La Kajira

6. Un almuerzo Agitado.

Las Kajiras acompañaron a Pandora a la mesa, algunas se sentaron Akilabell y la pequeña, se ubicaron junto a Pandora, la mesa consistía en un tablón sobre el suelo, ante los ojos asombrados de la recién llegada a este mundo, comenzaron a entrar mujeres trayendo grandes bandejas repletas de frutas, quesos, algunas jarras con leche, pero lo que mas llamaba la atención era la sensualidad con la que las mujeres realizaban el servicio, cada movimiento estaba cargado de fuego, como ellas llamaban a la pasión.

Cuando ya todas se hubieron sentado, la pequeña observó a las Kajiras, simplemente bellísimas, era imposible no sentirse insignificante entre la exuberancia y voluptuosidad de algunas mujeres o admirar los cabellos o la luz de los ojos, Las mujeres les sonreían amables y orgullosas cada vez que ella posaba sus ojos en ellas, le sorprendió que no les molestara, si no mas bien lo contrario, se sentían totalmente complacidas al ser admiradas.

-Enseña a nuestra pequeña hermana a servir vino, ordenó Pandora a una de ellas, la muchacha sonriendo se puso de pie, y se dirigió a buscar un cáliz, camino con gracia y sensualidad, evadiendo los cojines que estaban en el suelo, de entre todas las copas y cáliz, eligió uno con una incrustación de piedras verdes que hacían juego con sus ojos, se tomó su tiempo para la elección, lo que dejaba en claro que no era al azar, luego reviso la copa en busca de cualquier mancha, y con una de las sedas de su vestido, extrajo la ultima mancha, si es que de verdad la había, lentamente lleno de vino el cáliz, como llenándose con el liquido ella misma, volvió con mas gracia que antes, se colocó de rodillas, y coloco el cáliz entre sus piernas, con la mirada hacia abajo, luego lo llevó hasta la altura de su corazón y le sonrió, dio un pequeño sorbo a la copa y la giro ofreciendo a Pandora el recipiente por el lado que ella había besado.

- ¿Comprendes el significado de los gestos?- Sí afirmo la chica, todas las Kajiras sonrieron complacidas y comenzaron a conversar, algunas les contaban anécdotas sobre como servían a sus amos, otras sobre como les reforzaban su masculinidad llamándolos para que matara arañas o ratones, el ambiente era de relajo y alegría.  Sólo algunas, entre ellas Akilabell permanecían aun a ratos ausente, la pequeña supo que pensaban en los hombres que habían sido convocados a la plaza del pueblo.

Un golpe sordo sonó el la puerta, las Kajiras se pusieron en alerta, algunas entre ellas Pandora, avanzaron hacia adelante y se colocaron de rodillas formando un escudo para las demás, este acto llamo la atención de la pequeña.

-          No temas pequeña hermana- la consoló  la kajira de ojos verdes. Solo un idiota dañaría las flores más bellas de esta ciudad, créeme, han caído reinos completos sin que nadie nos toque un pelo, la sonrisa y la calma de las kajiras era evidente.

 La belleza era más que una vana superficialidad para las mujeres de esta tierra, era su arma de lucha en este mundo hostil.

La puerta se abrió  de golpe y una mujer fue tirada a los pies de Pandora, su vestido era largo, y amplio como los que usaban las Ladys, venia con una manga arrancada y mostraba el pecho de la chica, su cabello parecía haber sido cortado de un hachazo, y su rostro mostraba muchos golpes. El hombre que la traía era un hombre alto, moreno de unos ojos verdes que cautivaban, una de las kajiras, la que había servido el vino se puso de pie y corrió a él colgándose de su cuello y besándolo.

-          Vaya, ya quisiera yo un recibimiento así, dijo una voz masculina salida de atrás de él, tres kajiras se pararon y corrieron a abrazar al recién llegado  mientras que todas se ponían de rodillas y a coro decían buenos días amo.

-          Buenos días pequeñas, aquí les traigo a su hermano, veo que se le extraña cuando no esta, había un dejó de reproche en esas palabras- y Pandora, una nueva aprendiz.

