miércoles, 29 de febrero de 2012
Tic Tac
"Esta puta, putísima soledad, esta cabrona abstracta y malparida..." Este sería un perfecto ejemplo de las cíclicas introspecciones de J. La verdad es que no le iba muy bien. Estaba convencido de que si gritaba desde la cima de una montaña el eco le chistaría. Empezaba a darse asco a si mismo, en realidad, esa vocecita insoportable resonando todo el santo día en su cabeza, narrando su vida con un registro claramente melodramático y narcisista. "¡Quiero nuevas voces en mi puta cabeza!" Pero no había voces en su memoria, no había recuerdos, sólo un vasto y frío conocimiento de todas las cosas. Sabía tantas, tantísimas cosas, y no había un sólo sentimiento ligado a ellas. Sospechaba que el saber sabe mejor cuando te lo enseñan que cuando lo raspas con una espátula, reseco, en algún vertedero virtual. "Datos, datos, datos..." Su condena era el tedio, eso era evidente. Solía detenerse a escuchar como se embotaba su mente, habría jurado ante un tribunal que el cráneo se le estaba llenando de barro y desechos industriales, y que seguramente ese amasijo infecto le había obstruido algún tipo de conducto del riego cerebral. "La vida es espesa, una pasta, sin duda." Por suerte, luego surgía el: "¿Y que más da?" Había desidia, una buena dosis de pasividad, pero nunca una completa resignación.
De vez en cuando salía a conquistar el mundo: sonrisa por bandera, palabras amables en el cargador. Palos de ciego, pobre hombre. Era completamente incapaz de averiguar cual era la puta pieza que faltaba, ese error de fábrica que por alguna razón saboteaba todos sus empeños. Sin amor, sin un tren al que subirse, ni una ambición real. "Quiero que me toquen... ¿por qué nadie me toca nunca?" Sólo le tocaban cosas inertes, pobre hombre, muebles y pomos fríos. Sospechaba que, en el caso de que fuera posible, a estas alturas podría tener el tacto atrofiado, y ya nunca podría saciar el hambre de calor humano. "Mi piel tiene hambre." Ese era un pensamiento recurrente, por desgracia, claramente improductivo. Siendo como era un hombre cauto, ya no buscaba el amor, un pequeño parche de vez en cuando sería suficiente. Quizás una caricia en cada solsticio, puede que un abrazo por navidad, un beso cada año bisiesto. Anhelar, imaginar, hundirse, bregar contra su vida a contracorriente, alguna que otra analogía ingeniosa, algún que otro placebo artístico... J. sólo quería pasar el rato. Y por ahí sigue, un torbellino silencioso e inmóvil, en algún lugar del mundo. Pasando el rato.
PABLO Y JULIA (By Gandalf)
Pablo y Julia son pareja y están muy enamorados, pero cada uno por separado, tiene un serio problema personal: él padece de un gran resentimiento hacia las mujeres tras haber pasado una difícil adolescencia por culpa de su carácter introvertido y asocial que lo convertía en un verdadero fracasado a la hora de relacionarse con las chicas. Actualmente, hombre hecho y derecho, gasta mucho dinero en prostitutas, con el mero objeto de disfrutar del poder que nunca antes fuera capaz de ejercer sobre una mujer.
Julia, por su parte, lleva media vida sin querer perdonar a la mismísima muerte, la cual, encarnada en la nefasta persona del automovilista que lo atropellara hace ahora más de treinta años, le arrebató a la persona a la que más quería, su hermano mayor. Es por ello que cada vez que la parca golpea inmisericorde en su entorno, ejércitos de pesadillas pueblan esa noche sus sueños.
Hoy, Julia y Pablo, no pudiendo soportar ni un día más la inexorable carga de sus respectivos pasados, han urdido un plan secreto y tomado su decisión tras una larga noche en vela en la que han bebido vino entre episodios de risas y llantos.
