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martes, 3 de abril de 2012

Zac el nigromante

Gnomo_atrapado.jpg (245×377)Zac el nigromante (10)
Recuerdos (parte 2)

En los meses siguientes, Zac estuvo aprendiendo como controlar su poder y como usarlo para defenderse. Sus avances eran asombrosos. A parte de que Guillem era un gran mentor, el chico tenía una capacidad para aprender rápido que estaba fuera de lo común.
Aquél día, Guillem le enseño como las sombras, a pesar de ser clasificadas como energía,
podían hallarse en distintos estados, así como lo hace la materia.
- Pero es más que eso, no solo podemos alterar el estado de las sombras en si, además es posible usar estas para alterar el estado de la materia de sonde procedan. Es un poco complicado de explicar. Mejor míralo tú mismo.
Guillem extendió el brazo hacia un árbol cercano, cerró los ojos e inspiró profundamente. Poco después, la sombra del mismo árbol se replegó y comenzó a trepar por el tronco, y cuando éste estuvo completamente cubierto por una brillante película azabache, el maestro tensó los dedos.
La sombra entró dentro del árbol y, en menos de un segundo, un mar de líquido, marrón como el tronco y verde como las hojas, salpicó por todas partes y dejó un gran charco allí donde había estado plantado el tronco. Guillem giró entonces su mano, cerrando el puño, y el charco se endureció como el cemento. Después, al abrir el maestro la mano, relajando la musculatura, la piedra se evaporó en una nube verde pantanosa.
- Cambiar el estado de la materia usando su propia sombra ¿Lo entiendes ahora?
- ¿¡Yo puedo hacer eso?!
- Podrías, pero es mucho más difícil alterar la materia que las meras sombras. Requiere mucha
más concentración y práctica. Y recuerda que sólo podrás alterar un objeto usando su misma sombra. ¿Voy muy deprisa?
- Un poco.
Guillem suspiró-. Si he podido alterar el árbol es porqué lo he hecho uno con su propia sombra, y
con cualquier otra no habría pasado nada. ¿Entiendes ahora?
- Bastante mejor, sí. Menudo poder tenemos en nuestras manos.
- No tanto. Es difícil como no te imaginas hacer esto con seres animales u otros seres vivos, mucho más con humanos. Y si estos humanos son nigromantes entrenados se puede decir que es imposible a no ser que tu poder alcance niveles monstruosos. La mayoría suele alterar objetos, plantas como mucho, o a si mismos, ya que si actúas sobre ti mismo no hay nada que te oponga resistencia.
- Creo que lo voy entendiendo.
- Es muy simple cuando lo dominas bien-. Dijo el hombre con una sonrisa. – Bueno, te dejo. Si llego mucho más tarde mi mujer me mata. Ah, sí, me dijo que te mandara recuerdos. Tú puedes quedarte y practicar lo que te he enseñado. Creo que Luci no tardará en llegar. Seguro que te ayuda con tu entrenamiento -. Entonces, Guillem le guiñó un ojo antes de desaparecer.
Zac se quedó unos segundos allí, ausente. Sentía como la sangre subía por sus pómulos y orejas, que se habían enrojecido un poco. Finalmente, decidió que quería aprender más sobre eso de la alteración, así que fue hacia uno de los muñecos de pruebas del patio trasero, fijó la mirada en la sombra de este y se relajó. Poco a poco vio que la sombra se movía, y que comenzaba a trepar por el muñeco a su voluntad. El chico no pensaba en mover la sombra, simplemente lo hacía, al igual que nosotros no pensamos en mover un brazo, por ejemplo, solo lo movemos y ya.
Cuando el muñeco fue totalmente de color negro, él se puso tenso y la sombra se tornó acuosa, creando un charco azabache. Pero el muñeco no cambió en absoluto.
- Estás comenzando con algo bastante difícil. Deberías comenzar con cosas más pequeñas. Y
más tarde, con tigo mismo.
Zac se volteó nada más oír esa voz, para encontrarse cara a cara con la enigmática sonrisa de
Luci.
- Por cierto, ¿has estado practicando aquello que te dije?
- Un poco, pero sigo sin saber comprimirlo del todo. Aún sigue pareciendo enorme.
- A ver, prueba ahora.

