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viernes, 4 de mayo de 2012

Duele

Realmente ha pasado mucho tiempo desde que me prometí no volver a romperme, pero necesitaba desterrar estas emociones... y exploté. Quizás me dejé llevar demasiado por la rabia que me causa tu simple presencia. Tan solo he tenido que cruzar una mirada contigo para que todas las imágenes de esos besos primaverales resurgieran. Y ha pasado lo que tenía que pasar, que mi despecho ha salido volando hacia tus oídos. No sé si ha sido lo más correcto, pero ha sido el esfuerzo suficiente para preguntarme por ti, para aflorar sentimientos olvidados, para acordarme de noches esperando llamadas y lágrimas que expulsaban pequeñas espinas. Y duele, duele mucho. Quizás ya no es amor lo que me hace estar así, sino el simple recuerdo de tanto dolor provocado por una sonrisa que un día me pareció la más maravillosa del mundo. Surgen dudas, surgen ganas de probar, surgen deseos de estallar y sobre todo, surgen ganas de llorar. Dicen que quien tuvo, retuvo... y yo estoy de acuerdo. Indudablemente retengo y mucho. Retengo la rabia de una prometida eternidad con final, y no precisamente feliz. Creo que me he roto una vez más por culpa de alguien que no supo valorar que una persona es capaz de amar. Ya no te quiero, es cierto, pero pensar que todo lo que di cierto día fue en vano hace gritar al corazón. ¿Quieres saber qué peculiar forma de gritar tiene el mío? Lanza impulsos tan grandes que bañan mis ojos. Cuando una persona se ilusiona, hace falta muy poco para romperla por dentro... y cuando no se encuentran razones, solo queda pensar que fue por afán de hacer daño. Así me siento cuando te veo, como una marioneta que cortó sus hilos a base de lágrimas y que con una vaga imagen, sus sentidos se inundan de melancolía al sentirse de nuevo encarcelada por unos ojos que solo vieron en ella un medio para jugar. Y sí, realmente duele. Duele recordar que fracasé una vez más y aunque haya pasado tanto tiempo, para el dolor no existen las fronteras temporales. No sé qué tipo de persona eres, o quizás sí... quizás no quiera reconocerlo... me vale con saber que a partir de hoy serás consciente del daño que provocaste con tus juegos. Ojalá no hubiera pasado así, ojalá hubieras sido consciente de lo mucho que te quise, ojalá me hubieras valorado a tiempo, ojalá me hubieras querido al menos la quinta parte de lo que yo te amé... pero ya es tarde para todo. Pero como siempre, al dolor todo le resbala y viene corriendo hacia mi. De toda experiencia se aprende, ¿no? Yo no sé lo que he aprendido de esto, quizás a aceptar que el dolor es parte de la vida y que hay que saber aceptarle y plantarle cara. Pero lo que verdaderamente espero es que el que haya aprendido seas tú. Puedes quedarte con que un buen día, un juguete que duró una primavera te gritó hasta vaciar su rabia por despecho... pero creo que te resultará mucho más útil quedarte con la versión de que el amor no es un juego, que una persona no es un instrumento para usar y tirar y que en la vida hay que pisar con pies de plomo, porque con una simple mirada de indiferencia puedes romper todas las ilusiones de alguien... y eso, por experiencia, duele.


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