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jueves, 29 de marzo de 2012

El rincón de la vida


El vehículo que adquirió lo hizo a precio de chatarra, principalmente, porque lo compró en un desguace y era digno de ese lugar. La carrocería estaba en un estado aceptable, pero el motor era una especie de rompecabezas al que le faltaban un buen montón de piezas. Cuando llegó a casa con semejante mole de hierro, su madre se encerró en el dormitorio, mientras que el padre le ayudó a hacerle un sitio en la parte trasera de la caravana.
─¿Sabes lo que va a decir tu madre?
─Oh, papá, vamos..─dijo Mario fatigado─ No puedo seguir yendo al trabajo andando, seguro que lo entenderá.
─Podrías decírselo a tu tío. Te lo he dicho cientos de veces. Solo tiene que desviarse una calle para recogerte, le viene de paso.
─Quiero depender únicamente de mi mismo, ya lo sabes. Además, ya es demasiado tarde.

En las siguientes semanas, se hizo asiduo de talleres y del resto de desguaces de la ciudad, buscando repuestos con los que poder poner operativo su nuevo juguete. Le llevaba todo el día. Por las mañanas iba a la fábrica a trabajar, y por las tardes, con la ayuda de Marc, su ayudante de cinta, iban a por las piezas que faltaban. Llegaba a las tantas a casa, y siempre encontraba a su padre, sentado en la mesa deslizadera de la caravana, mirando tras la ventana, con dos tazas de café y un humeante cigarillo de picadura.
─¡Hola papá! ¿Qué tal el día?
El padre dio una calada al cigarro y lo miró, con unos ojos que parecían al de un bebé recién nacido.
─Hola Mario. Toma, esto es para ti ─dijo el padre, arrastrando la taza de café hasta el borde de la mesa.
─¿Cómo está mamá? ─preguntó Mario─ ¿Ya está en la cama?
─Hijo...siéntate─dijo su padre, ahogado. Mario tiró la mochila a un lado y se sentó─ Verás ─siguió su padre─, tu madre, se encuentra en estado crítico desde esta mañana.
─¡¿Qué?! ¿Dónde está?
─En la habitación, pero...
No había terminado la frase y Mario ya se hallaba de camino hacia la habitación, pero justo antes de girar el pomo su padre le agarró del brazo.
─...pero me ha dicho que la dejemos descansar, no quiere ver a nadie.
Entonces Mario y su padre se abrazaron, y echaron a llorar. La madre padecía cáncer de pulmón desde hacía años, y ahora se hallaba en fase terminal. Al principio, cuando se lo detectaron, les dijeron que todavía podría superarlo si se hacía el tratamiento adecuado, así que invirtieron todos su ahorros para poder pagar al mejor oncólogo de la ciudad, pero la enfermedad empeoró drásticamente con los años, y ni la quimioterápia, ni el mejor oncólogo, ni las medicinas pudieron parar el crecimiento del cáncer. Y esto los arruinó. Vendieron su casa, el padre perdió el trabajo y Mario tuvo que dejar la universidad para ponerse a trabajar.
Dos diás después su madre fallecía en la cama, en compañía de su único hijo y su marido. Decidieron no decírselo a nadie, pues sus pocos familiares que les quedaban apenas se habían preocupado por el estado de su madre durante todo el proceso del cáncer. Hicieron el funeral como pudieron y la enterraron en el cementerio viejo del condado del Baldimore, junto a los abuelos. Y voy a parar porque no sé cómo salir de este drama...

5 comentarios:

  1. Sin mas... no mucho mas... una muerte es solo un comienzo, toda una vida se abre para ese chico y ese padre que pueden descansar tranquilos diciendo que hicieron cuanto pudieron y mas...
    Conmovedor dramático y hermoso, un besote me encanta y me encantas.

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  2. Bravo DD. Siempre me tocas fibra.

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  3. Realmente doloroso y bello, muy bello.

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  4. Una historia realmente triste, contrasta bastante con a alegría que tenia al principio por tener su propio auto. Conmovedora.

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