Zac accedió de mala gana. No le gustaba mostrarle a Luci cuando algo le salía mal, lo hacía sentir que quedaba como un tonto ante ella.
Extendió su brazo y cerró los ojos. Poco después, de su sombra comenzó a emanar un hilo de energía que fue tomando forma en su mano. En menos de un minuto, el joven sostenía una gigantesca espada negra que era casi más grande que todo su cuerpo.
Ella murmuró algo.
- Hummmm… Aún estás bastante verde, cuanto más comprimas la energía, menor será el tamaño del cuerpo que crees, sí, pero este será más sólido y poderoso. Crear espadas lo más finas posible es un buen ejercicio para comenzar con la manipulación de sombras.
- Lo raro es lo ligera que es pese a su tamaño.
- Eso es porque no es más que energía, aún no es un cuerpo totalmente sólido. También es por eso que es menos tangible y tiende más a travesar las cosas, en vez de cortarlas. Trata de visualizar como se aprieta hacia dentro. Es tu propia sombra, tendrías que poder controlarla mejor que cualquier otra. Pruébalo.
Zac agarró en mango con ambas manos, la hoja apuntando al cielo, y respiró profundamente.
Era como si la espada palpitase al ritmo de su respiración. Con cada inspiración la hoja se ensanchaba, y se reducía con cada expiración. Poco a poco, las reducciones se fueron haciendo más bruscas y las dilataciones más sutiles. Los brazos de Zac temblaban a causa del esfuerzo y la tensión a la que eran sometidos. Tras un buen rato de silencioso ejercicio, el arma medía ya dos tercios de su tamaño original. El chico siguió forzando, pero en pocos segundos sus ojos se abrieron de par en par, se encorvó, apoyándose en el suelo con la hoja para no caer e inhaló grandes bocanada de aire con tal de recuperar el aliento.
- Eh, eh, tranquilo. No hace falta que lo logres todo de golpe. Practica poquito a poco.
- Lo… siento -, dijo él, jadeante.
- No pasa nada. De todos modos, no está nada mal. ¿A que ahora pesa más que antes?
- Sí, bastante más.
- ¿Probamos un poco como te va?
- No sé…
- ¡Vamos! – Lo agarró del brazo y lo condujo a una zona más amplia. – Es sólo entrenamiento, no
hay ningún peligro. Venga, anímate.
Él se lo pensó un poco antes de asentir con una sonrisa.
- Tranquilo, no seré muy dura contigo. – Dijo ella con una sonrisa divertida.
Luci estiró sus brazos y su sombra se dividió en dos, que se enroscaron en ellos hasta crear dos brazaletes negros que le llegaban hasta los codos y de las que sobresalían dos relucientes cuchillas.
Se lanzó sobre Zac con los brazos en horizontal delante del pecho. Un golpe que el joven bloqueó fácilmente. Ella saltó hacia atrás y acometió contra él diversas veces. Atacaba una y otra vez lanzando tajos, evadiéndose, dando vueltas… En conjunto todo parecía una danza tan elegante como letal. En todo caso, se veía en su brillante sonrisa que Luci lo estaba pasando en grande.
Cruzaron espadas durante un buen rato, aunque Zac se limitaba a defenderse como podía sin moverse del sitio. Finalmente se decidió y, después de un bloqueo que desequilibró a la chica, descargó un tajo horizontal contra su cintura. Pero no sintió que la hoja cortase nada. Por allí donde pasaba la espada, el cuerpo de Luci se iba evaporando mientras una risa femenina floraba en el ambiente. Y cunado el corte estuvo completo, las dos mitades sobrantes también se desvanecieron en vapor negro. Zac buscó nervioso a su alrededor, pero lo único que llegó a ver era el, aún vaporoso cuerpo de ella lanzándose contra él con algo extremadamente brillante en la mano. Sintió una descarga al entrar en contacto con ese algo desconocido y voló un metro antes de caer al suelo. Desde allí vio a Luci acercarse con una esfera chispeante en la mano mientras soltaba una risita burlona.
- Aún tienes mucho que mejorar -. Y una de las cuchillas se alargó hasta casi rozar el pecho del muchacho. – Parece que yo gano -. Dijo con una inocente sonrisa.
- Pero no es justo. ¿Cómo has hecho eso de los rayos?
- ¿Esto? – alzó la esfera -. Es plasma. El plasma no es más que otro estado de la materia, y por tanto, también de las sombras. En ello nos basamos para crear relámpagos, fuego y ese tipo de cosas, aunque el plasma puede tomar formas que ni te imaginas. Por ejemplo Sergi, mi mentor, es capaz de hacer algo increíble con el plasma. Aunque casi nunca lo quiere enseñar. Dice que puede llegar a ser muy peligroso.
- ¡Pero yo no sabía nada de eso!
- Y yo sí. Para ganar hay que aprovechar precisamente de eso. De aquello que tu sabes hacer y que tu contrincante no sepa. Así ganan los mejores.
- Si tú o dices…
- Venga -, Lo ayudó a levantarse,- descansemos un poco. Y si quieres luego intento explicarte
como va esto del plasma.
- ¿De verdad?
- De verdad. Aunque tendrás que saber comprimir bastante más esa espada. Y tampoco esperes demasiado, yo tampoco lo domino del todo.
Ambos se apartaron y se sentaron a la sombra de un árbol, donde se relajaron. Corría una agradable brisa y se estaba fresco. Ella se tumbó mientras Zac la contemplaba sentado, con la espalda apoyada contra el árbol. Adoraba esos momentos en que podía estar a solas con ella.
Esperaba que algún día reuniría el valor suficiente como para hablarle de sus sentimientos hacia
ella.
Cuando ella lo sorprendió mirándola y le preguntó si pasaba algo, él corrió a buscar una excusa.
- No, es solo que… hace tiempo que me pregunto. ¿Handsom? No vienes de aquí ¿cierto?
Ella se levantó, quedando sentada, abrazando sus rodillas.
- En realidad nací en Inglaterra, aunque mi madre sí es catalana. Nos mudamos cuando yo tenía siete años porque andábamos mal de dinero y a mi madre le había salido un empelo aquí. De hecho, fue poco después de llegar cuando comencé a desarrollar mis poderes. Aunque por mi edad solo podían enseñarme a no perder el control y cosas muy teóricas. De los seis años que llevo aquí solo tres has sido de verdadero entrenamiento.
