kajira

8. La Gran ciudad.

La caminata duró desde el amanecer hasta muy entrada la tarde, solo ahí el amo les permitió ir a las mujeres a recoger algunas bayas o frutos salvajes para alimentarse, Mel Lek se sentía sucia, cansada, y veía sus perfectos y delicados pies lastimados, el amo le había quitado las sedas que llevaba y le había dicho que quien no valía nada, no tenía derecho a vestir ropas que valían mas que ella.

Tras ir un par de horas desnuda, comenzó a sentirse verdaderamente esclava y a comprender lo que significaba ser kajira, envidiaba ahora el camisak que llevaba Eta, aunque fuera solo un saco roto, ella iba vestida, eso hacia a Mel lek, sentirse aun mas esclava, una de inferior categoría.

No se detuvieron esa noche, Mel Lek podía ver a Eta avanzar con gracia siguiendo el paso de su amo, mientras que ella se sentía torpe e inútil, casi al anochecer sintieron ruidos, el amo les ordenó estar quietas junto a unos arboles y ella sintió como Eta tiraba de la cuerda que las unía evitando que huyera, en su mente a veces se descubría recordando esos ojos azules que le habían quitado la libertad, estaba en eso cuando oyó la voz del amo llamándolas, se acercaron y descubrieron un pequeño campamento de unos 8 hombres, ella pensó que eran cazadores de panteras, preguntó tímidamente a Eta en un mal goreano, esta se rio y le explicó que ellos eran guerreros casta roja  de Ar, andaban en una misión de espionaje, algunos hombres le sonrieron a Eta, ella se acercaba coqueta y les servia vino, podía ver como la tocaban, la besaban, secretamente comenzó a sentir una extraña mescla de celos y envidia porque ella totalmente ignorada, a veces alguno le miraba la pierna.

Al amanecer se despertó con el olor del fuego, uno de los amos la levanto miró su pierna y ante la sorpresa de ella misma la ató fuertemente a un árbol, pudo ver el hierro arder, y supo sin lugar a dudas lo que iba a pasar, aunque nada la prepararía para el dolor de sentir el hierro ardiente sobre su piel, cuando la marca estuvo lista, vinieron algunos amos a verla y le sonrían complacidos, después la soltaron y sabía que tenía que hacer, superando el dolor se puso de rodillas ante el amo que la había marcado, sentándose sobre sus talones arqueando la espalda para mostrar sus pechos, no comprendía porque este signo le  gustaba tanto a los amos, pero era evidente que estaban complacidos y a ella sólo eso le importaba, ese día arrojaron a sus pies un saco de tuberculos, le habían permitido usar un camisak, se descubrió de pronto bella y se sintió feliz envuelta en un saco de tuberculos andrajoso.

Esa tarde ella camino con uno solo de los guerreros durante varios días, a ella se le permitía dormir cerca de él, para darle calor, pero él parecía no tener ningún interés en usarla, eso la ofendía de cierta manera, porque lo había visto usar a Eta, pero no se permitía protestar, el apresuró su aprendizaje de goreano, eso de la letra con sangre entrar, se aplicó enérgicamente a la adquisición del lenguaje en los 5 dias que duró su viaje se encontró sorprendida hasta pensando en goreano.

La nieve cubría todo, el frio era terrible, y aun así ella caminaba descalsa envuelta en un camisak de saco, al llegar el 6 día vio asombrada una enorme ciudad aparecer frente a ellos, enclavada en una montaña, la fotaleza de piedra se alzaba imponente mostrando una cara poco amigable,

-          escúchame le dijo el hombre, si te preguntan nunca has tenido amo, y sin mayor explicación la dejó sola ahí,

Quiso el destino que ese día el mismísimo Ubar estuviera parado en la puerta, el frio, el miedo o la soledad, la impulsaron a ir hacia el magestuoso hombre que resguardaba la entrada, cuando caminaba hacia allá, una kajira la alcanzo y le dijo que ella temía entrar sola, las mujeres solidarizaron entre si, ambas corrieron a los pies del hombre y se postraron a sus pies llamándolo amo, él las miró sin ningún interés, su mirada se poso de pronto  en Liyu, la kajira que la había alcanzado.

-¿Dónde esta tu amo kajira? – Pregunto secamente, la kajira indicó que no sabía.

- Por las deudas que dejo tu amo, te reclamo a nombre de Cardonicus, ahora perteneces a la ciudad, hizo un movimiento y un guerrero vestido de negro apareció como una sombra ante ellos, llevadla al Kennel, ordenó, Mel Lek  observaba en su lugar sin dejar de estar de rodillas en la nieve, el hombre la miró y le dijo:

- A ti nunca te había visto, ¿quién es tu amo? Podía sentir la fuerza del hombre, su mirada analítica, de pronto sintió que no valía nada, suspirando repitió, esta nunca a tenido amo, entonces el hombre la puso de pie, jalándola por los cabellos y observo su marca, la noto fresca y no dijo nada mas.

Se dio media vuelta dejándola de rodillas en la nieve frente a  las  gigantescas puertas de acero de la ciudad, que comenzaban a cerrarse tras la entrada del señor, Mel Lek estaba desesperada, su primer impulso era correr y entrar incluso por encima del libre, pero tan desconcertada estaba que permaneció ahí quieta. Nunca sabría que de haberse movido medio milímetro, 6 flechas la hubieran atravesado en el acto.

Cuando la puerta casi se cerraba la Primera espada de Cardonicus se volvió y le dijo

,-  kajira ven limpia mis botas,

ella no lo dudo un segundo y corrió a sus pies, con mucho cuidado comenzó a quitar la nieve de las botas del hombre, luego rasgo una tira de su camisak y siguió puliendo las botas, el hombre se alejo un poco de la entrada y la levanto por los brazos.

-          No mientas le dijo, quién es tu amo, sirves demasiado bien, le susurro duramente al oído.

Podía sentir su piel erizarse, sentir la calidez de su aliento, le temía con todo su corazón, podía ver en sus ojos el desprecio, la fortaleza y esa mirada vacía que poseen quienes acostumbran decidir el destino de los demás.

-          Esta no tiene amo y no lo ha tenido repitió, el hombre la miró un poco y le dijo, busca a las kajirae de la ciudad, ya veré que hacer contigo.

Cuando el amo se marcho ella quedo sola en la nieve, mirando las heladas paredes de la ciudad, una kajira apareció de la nada y la llevo a darse un baño caliente y a comer.