El sueño imposible

Y me dormí pensando en ella...
Entré en la casa después de haber ido al bar a tomar unas tapas con mi familia. Entonces me dirigí hacia la cocina. Allí estaba ella. Me saluda con un cariñosa pregunta retórica: "¿Ya habéis vuelto?" Entonces le doy un beso en la mejilla y la abrazo. La abrazo muy fuerte, como quien se aferra a la vida cuando agoniza dándose cuenta de lo que va a perder. Entonces retrocedo de la cocina al salón. Pero me paro. Hay algo que falla. ¡No puede ser! Me dirijo a ella. Me acerco. "¿Pero tú no estabas...?" Detengo la pregunta debido a que era demasiado obvio que no, y porque era demasiado doloroso terminarla. La miro y me sonríe. Pero no lo entiendo aún. Me pongo las manos sobre la cabeza y la agito. ¡No puede ser!¡No tiene sentido! Grito.
Me despierto, confuso. No doy gracias por haberte perdido, pero agradezco que no hayas vuelto, porque eso haría del mundo algo imposible y nadie podría soportar algo inexplicable, no por falta de recursos, sino porque no tendría ni sentido ni fin alguno. Doy gracias por haberte visto en mis sueños y no en la realidad. Te echo de menos.