“Sabía muy bien que esto solo era una ilusión, una vil y maravillosa ilusión, en la cual mi hermano menor estaba vivo y yo no le causaba sufrimiento. Si todo permaneciera así para siempre… que feliz seria”
Ese día acordamos vernos en el café que últimamente frecuentábamos. Terminé las cosas en mi oficina y me marché a encontrarme con mi querido hermano menor. En el trayecto en auto un intenso frio comenzó a invadirme, me detuve con la luz roja y froté mis manos que estaban pálidas y gélidas. Fije mi vista en frente y un hombre de negro me observaba fijamente, no logre distinguirlo bien porque sentí el ruido de las bocinas que me indicaban que avanzara. No le di mayor importancia a ese simple hecho y me apresuré en llegar.
Sebastián me esperaba con su habitual sonrisa. Me senté frente a él sonriendo y acaricie su cabeza.
-Perdóname, esperaste mucho por mi culpa-
-Estoy bien hermano, está lloviendo muy fuerte-
- ¿viniste en auto?-
-No, tomé un taxi hasta aquí-
-Entonces te iré a dejar después-
-Gracias, eres muy amable, tienes que ir a visitarnos pronto, Anna quiere verte-
-Claro, también quiero ver a mi lindo sobrinito, fue un detalle muy lindo de tu parte colocarle mi nombre-
-Sí, había pensado en algo como Caín…me gusta esa historia, no puedo evitarlo…iré a ordenar, ¿Qué quieres Joshua?-
-Un café está bien-
Me quedé mirando por la ventana como caía la lluvia, un importante detalle llamó mi atención, dos personas cruzaron la puerta tomadas de la mano, de seguro eran pareja pero sus ropas eran extrañas. Me volteé a ver a mi hermano y me quedé sin palabras… estaba en el mostrador pero todo el lugar había cambiado, la decoración era la misma que tenían hace diez años, estaban las mismas personas que cuando… estuvimos aquí hace diez años.
-¿Qué está ocurriendo?- sentí un aire gélido recorrer mi cuerpo y una profunda voz me asusto dejándome paralizado.
-Hola Joshua, tu y yo tenemos que hablar-
Su voz resonó en mis oídos y me impidió moverme de mi lugar, se sentó frente a mí sonriendo. Tenía el aspecto de un humano, de cabello corto y oscuro, piel pálida y bastante hermoso pero sus ojos eran de un extraño rojizo que me intimido más. Junte mis fuerzas y logre decir algo
-¿Quién eres…?-
-No te darás cuenta si no te lo enseño-
Chasqueó sus dedos y la escena a mí alrededor se desvaneció, ambos estábamos de pie, en lo que parecía ser un bosque. Escuche su risa e inconscientemente me cubrí los oídos.
-Este lugar servirá, es muy parecido a uno de los paisajes que hay en tu mundo ¿verdad?-
-¿Qué eres?- pregunte al borde del colapso.
-Es mejor que te calmes un poco, no tengo intenciones de matarte ni nada por el estilo, solo me resultas interesante, has cometido un crimen muy grave y este es el lugar donde mereces estar y sé que lo sabes muy bien-
-¿Estoy… en el infierno?-
-Sí, algo así-
-Entonces… ¿he muerto?-
-Eso es un poco complicado de explicar pero pasara un tiempo antes de que despiertes-
-¿Quién eres?-
-Mi nombre es Aamón, creo que ustedes nos llaman demonios-
-Esto no puede estar pasando-
-¿Qué creías Joshua? Asesinaste a tu hermano menor, igual que Caín, créeme que me parece admirable lo que has hecho, aunque lo último fue grotesco, eso de pedir perdón, ¡cuánta hipocresía! y lo sabes muy bien-
-Pensé que… Sebastián-
-Eso ha sido obra mía, solo te enseñe como podría haber sido tu futuro si Sebastián estuviera vivo-
Caí de rodillas llorando, creí que al menos aquí podría encontrar algo de consuelo por el acto tan abominable que cometí pero jamás recibiré el perdón… jamás expiaré mi crimen.
Sentí la mano de esa cosa en mi hombro, el toque fue tan frio que por unos instantes el pensamiento de que me torturaran por toda la eternidad no sonaba del todo malo, es un castigo justo por todo lo que he hecho.
-¿Vas a matarme, Aamón?-
-Si lo piensas ya estás muerto, no creo que sea posible matarte si estás aquí-
-¿Entonces… que harás?- Se indico a sí mismo y sonrió.
-Nada, no tengo el poder para hacerlo, eso es trabajo de alguno de mis familiares- Escuchar eso me alivio bastante, baje la vista asustado
-¿Qué va a pasar conmigo?-
-No sabría decirlo con exactitud, eso depende de la persona con que te encuentres por el camino, solo he venido a romper tu sueño, es hora de que enfrentes tu situación-
-¿Qué se supone que haga?-
-Eso depende de ti-
Observe a mi alrededor sin saber a dónde ir, solo se extendía un gran bosque a mi derecha, un interminable pastizal a mi izquierda y al frente, unas especies de montañas se alzaban tras de mí. Aamón me indicó que me levantara, al parecer estaba dispuesto a ayudarme, lo peor de todo es que su razón estaba muy clara, quería divertirse a costa de mi sufrimiento. Debo salir de aquí, si es que eso es posible.
