Desconocía las
razones pero la mantenían en aquella pequeña habitación con la patética excusa
de “es por tu bien”. Un día la joven deambulaba por los pasillos cuando un
ruido llamó su atención, parecían sollozos, gritos entreahogados. Se apresuró
en saciar su curiosidad y descubrió una pequeña cama sobre la cual había un
pequeño osito de peluche. Lo cargó entre sus brazos y se sorprendió al sentir que
estaba cálido. Unos brazos la jalaron hacia atrás y le arrebataron el peluche,
era su esposo.
-¡¿Qué haces
aquí?! ¡Vete ahora mismo a tu cuarto y no salgas!-
Y sin más
explicaciones o delicadezas la sacó a empujones de la habitación cerrando la
puerta. La joven apretó los puños furiosa ¿Por qué ese sucio peluche recibía más
atención que ella? ¿Por un miserable objeto era más importante que un ser vivo?
Al caer la
noche se escabulló al cuarto del sucio peluche, lo tomó por uno de sus brazos y
lo llevó al jardín para lanzarlo a la gran piscina que había en la parte
trasera de la gran mansión. Regresó satisfecha a su habitación y luego caminó
hacia la puertecita blanca que se encontraba a un lado. Sonrió al ver la
pequeña cuna y cargó al bebe en brazos para luego mecerlo suavemente y cantarle
una hermosa “nana” dejándolo profundamente dormido.
El hombre se
despertó al sentir los potentes rayos de luz sobre sus parpados, abrió los ojos
despacio y se vistió para irse a trabajar. La sirvienta entró corriendo, su
cara era fe pura de un horror que dentro de poco conocería.
-¡Al fin lo
encuentro mi señor!-
-¿Qué ocurre,
Anna?-
-El bebé
señor… no está en su cuna-
-Dios… no…-
El hombre atravesó
el pasillo, sintiendo como la furia se apoderaba de su cuerpo y comenzaba a
carcomer su alma. La habitación estaba vacía, la cuna esta desamparada y todo permanecía
en silencio. Corrió al cuarto de su joven esposa y la tomó violentamente por
los cabellos.
-¡¿Qué le
has hecho a mi hijo?!-
-Me duele… suéltame-
-¡Respóndeme
de una vez!-
-No sé de
que hablas, el bebe duerme en su cuna- dijo la joven indicando la puerta
blanca.
El hombre
apresuró sus pasos y regresó muy alterado, cargando un oso de peluche envuelto
en una manta. La joven comenzó a asustarse y corrió hacia el jardín trasero, el
hombre la siguió deteniéndose horrorizado al ver la gran piscina pero
especialmente al ver aquello que flotaba sobre sus tranquilas aguas.
-¡¿QUÉ
DEMONIOS HAS HECHO?!-
No comente anntes, porque mmmm me afecto enormemente, como sé dice me llegó, un interesante escrito.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias por leer, es un poco crudo el tema pero recuerdo que vi algo similar en una pelicula pero el destino del pobre niño era peor (morir enterrado) Que estes bien, besos :)
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