De modo que, al filo del amanecer, han subido cogidos de la mano hasta la cima de la montaña y se han sentado sobre una piedra para ver salir el sol. Con el primer rayo, se han dado un largo y cálido beso. Luego Pablo ha rodeado el cuello de Julia con sus fuertes manos y ha empezado a apretarlo. Mientras sus mandíbulas se crispan como un cepo envenenado por el odio, los ojos se le van llenando de lágrimas al contemplar la lenta muerte de su amada. Cuando Julia ha empezado a perder la visión periférica por la falta de oxígeno en el cerebro, cree ver cómo se le acerca lentamente el rostro joven y radiante de su hermano que viene a su encuentro desde el otro lado… Entonces Pablo deja de apretar.
lunes, 27 de febrero de 2012
Llévame allí donde la ilusión nunca muere.
domingo, 26 de febrero de 2012
La estudiante rusa
El ritmo de trabajo volvía a ser asfixiante para el dr. Duque al comienzo del cuatrimestre en el que concentraba todas sus clases. Los pasillos de la facultad se le antojaban inmensos y deprimentes, repletos de autómatas entrenados en repetir teorías de otros y embestir contra aquellos que pensaran por ellos mismos. Años repitiendo los mismos conceptos. A pesar de que le apasionaba lo que enseñaba, la rutina de las clases ahogaba su mente inquieta, que lentamente moría en la monotonía de la cotidianidad.
Entonces ocurrió algo diferente. Entre clase y clase, cuando simplemente se desplazaba de un aula a la de enfrente para repetir exactamente lo mismo, una mujer de rasgos extranjeros se acercó a él.
- Dizculpe, ¿ez uztes el dr. Duque?
El susodicho profesor la miró con una mezcla entre perplejidad y familiaridad. La mujer que tenía delante era casi tan alta como él y lucía un largo cabello rojizo de volumen aleonado. Sus ojos, entre grises y verdes y muy grandes, retaban su mirada con inocencia letal. Su voz le recordaba a… pero la confusión de su fragancia opiácea no le dejó pensar con claridad.
- Sí, soy yo –asintió. ¿Qué desea?
- Mi nombre ez Dasha. Zoy una eztudiante russa. He leído zus librros en mi paiz y asmiro mucho zus teorrias.
La gracilidad de los movimientos de Dasha eclipsó el raciocinio del Dr. Duque, quien parecía atolondrado ante el tintineo de las monedas árabes que colgaban de sus caderas. Sus pestañas, largas y rizadas, deslumbraban de purpurina que, facilitado por la frecuencia de su pestañeo, aparecía como ráfagas de estrellas ante la perturbada mente del catedrático.
El dr. Duque sonrío con deleite y sin encontrar nada mejor que decir, apenas añadió –Se lo agradezco señorita. Es usted muy amable.
A continuación Dasha abrió su bolso de charol y agarró una cajita con sus finas manos, tatuadas con motivos indios. Sus uñas, largas y ovaladas, estaban pintadas de un color rojo vino que sobresalía como perlas de sangre, aumentado por unos pequeños brillos en forma de lágrima que decoraban sus garras.
- Dr. Duque, en agrradesimiento a su trravajo, me gustarria convidarle a ezte Prianiki, un dulze típico de mi tierrra.
Seducido e hipnotizado, nuestro protagonista accedió a la invitación sin atisbo de recelo.
Una estrella inmensa invadió de luz el pasillo de la universidad, abriéndose un camino de tierra bordeado de helechos y flores silvestres. Comenzó a seguir a Dasha, quien con una gran sonrisa le invitó a adentrarse en el sendero. Las voces de fondo le parecían amenazas de orcos que para su alivio iba dejando atrás. Dasha lucía un vestido blanco y desprendía inocencia. Iba saltando, rebotando dos veces con el mismo pie, mientras su vestido ondeaba a la par con ligereza. Dasha le invitó a montar en un caballo azabache, y juntos se alejaron a trote en la inmensidad desconocida.
El Dr. Duque no recordaba sentirse tan pletórico en muchos años. Tal vez jamás se había sentido así. No tenía muy claro dónde estaba, ni siquiera qué hora era, tan sólo podía disfrutar de tan extática vivencia.
Los primeros rayos de luz desvelaron al dr. Duque, todavía recostado entre sábanas blancas, sosteniendo una plácida sonrisa. Volvió a cerrar los ojos y nuevamente los abrió ante el repetido sonido de su móvil. Era un número de la universidad, así que lo dejó sonar hasta que dejaron un mensaje en el contestador.
