el hipnótico vaivén de las caderas suaves y rotundas, delineó su cuello mientras giraba a medias el rostro para mirarme a los ojos desde debajo del imposible voladizo de sus pestañas tan negras como mi pena. Así fue: la dejé marchar y luego me pegué el tiro en la sien. ¿Me dejáis entrar ya?
Mis felicitaciones Gandalf, maravillosas descripciones, por un momento solo lograba visualizar el hipnotico vaiven de un camison translucido que se alejaba, y un final increible, espero que la pregunta no sea a sus lectores, porque usted no necesita permiso para entrar, esta es su familia Literaria, no lo dude, y esperabamos por usted. en otras palabras, no puede pedir permiso para entrar, porque siempre a estado dentro.
ResponderEliminarUn besote...
Gracias Try, ...realmente me imagino al malogrado protagonista más bien a las puertas de alguna suerte de...purgatorio o infierno??
ResponderEliminarGracias por el calor...
Ardiente...
ResponderEliminarAl infierno por pecador? Y yo que te creía más modosito... I like it!! ;D
Thanks my dear! Waitin´for something new from you! Ksss
ResponderEliminarGive me a second please... I won't let you down (I hope...)
ResponderEliminarvaya! que relato has escrito, me encanto, felicidades.
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