tiempo de soledad,
de reflexión forzada
Por tu decisión
Hubo un tiempo en el que la angustia me consumió como un bosque que es devorado por gigantescas flamas, llamarada que todo lo arrasa y lo transforma, pasión desenfrenada, loca y explosiva que no se mide y no perdona. Sentía la soledad abrazarme con la oscuridad que trae a quien no lucha por existir, el frio me invadía y ni siquiera el sueño quería acompañarme, le temía a un demonio oculto, temblaba al pensar en él, sentía como mi corazón se paralizaba al verlo acercarse o hablarme y entonces apareciste tú, un gallardo caballero, con una personalidad singular, un niño en cuerpo de hombre acostumbrado a hacer su santa voluntad.
Comenzamos conversando, poco menos que protocolar, sin quererlo llame tu atención y yo sabiendo que llamaste la mía no me detuve a esperar.
Al mal paso darle prisa y me encanta acelerar, no te deje ir esa noche, hablamos hasta que me odiaste, pero dos almas que acostumbras deambular por la soledad y el silencio de la noche no se dejarían escapar, los minutos fueron interminables, amenos, momentos tiernos y algunos tristes, pero todos ellos nuestros y de nadie más.
Minutos robados a una vida en la que jamás debimos conocernos, una vida que jamás podrá ser y en la que no hay opción ni siquiera para un quizás.
Otros suplican un no te vallas, yo solo pido que me apartes del infierno helado que es no escuchar tu voz, no un quédate, simplemente el dedícame un momento, una línea, sabes bien que valoro cada línea que me dedicas. Siempre ganaste todos los juicios y este ha sido tu juicio más justo y por justo me refiero a estrecho, porque una vez más me dejaste ante un tribunal, sin derecho a defensa y sin conocer el crimen y aun así fui condenada, al más largo de los destierros, a la soledad de no saber si existes o no.
Enfrente mis miedos, hice frente a mis demonios, me descubrí más fuerte de lo que creí, recorrí un sendero pedregoso, viaje extraño que incluyó caídas y raspones, pero seguí adelante y pude volar.
No digo que moriré por ti, solo que volvería la música con tu llegar, que mi primavera tendrá más flores y nuevos árboles crecerán, reemplazando a los que consumieron las flamas.
Fantástico escrito, sobrecogedor. Una llamada desesperada, un grito. Y la última frase: La belleza.
ResponderEliminarciertamente es triste y lo sera aun más si dejas qeu ese bosque se consuma y te quedas en el cuarto oscuro. Quizas se fue, no lo sé. pero no es bueno recurrir a quien se esconde en la osciridad para superar la debilidad (me refiero a la "soledad") y aun en esos ratos libres. Ya vendra algo más adelante, besos :)
ResponderEliminarMuchas gracias amigos por sus comentarios, a veces solo hay esto adentro y si no lo saco, no sale nada mas...Un besote.
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