-Escucha bien, si vas por el bosque te encontraras con Abducius-
-¿Un demonio?-
-Así es, bastante sádico y desagradable a mi parecer, posee una fuerza descomunal y le encanta asesinar humanos. Es un bosque, ¿adivina con que lo hace?
-Prefiero no saberlo- Aamón volvió a reírse, asustándome mucho más
-Eres el primer humano interesante que ha llegado aquí desde hace muchos años o podrían ser siglos-
-Y si voy… hacia allá- indique a la izquierda
-Podría ser interesante, en ese lugar están los tres jueces. Tres demonios que juzgan las almas nuevas como tú y son quienes deciden los castigos, enviándote a una de las nueve casas, dependiendo de la gravedad de tu falta-
-Y hacia allá- indique hacia adelante.
-Si caminas un poco encontraras un amplio mar pero no te aconsejo entrar, quien sabe que abra bajo esas tranquilas aguas- Comenzaba a impacientarme, finalmente indiqué hacia atrás mío, donde se alzaban unas montañas- Ese lugar, pensando que no te pierdas, encontraras una mansión de cristal, en ella habitan lo que ustedes llaman súcubos e íncubos-
-¿Qué es eso?-
-Ve a averiguarlo-
-Mierda… en simples palabras no importa a donde vaya, acabare mal-
Me quede unos segundos meditando sobre qué hacer, más que buscar la manera de salir debía preocuparme de cómo mantenerme con vida. Creo que aun no estoy muerto, eso significa que luego de que me disparé en el cementerio me llevaron al hospital, así que debo estar en coma.
Una sombra apareció tras Aamón y tomó forma humana, un hombre joven de cabellos largos y plateados, sus ojos eran del mismo color pero con ciertos rasgos felinos. Vestía ropas claras que lo hacían parecer un ángel cuando de seguro debe ser lo contrario.
-Aquí estás-
-¿Qué ocurre?-
-Tenemos que hablar- me observo fijamente- ¿Quién es este humano?-
-Es nuevo aquí-
-¿Nuevo? ¿Y qué haces con él?-
-Hablando-
-No sabía que eras tan amable, puedes ganarte el cielo así-
-Idiota-
-Vamos, alguien lo encontrara pronto y se hará cargo de él-
Un intenso miedo comenzó a invadirme, no sabía qué hacer en ese extraño lugar, apenas era capaz de comprender que estaba en una especie de infierno y había un sinfín de criaturas dispuestas a “matarme”. Aamón me observó con ese toque rojizo que me atemorizaba, chasqueó sus dedos y oí una especie de grito muy agudo, cerré los ojos instintivamente y cuando los volví a abrir, vi que Aamón sostenía un cuervo negro de ojos amarillo en su antebrazo derecho.
-él es Aoi, te hará compañía aquí- el cuervo se quedó en mi hombro derecho- adiós Joshua-
-Gracias…- me observó como si hubiera dicho una palabra tabú y me susurró antes de desaparecer.
-No me aburras Joshua, de eso dependerá si te quedas aquí o te vas-
Ambos desaparecieron dejándome solo en ese extraño lugar. El cuervo se mantenía quieto en mi hombro. Tomando en cuenta los dichos de Aamón decidí ir hacia las montañas, por el momento evitaría ir hacia los jueces, sabía muy bien cuál era mi crimen pero no deseaba ser torturado.
“Espero que mi querido hermano menor tenga mejor suerte que yo, me merezco todo esto pero sería un hipócrita si dijera que lo aceptare sin dar la pelea”
Avancé hasta internarme en las montañas, la luz comenzaba a desvanecerse para darle paso a la oscuridad, mi prioridad era encontrar un lugar donde dormir y pasar la noche. Al poco andar divisé una especie de cabaña, el cuervo en mi hombro emitió ese agudo grito que me hizo caer de rodillas, podía sentir como me desvanecía de a poco y antes de perder la consciencia, escuché unos pasos que se acercaban a mí y luego una silueta se inclinó a mi lado. Lo último que sentí fue su suave tacto que acarició mi mejilla derecha, luego todo fue oscuridad.
“Aun no sé que soy, ni que hago en este lugar, no sé si estoy vivo, muerto, en el limbo. Sé la magnitud de mi crimen, asesine a mi hermano menor, a mi padre y a una persona muy preciada para mí como lo fue Alice. Mi castigo es el infierno, quizás el mismo final que le espero a Caín pero sé algo que yo, Joshua Aldrich haré, soy humano, entiendo mi naturaleza y no aceptare mi castigo tan fácilmente, jamás iré ante los jueces para que me den su sentencia, si alguien debe castigarme es única y exclusivamente, Sebastián. Hasta entonces intentare mantenerme vivo”
Como ya se habrán dado cuenta ahora los acontecimientos tendrán lugar en el infierno o una especie de infierno para ser más correctos. Algunos nombres son de demonios “reales”, busque algunos para incluirlos con sus “Poderes” y yo les di la apariencia y los adapte para la historia, como Aamón, Abducius, los íncubos y súcubos (que se especificaran más en los capítulos siguientes) Esta información fue sacada de wikipedia. siento la extension pero siempre suelo escribir lo justo y como separe los dialogos para que quedara mas entendible se alargo mas de la cuenta.
ResponderEliminarGracias por leer.