Ya pasado algún tiempo desde que le vi por última vez, aun lo veo aunque esté ausente, lo encuentro en el trigo, lo escucho en el viento, fui domesticado, pero lo fui porque yo quise serlo, la domesticación es una cosa demasiado olvidada, como algunas palabras hermosas, bienhallada por ejemplo, una de mis preferidas, olvidamos las practicas más honestas, las palabras más hermosas, los sueños más puros. Crear lazos es algo que en este tiempo no se estila, el tiempo es escaso, crear lazos implica dedicación, afecto, paciencia, virtudes próximas a perderse como mi palabra preferida, por mucho tiempo anhelé ser domesticado, que las cosas en el mundo dejaran ser de ser simples, necesitar a alguien y ser necesitado, ser único en el mundo a los ojos de alguien y que alguien lo fuera para mí.
- Por favor domestícame, fue mi suplica, me miró sin comprender, ¿por qué alguien querría ser domesticado si a la larga siempre producirá dolor? y agregó, pero no tengo mucho tiempo, conóceme dije yo, pero solo se conoce lo que se domestica, los hombres ya no tienen tiempo, todo lo compran hecho - ¿Quieres ser mi amigo?, domestícame (si soy un poco insistente, sobre todo con lo que es importante para mí, y algo en mi interior me decía que este niño sabio lo era). Después de todo aceptó el desafío, al principio se acerco lentamente, y espero, poco a poco me fui acercando yo, sentándome cada día un poco más cerca, hasta que me deje acariciar, envolver y jugué.
Establecer una rutina no es algo fácil, el reunirse siempre a la misma hora es un complejo desafío en estos días, más para un hombre y alguien como yo, pero aun así se hizo el tiempo y me domesticó.
Recuerdo claramente lo que dijo a las rosas la última vez que lo vi, ahora lo comprendo, una persona que me ve, no nota la diferencia, me ve igual a cientos de otros como yo, y sin embargo yo sé que ÉL podrías reconocerme entre un centenar de hermanos, y yo… yo podría reconocerte entre un centenar de hombres, mi corazón aun se alegra cuando reconoce algo tuyo, tus letras en la arena, o tus ojos en el cielo, o tu cabello en el trigo, pero nada inquieta mas mi corazón que tu voz que viaja libre en el viento.
A veces la necesidad de ti es demasiada y corro por los campos buscándote, solo un par de veces logre verte a lo lejos, pero de eso también bastante tiempo, hay quienes dicen que te fuiste a donde jamás podré seguirte, pero un corazón domesticado se niega a esa realidad.
Soy un corazón domesticado, libre y voluntariamente atado por un lazo de amistad, de amor, de respeto, un corazón domesticado paciente en eterna espera, tu presencia me llena, me reconforma y sacia, pero tu ausencia… tu ausencia me inspira, hace que valore y atesore mas cada momento juntos, cada palabra dicha, cada juego inventado, tu ausencia solo es mas de tu presencia, porque tu presencia vive en mi.
Soy un corazón domesticado, que te necesita, te ama, te aguarda y te sueña…un corazón domesticado, libre y voluntariamente a ti entregado.
Que precioso escrito, me encanto!!!, que ganas de ser domesticado >.<... esa parte de las rosas me vino a la mente la imagen del principito :) excelente escrito, la musa si que ha llamado a tu puerta, besos.
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