Cuando ya se levantaban, vieron a Sergi salir corriendo del edificio. Se detuvo frente a ellos y miró a Luci, lleno de júbilo.
- ¡Luci, no te lo vas a creer! He estado hablando con Dani sobre tu progreso. Ha decidido que estás preparada. Hoy podría ser el día, y mira que avanzar tanto en solo tres años es algo inusual. Siempre supe que lo tuyo era talento innato. Ven, quiere verte en persona; hay que concretar los detalles de la prueba.
A Luci se le iluminó el rostro. Se levantó de un salto con una sonrisa de oreja a oreja.
- Lo siento Zac, habrá que dejarlo por hoy -. Entonces le dio un suave beso en la mejilla -.
Deséame suerte.
En ese momento, Zac estaba absolutamente ausente por el beso. Pero aún así notó que algo no encajaba en lo que ella decía.
- ¿Suerte? ¿Para qué?
Ella lo miró extrañada -. ¿Es que Guillem no te ha hablado ya de ello? Bueno, no te preocupes, ya lo sabrás. Nos vemos.
Abrazó amistosamente al muchacho y se alejó con su maestro por el camino de piedra. Zac estuvo practicando solo un poco más, pero pronto vio que no podía concentrarse y se fue a casa.
Al día siguiente lo sorprendió el no ver a Luci como era habitual; pero tampoco se preocupó, a veces llegaba tarde. Aunque ardía en deseos de saber para qué la había llamado Dani, el encargado del sector catalán.
Buscó a Guillem en el vestíbulo y salieron fuera a entrenar.
- Bueno, ¿quieres practicar la alteración de estado?
- Claro. Pero, una cosa. ¿Qué es eso del plasma? ¿Me puedes enseñar?
El maestro se rió.
- Antes de comenzar con las prácticas avanzadas tendrás que dominar las cosas más simples ¿no crees? ¡Vamos! Comenzaremos con alterar objetos pequeños, y si es muy fácil luego probarás con tigo mismo. Al ritmo al que vas, puede que a finales de semana ya sepas alterar objetos medianos.
- ¿Y seres vivos?
- Calma, chico. Tampoco espero que avances tanto ni en todo tu entrenamiento. Tú aprende lo necesario y luego ya te centrarás en el campo que prefieras. De momento prueba con esto -, sacó una bolsita térmica del bolsillo de la que estajo un cubito de hielo -. Lo pondré al sol y por el momento tú solo trata de que no se derrita. Zac se concentró y cubrió el cubo con la sombra de este, centrado en mantenerlo compacto, en que sus moléculas no se separasen demasiado. Aunque el calor esa tardo comenzaba a ser asfixiante, se las arregló muy bien; hasta que Guillem hizo un golpe de muñeca y un anillo de llamas negras se prendió alrededor del cubito, que se desmontó en un charco que Zac pudo
congelar de nuevo, aunque ahora le costaba mucho más mantenerlo.
- Me he fijado en que eso era demasiado fácil para ti, así que me he tomado la libertad de
ponértelo un poco más desafiante.
Practicaron durante hora y media. Para entonces, Guillem ya le estaba enseñando a alterar partes de su propio cuerpo. Zac estaba tratando de aumentar la solidez de su mano cuando se atrevió a preguntar:
- Oye, Guillem. Ayer vino Sergi a decirle a Luci que Dani quería. Dijo algo de “hoy es el día”. Y
que si tú no me lo habías contado. ¿A que se refería?
El hombre adoptó una expresión seria mientras asentía.
- Supongo que ya va siendo hora de que te lo cuente. Luci realizó ayer su prueba de iniciación.
- ¿Iniciación?
- La prueba para dejar d eser un aprendiz y ascender a nigromante activo de pleno derecho.
- ¿Y que hacen? ¿Enseñan a los aprendices?
El hombre s encogió de hombros -. Hacen varias cosas según prefieran: Enseñan a los novatos, reclutan a gente que desarrolla poderes, investigan, se encargan de la enfermería… Oh, bueno -, su rostro se puso tenso, - y dan caza a las sombras salvajes.
- ¡¡¡ Qué!!! ¡¿ Qué se supone que es eso!?
- Vamos dentro, hablaremos mejor.
Guillem condujo a Zac de vuelta al vestíbulo. Allí se sentaron y el hombre le contó sobre los oscuros enemigos de los nigromantes (y de cualquier otro ser con cuerpo físico), y sobre cómo estos devoran el cuerpo y absorbe la sombra de sus víctimas. También le contó cómo los primeros descendientes de los Portadores acordaron que, al ser ellos más poderosos que el resto de humanos, su deber era proteger a quienes no habían tenido su misma suerte del aquél mal que mora en las mismas tinieblas en las que ellos se ocultaban; sin importar el poco reconocimiento y rechazo que siempre les ha acompañado, y que llevó incluso a la supuesta caza de “brujas” durante al edad Media.
- ¿Y yo tendré que luchar con esas cosas?
- Tarde o temprano todos terminamos haciéndolo.
- ¿Y en qué consiste la prueba?
- En general no suele ser muy difícil: Bajo la supervisión de su mentor, el alumno lleva a cabo una misión de eliminar a una o más sombras salvajes según su nivel. El maestro sólo mira, no puede interferir a menos que el aprendiz corra peligro de muerte; y si se da ese caso, la prueba se considera suspendida.
- ¿Y eso es lo que hizo ayer Luci? ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- Era cuestión de tiempo que lo supieras. Preferimos no decirle nada a los novatos para no asustarlos.
- Entiendo… ¿Qué tal?... ¿Qué tal le fue a Luci? ¿Ya es nigromante?
Guillem se levantó sin expresión alguna.
- Sígueme.
Subieron al segundo piso y cruzaron los tétricos pasillos que llevaban a la enfermería (dónde, más de una año después, estaría el mismo Zac soñando estos recuerdos). Al joven no le gustaba estar allí. Se le ocurrían muchas razones por las que ella podría haber acabado en ese sitio… y cada una era peor que la anterior.
Finalmente, entraron en una de las habitaciones donde reposan los pacientes. Allí estaba Luci, leyendo en la cama. Tenía una venda cubriéndole todo el brazo derecho y barios parches por la cara. Al verlos, se incorporó un poco, pero en seguida se volvió a tumbar mientras hacía una mueca de dolor.
- Tranquila, Luci, no te muevas. Mira quien ha venido a verte.

