cuando le habla al alba con leves aleteos altaneros
de los palmarios anhelos de sus alas, en solemnes latines y alabanzas.
Crepitan sus pasos quebrados sobre la mugre creciente
Y crujen graznidos grotescos en las grutas encriptadas
con cruces de sangre y carcasas de cráneos transgredidas.
Se siente el susurro silente de la sierpe segura y solemne
Transida de sombra y sopor, sintiendo su suave tersura
Entre silbos de sugerente pasión, sin prisas, sobre el suelo siempre.
De mi mano mana hoy la marca amable del manso que ama
Y llama a su mera mansedumbre, mientras la urdimbre mortal desmiembra
Las manidas artimañas que emite la muerte cuando Alba en la cueva encuentra a la sierpe.
Reconozco, estimado Mulci, que me he sentido "picado" por tu excelso poema y ello me ha retrotraído a los tiempos en que, ingenuo e inexperto, osé asomarme a la sempiterna magia que las aliteraciones aportan a la buena poesía. Permíteme, pues, aquesta licencia que hoy me tomo, al respecto y que espero sea de tu agrado. (Reverencia)
ResponderEliminarBellísimo recordatorio a nuestro defenestrado sabio griego, milord. Cómo tú bien dices, loores a vos!!
ResponderEliminarPd.: Veo que este año también os habéis propuesto ayudarme a aprobar... En septiembre funcionó! Gracias!
Hoy soy madre orgullosa que chochea mirando lo que su niño a provocado.
ResponderEliminarMaestro de maestros ya es claro que muy cierto era lo que descubrí en una revelación a vuestro amanecer, que lo mio no es poesía... no es mas un vano sentir, pero espero poder aprender, aunque he de decir que no aspiro a ese nivel.
BRAVO... Magistral... Un besote.
Donde está tu límite Gandalf? si es que realmente lo tienes.
ResponderEliminarA vuestros pies, siempre!
ResponderEliminarDiez veces me pondré el sombrero para quitármelo otras tantas, maestro Mithrandir.
ResponderEliminarUna caricia musical. ¡Excelente!
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