- Dr. Duque, ¿se encuentra bien? Ayer abandonó sin previo aviso las clases. Al parecer algunos alumnos le vieron desaparecer en un coche negro con una mujer. Póngase en contacto cuanto antes con nosotros.
Recién pinchada la burbuja en la que se encontraba, el Dr. Duque recobró el sentido y aterrizo en una realidad desconocida. ¿Dónde narices estaba? Recuerdos fugaces de fragancias y gemidos recorrían a gran velocidad su mente. Volteó la cabeza y se encontró con una peluca profesional de color rojo al otro lado de la almohada. Un estuche abierto de lentillas de color completaba la farsa. Algunos cabellos castaños, finos y largos, se esparcían por la almohada. Rastreando huellas como un detective, el dr. Duque halló una notita perfumada entre las sábanas que decía: “¿Para cuándo otro Prianiki?”.
Al instante reconoció la letra y su rostro se iluminó. Sabía que sólo podía ser ella. Sonrió y cerró los ojos para saborear el postgusto. Sí, por fin había hecho el amor con Sakmet.
Destino de Sangre
Después de la lucha Normol los chicos regresaron a la casa de Aarón para curar las heridas, Isaac seguía pensativo por lo de Karen, si ella tuviera algún control del aura el ya lo sabría pero no se dio cuenta, llegaron a su casa y empezaron a curarse cada uno, Frank estaba sonriendo por lo emocionante que estuvo esa pelea.
-eres idiota porque estas tan feliz-dijo Fiorela.
-porque estuvo muy loco estuvo realmente emocionante-dijo alegremente Frank, mientras los demás se reían.
Karen tenía la mirada abajo-porque no me contaste Aarón –dijo entre lágrimas.
-no me hubieras creído-dijo Aarón levantándola.
-igual me lo hubieras contado, casi te pierdo-dijo abrasándolo –prométeme que me contaras todo, por favor.
-te lo prometo-dijo Aarón sonriéndole.
-entonces dime-dijo mirándole a los ojos-como es que tienes un demonio dentro-Aarón y Fiorela agacharon la cabeza-Aarón cómo es posible dime.
-eso es algo personal Karen-dijo Fiorela parándose, ella era la única que sabia además de Aarón como empezó todo.
-está bien Fiorela confió en ella y en todos acá-dijo Aarón con una mirada seria-lo que paso después del terremoto del 15 de agosto del 2007.
-si escuche sobre ese terremoto-dijo Karen.
-en ese tiempo tenía una amiga, mi mejor amiga se llama Lorena, Fiorela la conoció los tres éramos muy unidos, ella era como mi hermana siempre jugábamos juntos nos reíamos –la mirada triste de Fiorela empezaba a aparecer-estudiamos los tres juntos en un mismo salón éramos felices, hasta que ese día llego-Aarón también se entristecía-salimos de vacaciones una semana antes de que se fuera ella y yo nos peleamos por una tontería no recuerdo que era pero estaba enojado con ella , ella me había dicho que se iría a Pisco por una misa de su abuela pero si quería se podría quedar, ese día que debí decir que se quedara le dije que se fuera que se largara que no la quería ver, un día después que viajo ocurrió el terremoto ella y su mama murieron en la iglesia donde estaban-Aarón apretaba los puños.
-y que paso con su papa –dijo Gaby.
-su papa desapareció un año después que ella naciera-dijo Fiorela.
-después del terremoto yo estaba asustado un día después trate de llamarla pero no contestaba su teléfono, me preocupe y esperaba cada día por saber de ella, Fiorela y yo nos preocupamos hasta que nos enteramos-Fiorela intentaba no llorar-desde ese día me siento culpable, porque por mi culpa ella murió, si no le hubiera dicho que se vaya-Aarón se puso triste y Karen lo abrasaba.
-¿y cómo llegaste a tener el demonio? -pregunto Isaac
-estaba desesperado, la quería ver de nuevo pedirle perdón pero no sabía cómo entonces encontré un tablero ouija -la mirada de Isaac y de Frank se sorprendieron al escuchar eso.
-no me digas que tu…-dijo Frank.
