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miércoles, 21 de marzo de 2012

Desvaría.

A veces las cosas no salen como uno quiere, pero la vida tiene que ser así. Acéptalo tal y como viene. Si puedes, resuélvelo y si no, cierra los ojos y sonríe.

Dentro solo hay gritos, así que salgo al balcón. Allí no hay palabras, ni ruidos de coches, ni lágrimas. Cierro los ojos y sonrío. Puedo oler la primavera llegando, siento el pájaro que sobrevuela los árboles de mi derecha y oigo maullar al gatito que se acurruca bajo el arbusto de la izquierda. Estoy descalza y en pijama. Hace bastante frío, pero no me importa, necesito un rato para estar a solas. Siento el viento rozando mis pestañas y choca contra la manta que cubre mi cuerpo, arrodillado frente a los barrotes del balcón. Ha llegado el momento de dejarse llevar, de resbalarme del mundo y caer en el agujero de mi pensamiento. Ahora llegan los recuerdos, el de tu caminar acompañado de tu forma de sonreír. Tú, el pensamiento más delicioso de todos los pienso. Te he echado de menos. Abro los ojos y miro hacia las nubes. Allí está el sol recordándome tardes de verano frente al mismo lucero, que hace presente lo que es el escurrir de unos dedos sobre la piel. Ya no queda más que tú, ya no queda más que yo. Un pequeño detalle, el mp3 en On. Ahora sí que estamos todos. Tú eres mi vía de escape, mi optativa de volver a ser feliz. El viento sopla fuerte pero no consigue llevarse tus besos, siguen posados en el sitio exacto donde los dejaste. Miro al cielo, tan solo el evocar aquel estrellado infinito consigue que vuele un vez más. ¿Ves? Ya se van todos mis disgustos... ¿realmente, unas cuantas lágrimas pueden con todo esto? No, es infinítamente más poderosa la última imagen que conservo de ti que todos esos problemillas. Ahora que lo pienso, no son más que eso, problemillas ridículos que se esfuman con pensarte unos segundos.

Somos tan pequeños... ¿cómo pueden caber en nosotros sentimientos de tales dimensiones? Dame unos minutos para soñar contigo, que el deseo se irá haciendo más y más grande... ¿Y si explotamos, qué pasará? Sí, esto desvaría, así que definitivamente te he echado de menos. Mejor dicho, te echo de menos. ¿Pero quién no desvaría cuando ama? Es más, aquel que no lo hace, es porque no quiere de verdad. Hoy me sobra el tiempo, así que ¿por qué no contar a mi corazón algún secreto más? Es una buena opción. Hace frío, ¿y qué? Soñemos, volemos, desvariemos, amemos... porque si no lo hacemos ¿qué nos queda? Solo te echo de menos cuando respiro, así que creo que puedo continuar sin sobresaltos el resto del día. Me gusta desvariar, me gusta soñar... me gusta quererte.

2 comentarios:

  1. Siempre es un agrado leerte, representas muchos sentimientos de una forma tan dulce y concreta.
    Muchas gracias, un besote.

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  2. Un escrito muy reflexivo, un poco utopico pero eso no quita lo bello. Me gusta!

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