Lejos, muy lejos de donde estoy ahora, pero a la vez mucho más cerca de mí de lo que uno podría pensar; se halla el planeta Nova, y allí, en las junglas del continente subtropical Arraona; vive la tribu de los indios Watakito.
Los habitantes de dicho planeta son seres delgados y cubiertos de pequeñas plumas que se engrandecen en la zona de los brazos y sobre su cabeza. Sus dedos terminan en pequeñas garras aviares, que les sirven para llevar a cabo tareas manuales con gran precisión. Por boca, tienen un pico pequeño y blando lleno de diminutos dientes (y mucho menos afilado que el de sus antepasados, los pájaros, de los que evolucionaron.) y sus redondos y cristalinos ojos parpadean en horizontal.
La tribu Watakito vive en la selva, al margen de la civilización y las ciudades. Viven de lo que les da la tierra, cazan, pescan, recolectan… Y tienen una artesanía con la madera única en el planeta Nova.
Los Watakito creen en una entidad llamada “El Poeta”, pero no lo adoran. Espera… sí, sí que lo adoran. Adoran al Poeta, y le rinden culto todos los jueves; arrancándose una pluma y escribiendo con ella sus oraciones y pecacados en un pergamino, que luego arrojan a una gran hoguera. Según los Watakito, El Poeta es aquél que creó su mundo, su universo y el que lo controla todo a su antojo en cada momento mediante un lápiz sobre el papel; el que los guía, el que controla su tierra y a todos y cada uno de sus habitantes en todo lo que hacen; la definición estándar de lo que viene a ser un dios.
Y yo lo sé porqué, El Poeta soy yo. Es más, yo mismo he decidido que me adoren y que me llamen así hace sólo un minuto (Aunque para ellos llevan adorándome desde los albores del tiempo).
Pero, en el mundo en el que me encuentro ahora, no soy un dios. En el lugar en que nací mi nombre es Adrià, aunque en Internet se me conoce como Blacknordok, y todo lo que tengo de divino es la paciencia. A pesar de ello, en Nova soy, literalmente, un dios que lo controla todo desde su mundo a medida que en su mundo escribe los sucesos que allí ocurren. Nova no es más que un universo paralelo al mío (como, a mi parecer, lo son todos los escenarios de los relatos escritos en el mundo), solo que, vez de átomos, son letras lo que lo forman, y yo soy aquél que combina las letras para darle forma, trazando el destino de un universo con el trazo de mi lápiz. Si no me creéis, he aquí una demostración.
Una mañana, un ruido desconocido y nuevo invade la apacible selva. Parece el rugido incesante de una gran bestia metálica. Una figura entra entonces corriendo al poblado, es el joven Tök:
-¡Son gentes de plumas blancas! ¡Pálidos como la nieve! (he decidido que en Nova, nieve todos los veranos en el clima tropical.) ¡Montan horribles monstruos de metal y llevan armas con afiladas cadenas que giran muy deprisa! ¡Están cortando todos los árboles!
Chang, el gurú, convoca a los guerreros de la tribu que, armados con lanzas de piedra, van al origen del sonido. Allí encuentran un horrible espectáculo: Una empresa maderera ha usado triquiñuelas de dudosa legalidad para obtener un permiso para talar la jungla protegida de los Watakito. Los camiones y motosierras cesan al ver llegar a los guerreros, que se detienen frente a ellos mientras Chang se acerca a un tipo con las plumas de la cabeza teñidas de varios colores y con un elegante traje hecho a medida,
-¡Quero hablar con el gurú de vuestra tribu.
-Bueno… yo soy el vicepresidente ¿te parece bien hablar conmigo?- Le tiende una mano – Howard Harriet para servirle.
-¿Por qué tus guerreros destruyen nuestras tierras? ¡Marchaos pacíficamente ahora!
-Mira, majete, tengo un permiso oficial del presidente para usar esta selva como fuente de recursos. ¿Crees que un puñado de salvajes mugrientos me detendrá?
-Marchaos pacíficamente ahora o la ira del Poeta os castigará.
Qué bien ha sonado eso de amenazar a alguien en mi nombre. Ingenuos, creen que actuaré en su favor. Aunque, bien pensado, soy yo quien le ha hecho decir eso. ¿Me convertiría en un monstruo obligarles (sin que lo sepan) a confiar en mi y luego dejarlos tirados? Tal vez… Sí, ¿por qué no?
A pesar de los planes de Howard, a los obreros no les hace ninguna gracia destruir el hogar de los Watakito, pero no van a arriesgar su empleo por ayudar a unos salvajes, eso tampoco.