-una semana después de lo que paso me puse a jugar pero Fiorela me vio y me dijo que también quería intentarlo-ella agacho la cabeza y Karen también se sorprendió-empezamos a jugar como si nada pero nada pasaba hasta que salió una palabra “destino de sangre” no entendí que significaba, ambos nos asustamos porque se movió solo pero seguimos jugando hasta encontrarla pero en un momento las velas se apagaron y hacia frio y sin darnos cuenta apareció una puerta atrás nuestro, ambos nos levantamos y tiramos la ouija dentro de ese lugar, fue una acción rápida pero el tablero se quemo, lentamente de la puerta salió una luz y sentimos como nos jalaron a los dos, apenas llegamos a la puerta unos brazos nos empezaron a jalar y nos separaron, yo gritaba pero nadie me escuchaba hasta que llegue aun lugar oscuro y lentamente se torno de un color azul y después rojo , cuando volteo la mirada hacia la derecha vi a Lorena no lo podía creer pero cuando llegue a ella-Aarón cerró los ojos-se izo polvo, caí al suelo desesperado quería salir de ahí tenía miedo hasta que escuche una voz y voltee era una sombra oscura con una gran sonrisa y me señalo en mi pecho y sentí como si algo dentro de mí se metiera y despertara en mi cuerpo después de eso me desmaye cuando desperté estaba en el suelo y junto a mi estaba Fiorela y sentí una herida en mi pecho justo donde apuntaba la sombra y la herida de mi pecho fue lentamente desapareciendo hasta aparecer en mi cuello, en la nuca no había sido un sueño, después de eso empecé a soñar todo esas cosas el bosque gris, gritos de lamentos y empecé a ver al demonio, su nombre del demonio que está dentro de mi no sabía ni su nombre hasta que el mismo se puso Morten.
-a mi me paso lo mismo yo aun antes podía hacer ese tipo de cosas pero no hacia mi conveniencia pero después de ser jalada por eso puedo hacerlo-dijo Fiorela-pero esa sensación no fue ni de dolor ni placer-ambos agacharon la mirada.
Todos en ese lugar estaban sorprendidos, Karen abrasaba a Aarón para consolarlo y Frank hacia lo mismo con Fiorela, Isaac pensaba en todo lo que escucho.
-no tiene sentido tu parte Aarón-dijo Isaac-si fuera una posesión dentro de ti no tendrías razón delo que haces, quiere decir que tu naciste con ese demonio, lo que hizo en ese lugar fue despertar lo que ya eran-ambos se miraron preocupados-ahora otra cosa más, Karen cómo es posible que sintieras el aura.
-¿Qué quieres decir?-dijo Karen.
-dijiste en plena lucha que la noche anterior cuando peleamos contra Izaron , habías sentido algo parecido, eso quiere decir que eres capaz de sentir el aura, hay personas que tienen esa habilidad pero la desarrollan ya mayores.
-la verdad no sé como lo hice solo pensé en Aarón y sentí como si algo pasara y una tención en el aire, pero también hubo otra cosa como una sensación medio rara -dijo Karen –ahora díganme también que es eso de la orden-Isaac le empezó a contar toda la historia de nuevo a Karen ella lo creyó rápido-entonces estarás siempre en peligro no Aarón.
-me cuidare te lo prometo no te preocupes-dijo Aarón abrasándola.
-por favor hazlo-dijo Karen.
-aun queda otra cosa más-dijo Isaac- lo de Aarón y Fiorela cómo es posible que humanos puedan nacer con un don así y lo de Karen es imposible también que a esa edad si tienes la habilidad la uses además solo sentirías el aura de una persona no el aura de la batalla, eso también es raro.
-eso nos preocuparemos después-dijo Aarón –ahora tratemos de recuperarnos y ser más fuertes, hemos peleado con dos demonios poderosos y casi nos matan debemos ser mas fuertes-Aarón estaba decidido a proteger a Karen –no voy a dejar que otro demonio haga daño a Yanira ni a nadie-la mirada decidida de Aarón hizo sonreír a los chicos y a Morten.
-tampoco se mucho sobre mi –pensó Morten, que mas seré o que somos Aarón y yo, el estaba preocupado pero emocionado con ese misterio.
Las cosas se ponían más interesantes para los chicos pero también peligrosas.