Un alarido agudo y repetitivo torturaba mi cabeza. Intenté abrir los ojos pero un foco descomunal impactó en mi cabeza emulando al mismísimo sol. Ese sonido no cesaba. Apareció en mi memoria el recuerdo de un viejo congelador que tuve en mi antigua casa al que le gustaba chillar como un cochino cuando se le dejaba la puerta abierta. Luces y alaridos y noté algo más, algo me estaba zarandeando.
─Disculpe señor, despierte. Señor, ¿me oye?
Abrí los ojos y lo primero que vi fue el rostro bigotudo de un abuelete con la cara más arrugada que una pasa. Detrás de él había un camión enorme que por los lados le salían varias mangueras sujetadas por hombres que chorreaban con agua las baldosas de la plaza. Me desperté al fin.
─Oiga, señor…despierte.
─ ¿Qué hora es?
─Las 6:30 de la mañana ─dijo─. Verá…─se giró señalándome sus compañeros─, tenemos que limpiar esta zona. ¿Puede irse a otro sitio a descansar, por favor?
Me quedé pensativo, mirándole con indiferencia. Algo debió pasarme por la cabeza pues en ese mismo instante saqué mi revolver y le volé los sesos a eso pobre hombre. Después me tumbe y me puse a dormir.
Ala, que grande XD
ResponderEliminarEmpieza el día con energía, ¡¡claro que sí!!
ResponderEliminarY yo que pense que me despertaba de malas...
ResponderEliminarMuy bueno !!!
A las 6:30 ¿no?... se lo andaba buscando ¡Que coño!
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