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lunes, 21 de noviembre de 2011

Ella

Ella lo amaba, de una manera extraña, quizás porque era el único que no había intentado profanar su cuerpo, ese que tantos bajos deseos solía despertar, el mismo que los hombres acostumbraban usar para su propio disfrute sin importarles que en más de una ocasión una lagrima rodara por su mejilla, su vida siempre había sido así, desde pequeña, siendo no más que un objeto, sin mayor valor que el que cada persona pudiera darle en algún momento. Pasaba rápidamente de sirvienta a perra, dependiendo de lo que se necesitara. Así fue que como último mecanismo de defensa aprendió a disociar su cuerpo de su alma, a evadir su mente en esos lugares y esconderse en lo más profundo de su propio ser.
Pero por alguna razón él era diferente con él no se disociaba, confiaba en él y le gustaba lo que sentía cuando estaba a su lado, él la deseaba sin duda, pero la forma en que se contralaba era lo que la emocionaba. Todo con él era perfecto, excepto  sus órdenes  que le dolían tanto. Cuando se enojaba la enviaba a buscar besos a otros lados, cada vez que lo hacía, su corazón se estrujaba, llegó un punto en que no sabía si emocionarse al verlo o temer a que la enviaría, ella solo quería estar ahí, a sus pies, como un gatito, no buscaba nada mas, solo el tiempo que el quesera dedicarle, pero él buscaba algo más, o eso le gustaba pensar, que todo esto tenía algún sentido además de él sólo hacerla sentir miserable.
Ahora estaba parada frente a la puerta donde la había enviado, la orden era clara, entregarse a Sebastián, de la manera más sumisa que le fuera posible y eso era mucho decir, ya que no las había mas sumisas, enseñada por años, por diferentes amos, ella sabia ser sumisa, ya se había entregado a Sebastián en otras oportunidades, cumpliendo también sus ordenes, pero esta vez… esta vez la orden fue más específica, “No te disocies, quiero que sientas cada caricia que él te dé, cada golpe, cada palabra”, y mientras se entregaba cual llovizna, contenidas y  minimitas lagrimas emanaban de sus ojos, y desgarraban su corazón. 

3 comentarios:

  1. guau, que desgarradora historia (como aparte, kyaaaa sebastian XD) me recordo a D/s si conoces del tema (y creo que si) es muy similar la historia describe perfectamente lo que debe pasar la sumisa (en este caso) solo para seguir ordenes y no merecer el castigo, estupendo, me encanto, besos :)

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