Para cuando tú, la razón de mi existencia, hayas decidido
perderte tras la barrera del adiós más amargo de nuestras vidas; para cuando
tus pasos firmes marquen el sendero que solo tú, amor, recorrerás
para dejarme; para cuando se pierdan mis lamentos en el aire y mis
lágrimas se las trague el suelo; para cuando tu divina perfección se haya
convertido tan solo en una silueta vaga, difusa y sin sombra; para cuando mis
labios secos se hayan cansado de llamarte y mis manos frías ya no te esperen
abiertas ni se cierren después alrededor de las tuyas; solo para entonces, corazón,
sabrás que el tiempo tan valioso que pude pasar amándote aún más se me fue
contando los días que faltarían para que te marcharas, y que la vida, esta vida
que ahora te regalo, se habrá convertido ya en un saco de desechos mugrientos y
polvorientos, unos desechos sucios y malolientes que ahora y siempre te han
amado.
No recuerdo qué poeta acababa diciendo algo así como que somos polvo pero polvo enamorado. Congrats, pequeña diosa; y gracias por la calidad!
ResponderEliminarPero qué es lo "quevedo"!!! XDDD
ResponderEliminar(Jo*** qué malo...)
Y (oh, casualidad!!) es uno de mis poemas favoritos... Deja en paz mi mente, vale? ;)
Besote!
Interesante Bella, muy interesante, te felicito. Un besote.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y la manera en que se redacta es amena y atrapante, se hace mas corto de lo que aparenta: Felicidades
ResponderEliminarTú... En vez de huesos tienes besos no? Colosal a la vez que acongojante. Quien fuera mota.
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