No es lo mismo abrir los ojos que
despertar. Abrir los ojos solo significa eso, estar en la cama después
de un día de cansancio para empezar otro igual. Despertar implica haber
soñado minutos antes y tener ganas de seguir soñando durante el día.
Despertar es levantarse de la cama y no ver la oscuridad de la
habitación, sino los rayitos de luz que asoman a través de las rendijas
de la persiana. Es saborear la vida segundo a segundo y seguir probando.
Es correr, hacer presente el viento en las mejillas y ver como el pelo
se deja llevar. Es oír el momento en que dos corazones se desbocan. Es
ir por la vida sin equipaje para poder abarcar cuanto sea posible. Es
buscar aquello que nadie cree poder encontrar. Es sentir celos del que
puede estar a su lado todos los días. Es volar sin necesidad de alas. Es
disfrutar de los besos que se fueron mientras llegan los siguientes. Es
surcar el cielo al lado de ballenas y bucear junto a palomas. Es ir al
revés que el resto del mundo. Es pintar un cuadro con un ciego que ve y
un sordo que oye. Es sentir la caricia de ayer esperando con ansia la
de mañana. Es errar una, dos, tres veces... mil y aprender a rectificar.
Es salir a la calle y adivinar la historia de cada uno. Es un cruce de
miradas. Es tanto saber callar a tiempo como gritar. Es reír a
carcajadas y llorar a lágrima viva. Es reinventar el mundo tal y como lo
soñamos. Es decir que sí y decir que no, aunque también es aprender que
entre un blanco y un negro hay un gris. Es perder a veces y ganar
otras. Despertar es estar a dos centímetros o a 100 kilómetros de aquel
en el que pensamos. Despertar es amar con el corazón y grabar a fuego en
él cada nombre, para que cuando llegue el momento de despertar no haya
que recordar, sino simplemente proseguir con el maravilloso día de la
vida. Porque sí, la vida es un único día y no hay tiempo para abrir y
cerrar los ojos, solo hay tiempo de despertar. Así pues, ¿por qué
siempre esperamos a que llegue un nuevo día? Muchos no han tenido la
suerte de contar con un mañana. Solo tenemos que mirar a nuestro
alrededor y nos daremos cuenta de cuanta gente ha dejado este mundo.
Algunos quizás hayan podido despedirse, otros no. Seguramente, hayan
dejado cosas sin hacer. Cuántas personas desearían que el día se
prolongara hasta el infinito. ¿Por qué dejamos cosas para mañana cuando
podríamos hacerlas hoy? Si nuestra vida fluye y sin embargo hay un
principio claro y un final confuso, ¿por qué tomar como referencia el
día y la noche? Nadie sabe qué día será el último, ni cómo será todo
después de él. Por tanto, ¿por qué molestarse en cerrar y abrir los ojos
con lo fácil y bonito que es despertar? Despertar, con todas sus
letras, con todas sus idas y venidas, con sus alegrías y sus penas...
con todo aquello que implica vivir y disfrutar de la vida. Eso es,
debemos de aprender a despertar y a concebir la vida como un único día
en el que todo puede ocurrir, y llegado el momento, después de haber
dejado fluir todas nuestras pasiones, de haber realizado todos nuestros
deberes, de haber hecho uso de nuestros derechos, de haber cumplido
todos nuestros sueños, al fin, morir. Por todos aquellos que ya no están
junto a nosotros, por todos ellos que dejaron cosas sin hacer y gente a
la que amar, debemos despertar.
Un saludo, amiga
ResponderEliminarQué te ha parecido el texto amigo? Un saludo para ti también :)
ResponderEliminarTan alentadora como siempre, Magda
ResponderEliminarGracias por visitarme Lady! Un beso!
ResponderEliminarGracias por despertarme, un besote Linda, tu texto es simplemente hermoso, potente, como todos los mensajes que nos entregas.
ResponderEliminarMuack Gracias por despertarme hoy.
Sin duda un texto que da para pensar y reflexionar. Estamos tan inmersos en la rutina que se nos impone, que por desgracia muchos solo crean la ilusión de despertar. Precioso escrito :)
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