Al principio, la tribu trata de luchar, pero pronto ven que es inútil y se retiran a la aldea, dónde lo único que pueden hacer es orar, y encomendarse al todopoderoso Poeta. A mí, jeje.
¿Y yo? ¿Qué hago yo ahora? ¿Sería una crueldad dejarles perderlo todo (incluso tal vez sus propias vidas) a manos del peligro en el que yo mismo los he metido y después de hacer que me recen para salvarles? Claro que yo nunca les he obligado a tenerme a mí como dios. Oh, espera… sí lo he hecho. Hay, si ellos supieran… El Poeta, Dios, El Todopoderoso; sólo un muchacho de quince años. Y si supieran mis compañeros que, mientras estoy en esta clase fingiendo escuchar, estoy en realidad guiando el destino de un pueblo… En fin, a ver que hago.
De repente, la voz del místico Poeta le habla a Tök:
-No temas, joven siervo. Desafía valeroso al invasor, pues yo guiaré tus pasos hasta la victoria. El ser con la cabeza colorida es su líder, sin él, el resto no tendrá nada que hacer aquí, y se marcharán.
(A ver que pasa)
No pasa mucho tiempo antes de que lleguen los madereros a las puertas de la villa y se oiga claramente la voz del malvado Howard:
-¡Venga! ¡Desalojad ese pueblucho antes de que nadie salga herido! ¡No tengo todo el día!
Antes de que pueda terminar la frase, aparece el jovencito, lanza en mano, envistiendo como un toro.
En un principio, los obreros se espantan por su jefe. Pero pronto el espanto se torna horror y sorpresa al oírse el potente trueno del disparo.
Tök cae al suelo desplomado en un charco de su propia sangre mientras el grupo entero observa, con un profundo odio al desconcertado vicepresidente con un revólver humeante en la mano.
En ese momento, los obreros pierden todo el respeto por su jefe y están por volver a casa cuando la tribu entera se arroja sobre ellos en un clamo de venganza. Sacan a los hombres de sus vehículos a la fuerza y apuñalan sin compasión empezando por los más débiles. Todo esto provoca la ira de los trabajadores, que arremeten en un torrente sádico contra los Watakito, ambos esperando una victoria que no llegará. (En menos de una hora, ambos bandos habrán sido completamente masacrados, sin supervivientes).
En la confusión, Howard se escurre entre la gente cual vil serpiente y huye.
Él no puede morir en la masacre, no, así no. Tengo reservado algo realmente horrible para ésta basura infame que yo mismo he creado.
Los Watakito no son los únicos a quién la empresa ha quitado su hogar, ni tampoco los más agresivos. Pronto, Howard se ve rodeado por cuatro lobos negros, del tamaño de osos y con cuernos de cabra. Uno de ellos logra abrirle un tajo en el pecho antes de que salga huyendo. En la carrera por salvarse, Harriet ve como, sin razón aparente, el tronco de un árbol muerto se desploma ante él para hacerle tropezar hasta un escarpado barranco, donde se rompe una pierna. Oh, pero no termina aquí, no, porque los lobos no tardarán en encontrarlo.
¿Lo entendéis ahora? Yo he causado todo esto. Yo he creado Nova y si quisiera habría podido destruirlo en cualquier momento. Al ir escribiendo, (algunos sin saberlo) creamos y urdimos el destino de un mundo completamente distinto, pero tan real como este. Yo creé a los Watakito, yo mandé a los madereros, YO MATÉ A TÖK, para después vengarlo de su supuesto asesino a pesar de que YO LO HICE. YO Y SÓLO YO CAUSÉ Y TERMINÉ LA MASACRE EN LA ENTRADA DEL POBLADO. Yo creo, yo controlo, yo destruyo. ¿Lo entendéis ahora? El escritor ES UN
Un genial ejercicio sobre el ego del escritor, enhorabuena. Y si tienes quince años me quito el sombrero!
ResponderEliminarUn DIos... a tus pies... joven escritor, simplemente maravilloso, felicitarte es poco... un besote gigante, y perdona que no comentara antes pero una jaqueca me mantenia invalidada.
ResponderEliminarMuack
Gnomo, que magnifico escrito este, de verdad que eres algo fuera de molde. Bravo. Genial!!!
ResponderEliminarsiempre he estado de acuerdo con esa visión del escritor como un dios... pero ten cuidado, te olvidas que tú eres personaje de un escritor más grande... XD
ResponderEliminarse me olvidaba: me ha encantado el toque de humor en cada frase :D sobre todo aquello de "(he decidido que en Nova, nieve todos los veranos en el clima tropical.)" XD
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