─ No es nada personal ni nada de eso, es solo por curiosidad ─dio un pequeño sorbo al café─ Digo que ─siguió─, en un hipotético caso, si aceptarías mil millones de euros con la condición de levantarte cada día, y hasta al fin de tus días, con un brazo verticalmente erguido, sin margen de error, o en dicho caso serías terriblemente ejecutado. Pum. Muerto. ─Se frotó la barba con la mano abierta─. ¿Entiendes lo que quiero decir?
─Creo que sí, pero no veo a donde quieres llegar.
─No, por Dios. No quiero llegar a ningún sitio.
A fuera llovía a mares, y algunas gotas impactaban ferozmente contra el cristal de la ventana. Alguna de ellas se deslizaban serpenteantes por el otro lado del cristal, y eso llamó la atención de Marc, que con el dedo índice, intentó sin éxito seguir el recorrido de una de ellas.
─Simplemente te planteaba una situación en la que debías elegir entre, vivir como ahora, sin obviar los peligros que nos rodean diariamente, o ,si aceptaras la propuesta, vivir ricamente pero con el añadido de morirte si no cumples con tu obligación, que en este caso sería levantarte por las mañanas como si saludases al señor Hitler, pero verticalmente, ni más ni menos. ─Transmitido el mensaje, Marc se incorporó en la silla, y dio otro sorbo al café, que empezaba a entibiarse. Jorge parecía algo contrariado, o al modo de ver de Marc, no había entendido ni por asomo la situación en la que quería exponerle─. Quiero decir que ─volvió a empezar─ la gente vive por el dinero, ¿no? O eso se ha visto desde tiempos inmemorables. Incluso algunos han muerto por él. Trabajamos por él, convivimos con él, nos peleamos por él, estamos estrictamente unidos a él. Por el amor de Dios, es denigrante. Si hacemos cualquier cosa por apoderarnos del dinero, ya seamos ricos o pobres, ¿porqué no, y ya expuestos a innumerables peligros, aceptar uno más, sumamente peligroso, pero con los bolsillos lleno de dinero.
─¿Cómo voy a despertarme con el brazo erguido? ─dijo Jorge, con aire pensativo, mientras se mordía la cutícula del pulgar─ Es imposible. Cuando duermes no creo que seas consciente de que tienes que levantar el brazo ─siguió mordiéndose la cutícula─. Y por mucho que lo fuera, ante el riesgo, no podría pegar ojo en toda la maldita noche.
─¡Por el amor de Dios! ─exclamó Marc─ He dicho al levantarte. ¡Levantarte de la cama, no al despertarte! Si no eres consciente al levantarte de la cama es que tienes un problema, o eres sonámbulo, claro está.
─ Pues no aceptaría.
─ ¿No aceptarías?
─ Eso mismo ─dijo Jorge con evidente calma─. ¿Y si me da por ser sonámbulo de repente? ¡Joder! Eso es morir de la forma más estúpida que conozco, y además rico. Sería penoso.
─¡Dios Jorge! ─chilló Marc─ ¿No lo ves? ─se incorporó nuevamente─. Puedes morirte en cualquier momento de la forma más casual y en donde sea. Puedes salir a la calle y que te caiga un maldito meteorito. No morirías rico en este caso. De la otra forma vivirías adinerado hasta que fallaras en tu cometido, o con otro meteorito. ¿Me entiendes Jorge? Ya no sé como...
¡¡Se abre la veda!!
ResponderEliminarJajajaja que terrible, lo hará??, de seguro que se me olvida :-P---
ResponderEliminaroriginal como siempre, un besote.
¿¡QUIÉN COÑO HA PUESTO PUBLICIDAD A MI RELATO?!?!?!?!?
ResponderEliminarNo entiendo?? que te sale?? a mi no me sale nada.
ResponderEliminarAquí hay trampa, está claro...
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