La Kajira

9. Cardonicus

Se despertó confundida, mirando a su alrededor, atraída por la risa de las mujeres, se encontraba en el Kennel, ahí le explicaron que en este lugar estaban las kajiras que serian vendidas, los amos que buscaban una kajira se dirigían aquí y el esclavista las vendía, la primera cadena del kennel, era Dulce, una hermosa kajira, simpática y con muchas ganas de enseñar, ella se hizo cargo personalmente de adiestrar a todas en los artes de servir, danzar, incluso hacer masajes a los amos.

Una de las primeras medidas que tomo el esclavista fue cambiarle el nombre  a Mel Lek, era la segunda vez que escuchaba que no era aceptable, ahí le contaron que cada vez que un amo compraba una Kajira este podía cambiar su nombre a su antojo, entonces la llamaron Lana, un nombre común corriente, nombre de esclava.

Su día se dividía en varias actividades, durante la mañana acomodaban el kennel, lo aseaban, fregaban hasta mas o menos el medio día, a partir de ese horario comenzaban a ayudar en la taberna, aquí aprendían a cocinar, y a servir a los amos, mas tarde debían darse un baño y sentarse en las tarimas del kennel en exhibición para los amos que quisieran verlas, aunque Lana rápidamente notó, que la mayoría de las kajiras conseguía a sus amos en la taberna y luego estos iban a comprarlas, ella tenia pocas posibilidades de ser comprada porque era sumamente tímida, mientras que las otras kajirae eran osadas y sensuales, en una de las eximiciones, conoció a Ashmina, una kajira goreana de un metro noventa y ocho de alto, Kajira blanca al igual que ella, no dudaba en desprender sensualidad, atraía mucho la atención y era buscada por los amos, Lana la observaba e intentaba aprender de ella.

Las dos kajiras pronto se hicieron inseparables, paso un día que Lana escuchaba golpear las grandes puertas de la ciudad, sin dudarlo se acercó a ellas y las abrió, un hombre entró a todo correr, pasándole casi por encima, luego fue Ashmina la que se encontró con el, la kajira se acercó sonriente, exhibiendo sus piernas largas y torneadas y por unos segundos el hombre detuvo su marcha, ella lo miro a los ojos y Lana vio que el la tocaba y le hablaba.

Esa misma tarde todas las esclavas fueron llevadas al kennel a punta de látigo, el hijo del Ubar buscaba a la kajira que había abierto las puertas, a lana le llovieron los latigazos, mientras que de pronto la voz suave de Ash, como le decían normalmente, resonó en la estancia.

-          Amo, esta vio al extranjero, susurro,

El hombre se detuvo en su latigazos y se dirigió furioso a donde ella, la tomo del cabello y la levanto a la altura de sus ojos, por suerte era alta y no quedo colgando en el aire, como le solía pasar a lana, Ash miro a su hermana de cadena y le hizo un gesto indicándole que no se preocupara.

-Amo el extranjero se detuvo frente a la taberna y yo servía ahí, me acerque a él como a  cualquier cliente.

- Puedes identificarlo si lo vez, le grito.

- si amo, aunque es un hombre común y corriente, sin estampa, no seria como describirlo a usted. Era increíble el dominio que tenia esa mujer de sus emociones y lo que conocía a los hombres goreanos, pues siempre encontraba la manera de aplacar su ira.

Tokak se fue complacido, asegurando que enviaría un dibujante, mientras que daba orden de que Ashmina no fuera vendida, luego miró a Lana y ordenó:

-          Esa tampoco, merece un castigo mayor. Aprenderá a no andar abriendo puertas, y despidiéndose del esclavista se marcho.

Esa fue la primera vez que vio al amo Tokak,  la segunda vez estaba ella sirviendo en la taberna cuando un hombre se acercó a ella y sin aviso alguno, la metió de golpe en una saco y la saco a rastras, ordenándole no decir nada, ella desobedeció y grito, recibiendo mas de una patada, entonces Ash se le acerco y le dijo, has lo que te manda y él siguió su camino.

Cuando la sacaron del saco se encontró frente al amo Tokak y tres amos mas, la kajira palideció, rápidamente se puso en posición de sumisión mientras miraba el suelo.

-          Kajira – Le dijo serio Tokak, dijiste a mi padre al entrar a la ciudad que nunca habías tenido un amo, dime tuviste alguna vez un amo.

El recuerdo de los latigazos aplicados la última vez la hicieron ser completamente sincera.

-          Si amo, mi amo era Sir Aragón, un mercenario de Sewia, pero no estuve mucho con él.

-          ¿Tenia los ojos azules ese amo?, le Pregunto extremadamente tranquilo, lo que asusto mas a la pequeña, esa tranquilidad fría ante la mentira la hacían esperar lo peor, en su mente apareció levemente la idea de él me busca, pero nada importaba ante la mirada inquisidora de Tokak.

-          Veras, le dijo, ese hombre forzó nuestra entrada, pidió hablar con mi padre, y como este no estaba, habló conmigo y dijo buscar una kajira blanca que era sumamente valiosa para él, dice estar acusado de traición y que tu eres testigo en un juicio. Cuando preguntó por una kajira blanca, solo pensé en Ashmina, pero sé bien que ella no ha pertenecido a nadie, luego te recordé a ti.

-          Va a devolverme amo, preguntó ingenua, ante la risa de todos los presentes.

-          Nei nei, (no no), dijo un hombre de cabellos desaliñados, nosotros no regalamos  nuestra propiedad, tu estarás en algunas tareas inusuales, lejos de la vista de los demás, había algo en la sonrisa de ese hombre que no la tranquilizaba, agradecida bajo la mirada, mientras  el hombre le decía retírate mi collar te espera en mi casa.