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lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Autómata?


Funciones básicas… activas…
Funciones secundarias… funcionando…
Reconocimiento de voz… listo…
Despierta… abre tus ojos Alice…

La joven de cabellos oscuros se incorporo parpadeando un par de veces y observo a la persona frente a él, un hombre de unos treinta y cinco años, cabello castaño claro, ojos azules, piel pálida y un lunar bajo el ojo derecho. Lo que más llamo su atención fue el leve rubor que se expandía por las mejillas de la persona frente a ella.

-no puedo creer que haya funcionado, ¿sabes quién soy?- Joshua…- respondió la joven con una suave voz el hombre sonrió ampliamente y acaricio su cabeza- muy bien mi pequeña Alice, desde hoy permanecerás a mi lado- si…-

Poco a poco fue entiendo lo que ocurría, un día cuando intento preparar la ducha para su creador accidentalmente cayó dentro, cuando volvió a despertar se sorprendió al ver el rostro de su creador cubierto de lagrimas y sonriendo.

“que contradicción”- pensó la joven- “según su programación las personas lloran cuando están tristes, ¿entonces porque Joshua sonreía?”

Con el pasar de los años Joshua fue envejeciendo y cuando cumplió los cuarenta y cinco fue diagnosticado con un cáncer terminal. Se pasaba sus últimas horas o días, postrado en la cama tosiendo y con unos dolores horribles. Alice se arrodillo junto a su cama y apoyo la cabeza en la almohada mientras veía dormir al mayor, acaricio su cabello despacio mientras sus circuitos se interconectaban invisiblemente e ideaban pensamientos se maquinaban en su cabeza.

la respiración de Joshua es normal, no se queja de ningún dolor quizás… si solo se quedara durmiendo él ya no sufriría…”

Por la mañana siguiente, Alice le llevo sus remedios, luego de dárselos su muñeca fue apresada por la pálida mano de su creador, la atrajo a su lado con fuerza y se mantuvieron así unos minutos.

-pronto comenzaran las lluvias- Joshua…- no tienes que salir princesita, no quiero que nada te pase- si…- estoy muy feliz de que estés aquí, muchas gracias Alice… gracias por darme lo que tanto anhelaba… un poco de felicidad-

Y dicho esto observo a su creación, sus ojos comenzaron a cerrarse y la vida se escapaba de su desgastado cuerpo, fue en los últimos segundos que lo vio… como su amada creación esbozaba una pequeña sonrisa y con ese simple gesto fue capaz de cerrar los ojos para siempre.
La joven lo miro un poco confundida, Joshua permanecía tendido sobre la cama con los ojos cerrados, se inclino para percibir ese extraño latir (que ella no tenia) en su pecho, no había nada, solo silencio, probo con moverlo pero el hombre no reaccionaba ni hacia algún movimiento, entonces su mente nuevamente hizo esas extrañas maquinaciones (de quien sabe dónde) y pudo hilar unos pensamientos.

“Joshua no está sufriendo… solo debe estar durmiendo”

Durante la noche permaneció a su lado aguardando alguna señal para traerle la comida a Joshua. Al ver que no despertaba lo creyó dormido, se acurruco a su lado y desactivo sus funciones hasta la mañana siguiente.

El reinicio automático se puso en marcha y al cabo de unos segundos abrió los ojos, lo primero que noto fue la ausencia de su Joshua, se levanto en silencio y recorrió la casa deteniéndose en el umbral que separaba el pasillo de la habitación principal, reconoció de inmediato a dos mujeres, eran amigas de Joshua y venían a visitarlo de vez en cuando. Lo que escucho no le pareció correcto, hablaban muy mal de Joshua como si fuera un egocéntrico pervertido, que creó a una muñeca para satisfacer sus bajos deseos. Alice ladeo la cabeza un poco confundida, el único contacto que tenía con Joshua, fue cuando la abrazaba y acariciaba su cabeza, se encamino por las escaleras hasta el segundo piso, entro a la habitación de Joshua y se recostó sobre la cama, acaricio con suavidad el collar que pendía de su cuello, un obsequio de Joshua, por algo que denomino “cumpleaños”.

Con el pasar de los días se dio cuenta del silencio que le rodeaba, varias veces creyó escuchar la voz de Joshua pero rápidamente se disipaba y se encontraba sola en la habitación.
Una noche encontró una tarjeta en la entrada era la dirección de un lugar llamado “cementerio” según sus datos era donde se enterraban a los muertos, al reverso de la tarjeta se encontraba el nombre de su creador, con pasos firmes decidió ir al lugar indicado, durante el trayecto una intensa lluvia se deje sentir, cada segundo que caminaba sus circuitos se estropeaban debido al agua, sus pasos se hacían más lentos y su visión se tornaba borrosa, continuo su tortuosa caminata unos minutos más llegando a su destino, recorrió las lapidas hasta que dio con la de la tarjeta, vio escrito en la piedra el nombre de su creador, entonces comprendió que Joshua dormía bajo toda esa tierra, se recostó sobre la fría y húmeda tierra, acurrucándose (como solía hacerlo junto a Joshua).
Poco a poco sus circuitos fueron desconectándose, perdió sus funciones motrices, su capacidad para hablar, su cuerpo no era más que un despojo de metal, cables y ropa húmeda. La última función que se desconecto fue la unidad principal, que la proveía de esos fugaces pensamientos. Hubo una cosa que jamás pudo entender antes de apagarse por completo, porque una solitaria lagrima cayo por sus inertes ojos y una extraña sonrisa (seguramente de felicidad) se esbozo en sus metálicos labios rosados. Un fugaz pensamiento se poso durante unos efímeros segundos en su mente.

“que contradicción… las personas lloran cuando están tristes, ¿entonces porque estoy sonriendo?”

1 comentario:

  1. Oh Alice, que hermosa historia, te felicito, me emocione hasta las lagrimas, aunque creo que tengo un exceso de ellas, una falla de funcionamiento sin duda... por cierto hablando de automatas... y Eliot?? no lo dejes olvidado, ya la fiebre lo debe tener muy mal... Esplendido como siempre, un Besote.

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