- Hola Zac. ¿Qué? ¿Estoy guapa con estos accesorios?- Rió un poco antes de que el dolor la hiciera callar.
Guillem carraspeó -. Bueno… yo os dejo solos, para que os pongáis al día. Y Luci, recuerda lo que te dijo el médico, trata de guardar reposo.
Después salió de la sala y un silencio incómodo se apoderó de ambos jóvenes. Zac se acercó y se sentó en una silla que estaba junto a la cama.
- ¿Qué pasó ayer?
- Error de cálculo. ¿Quieres un consejo? Nunca te confíes, por muy débil que pueda parecer tu rival o muy en firma que te sientas. De no haber sido por Sergi, agora estaría muerta.
- Entonces, suspendiste la prueba.
- Obvio. Pero, habiendo visto a la muerte cara a cara, eso ya es lo de menos. Lo que importa es que estoy aquí. La prueba ya la repetiré cuando esté preparada.
- Seguro que te saldrá bien cuando lo repitas, ya verás.
- Puede. Pero de momento seguiré con mi entrenamiento hasta que me considere preparada.
Entonces ella le cogió de la mano.
- Zac…
- ¿Si? ¿Qué pasa?
Ella sacudió la cabeza, negando.
- No, déjalo. No es nada.

3 comentarios:

  1. Que buen capitulo, aunque sean capitulos de relleno como dices es bueno ver el lado mas humano de los personajes y sin tanta pelea de por medio. Hay bastante quimica entre ambos :) Espero el siguiente!!

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    Respuestas
    1. Cierto, también me sirve para introducir nuevos personajes como sus maestros, que a la larga serán más influyentes.
      Gracias por leer

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  2. El autor de Naruto tambien hace reyeno y ahi me tiene engachada como tu... lo unico malo es que son recuerdos, como saber si siguen... y quiero ver en que se transforma...
    me encanta, Un besote.

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