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Mis pupilas dilatadas por el despertar de un sueño profundo dejan que entrevea una pequeña inscripción en la pared, una mancha difuminada del color de la sangre, lejana aunque esté a tan solo unos centímetros de mí, como si en otra realidad se encontrase. Poco a poco mis ojos se despiertan y me dejan ver esta habitación que es la mía. La mancha de sangre de la pared va cambiando de forma, para acabar convirtiéndose en meros números, proyectados por la luz de mi despertador, la hora marcada es sencilla (01:23), una hora para comenzar otra vez mi búsqueda entre las estrellas de la noche.
Dejo mi portal, vestido como siempre con mi camisa negra y mis pantalones largos para cubrir mi cuerpo y mi sombrero para esconder mi mirada, pues en ella habita el deseo de buscar algo que se perdió entre páginas del libro del tiempo. Camino entre farolas fundidas de la calle más solitaria de esta ciudad, mis pies conocen cada rincón de este camino, mi cuerpo no necesita ver para trazar el recorrido hasta mi destino, pues más de una vez han recorrido de esta manera esta oscura escena. Mis ojos ven cada brizna de vida que surge a mí alrededor, pero antes de llegar al final de la calle, unas sombras me rodean, giran alrededor mío en una danza macabra, alimentada por la luz de la Luna llena que me cuida en la noche. Lentamente mi puño se va cerrando y acercando a mí pecho, para proteger la única parte de mí que queda limpia de la suciedad vil de la maldad y el sufrimiento que esta sociedad me ha impregnado, poco a poco mi visión se alza para buscar aquello que crea esas sombras macabras que danzan al ritmo de latido de mi corazón cada vez más acelerado. Noto el latir de mi corazón en el cuello, como intentando huir de este cuerpo para ponerse a salvo, pero el éxtasi se detiene, sus rostros no son de demonios, ni de bestias que quieran mi carne para saciar su sed de carne, tan solo son unos jóvenes que están divirtiéndose, alcohol, drogas, sexo… No, no es para mí, no pertenezco a ese mundo, yo soy diferente.
Otra vez solo, con un parque a mi alrededor, mi banco, solitario y frío me espera como cada noche, avanzo hacia su encuentro silencioso, nuestro saludo no contiene palabra alguna, tan solo una respiración profunda justo antes de sentarme. Me encanta sentir su madera muerta en mi espalda, recordándome que lo que un día fue un hermoso árbol, puede acabar siendo el más olvidado de los bancos. Otra vez estoy aquí Luna de mis ojos, otra vez estoy esperando una respuesta para mi eterna pregunta existencial que me reconcome por dentro, una respuesta que no llega nunca pero que siempre espero con paciencia mientras veo avanzar las agujas del reloj.
Un sonido extraño se deja escuchar entre los ruidos de la noche, unos pasos pausados se acercan por mi espalda, unos pasos desconocidos, pues no es frecuente la compañía de ningún ser a estas horas de la madrugada pues mi parque se encuentra en un lugar remoto, donde las personas de la noche no se aproximan pues queda lejos de lugares de ambiente más festivo, algo ajeno a mi rutina.
No consigo girarme, pues los sonidos huecos de sus pasos me tienen absorto, no consigo ver lo que me rodea, tan solo escucho ese retumbar en mi cabeza. Una mano anónima reposa sobre mi hombro, mi sangre está fría como la escarcha, hace demasiadas madrugadas que no siento el contacto de otro ser vivo, su calor juntándose con el mío. Una dulce voz de mujer me susurra al oído:
- Qué bella es la Luna, ¿verdad?
- Sí-consigo pronunciar tras varios intentos fallidos-.
- ¿Por qué estás aquí solo en esta noche tan fría?
- Busco algo entre las pequeñas luces del firmamento.
- ¿Qué buscas?
- Una respuesta, saber por qué vienen ahora esas necesidades a mi mente.
- ¿Qué pregunta es tan importante para que vengas noche tras noche a este banco a mirar unas estrellas mudas, que no son capaces de moverse por mucho que lo intenten?
- Quiero sentir su respiración, sus latidos y su voz cada mañana, ver su rostro al amanecer, despertarme a su lado, incapaz de hacer otra cosa que demostrarle mi amor, sentir su calor en mi cuerpo, es una necesidad nueva.
- ¿Cuál es el alma que te hace despertar ese deseo?
- El de ella.
Firmado: CUIRI
Hermoso Cuiri, y una gran respuesta a una pregunta importante, mis felicitaciones, un maravilloso escrito, muchas gracias por compartirlos, me encantan. Un besote.
ResponderEliminarme encanta, lo recuerdo y me sigue gustando en especial las ultimas dos lineas, felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias ya iré enviando alguno más de mis escritos, pues veo que os gustan.
ResponderEliminarMas que gustarme.... me encantan... Un besote.
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