-          Lo siento amo, pero a ella no podemos enseñarla para kajira roja y lo sabes,

El amo miró con desagrado a la Kajira, mientras que sus propias mujeres le hacían gracias y lo distraían, el pobre infeliz estaba perdido, era claro que ahí no tenia ningún control de la situación si entre tanta gracia y belleza una y otra vez se le olvidaba por que estaba enojado, embobado por el baile que iniciaba una de sus kajiras y la copa de vino que servía la otra no notó dos importantes detalles, el primero que su esclavo recibía a escondidas mejores atenciones que él y lo segundo, una kajira, la pequeña de Sir Aragón ya había sido escondida de su vista.

-          Bueno dijo sonriendo ampliamente, pequeñas a casa, el conflicto ya se resolvió, Pandora confió en tu sabiduría. Al menos enséñale a servir un vaso de agua-

 y se marcho acompañado de tres kajiras, la ultima en salir le dedico una sonrisa complice a Pandora, las que las miraba como madre orgullosa.

-          Desnúdate ordenó fríamente la Kajira, la chica observaba confundida ese trato osco de parte de las kajiras,

La pequeña junto a Akilabel salieron de detrás de unas cortinas y se ubicaron junto al hombre que estaba en la mesa, ahí junto a la kajira que sirvió el vino era evidente que compartían los mismos ojos.

Las kajiras miraban curiosa a la recién llegada, cuando por fin estuvo desnuda, Pandora le ordenó dejar de llorar y ponerse de rodillas, la ultima orden fue esperar.

-          Era una Lady, contaba el hombre mientras se dejaba querer por sus hermanas, pero no supo conservar sus virtudes y se me entregó.

-          Como otras tantas, dijo una kajira que lo miraba con disgusto.

-          Ese es mi trabajo, lo sabes, respondió el comiendo unas uvas, tu sirves vino con gracia, yo conquisto ladys, las que se me entreguen, pasan a ser propiedad de mi amo. Aunque es una perdida de tiempo, nunca resultan buenas kajiras, no crees hermana. Ese comentario le valió la sonrisa encantada de todas las presentes, el compartía la gracia y el poder de conquista de estas mujeres, eso era evidente.

Una risa general inundo la habitación. Pandora miraba como la pequeña lo miraba,

-          supongo que no habías visto a un Kajirus, le pregunto curiosa, mientras la menor de las hermanas negaba con la cabeza, verás, todo hijo o hija de Kajira es esclavo y de propiedad del amo de la Kajira, aunque es poco común  que se nos permita tener hijos veces pasa, como puedes ver, ellos son mellizos. Ambos hermanos saludaron con la cabeza.

-          Por eso, ella no fue castigada por arrojarse a los brazos de él,  son muy unidos, pero no pueden hacerlo en público, le explicó otra kajira.

-          La chica es la razón del problema de esta mañana, dijo Akilabell.

-          Si es la hija de un escriba, pero se me entregó anoche y mi amo la fue a reclamar a primera hora, el padre trato de negarlo y las sanadoras revisaron a pequeña para determinar su estado, dijo sonriendo.

-          ¿Por qué se entregó si sabia que sería esclava?. Debe amarte mucho, pregunto seria la mas  pequeña.

-          Jajaja que dulce, ella no sabía que yo soy un Kajirus, sino no se habría dignado a mirarme, visto de guerrero afuera. ¿De quién es? Pregunto con sonrisa afable.

-          De Sir Aragón, respondió Akilabell, o de mi amo dijo titubeando, aun no lo sé bien.

Afuera en el centro de la plaza, dos hombres estaban por comenzar a discutir precisamente ese asunto, Hamma acompañado de su espada y Sir Aragón de una daga negra, llamadas así por ser venenosas además del color, caminaban en circulo como midiéndose, mientras hablaban de problemas con el pago y el precio de una esclava. Las leyes de Gor prohíben enfrentamientos directos por una esclava, de darse, simplemente el Ubar soluciona el problema matando a la criatura, pero por otro lado, era bien visto, una discusión comercial.