Yami no matsuei.
Camelia se giró en dirección al bosque y bajó la vista llorando, varios
pétalos de rosas comenzaron a girar a su alrededor e hizo aparecer una rosa
plateada en su mano derecha.
-Así que este es el final khael… hasta el último momento todos tus
pensamientos fueron para Alice…-
Desapareció dejando varios pétalos rojos, Ismael observó la escena algo
consternado pero la expresión final de la mujer le dio a entender que ya no
tenía propósitos para luchar. Se volteó a Nicole y le tendió la mano para
ayudarle a levantarse.
-¿Estás bien?-
-Sí… lo siento, al final no fui de mucha ayuda-
-Claro que no, gracias a ti la derrotamos, no pensé que pudieras usar
poderes-
-No los tengo, le tomé estos cuchillos prestados a Sebastián, espero
que no se enojé- Ismael comenzó a reírse.
-Se enfadará mucho, son su posesión más preciada-
-No es cierto, tú eres lo más preciado que tiene-
-Nicole…-
-Eso me recuerda- se levantó rápidamente- ¡Vamos Ismael!-
El demonio la siguió sin entender que ocurría.
Gabriel observó a su alrededor asustado, la persona que amaba no estaba
por ningún lugar pero podía estar seguro que quien cantaba era ella. Eliot se
aferró llorando a él.
-¿En donde… está Alice…? Gabriel…-
-Yo… No lo sé- dijo al mismo tiempo que lloraba, Caín apretó los puños
sin contener sus lagrimas.
-Alice…-
Jack sostuvo su espada listo para atacar cuando vio que la muerte se
acercaba a ellos, Sebastián esbozó una pequeña sonrisa y lo observó fijamente,
ya era hora de terminar su parte del trato. Ismael apresuro sus pasos y se
interpuso sosteniendo una afilada aguja de diamante.
-Ismael…-
-No te dejaré ir… ¡No puedes dejarme de nuevo!-
-Lo siento pero ya es hora de despedirnos-
-Hermano…-
-Ismael- acarició la mejilla del menor- Por favor… cuídate mucho- se
volteó a la muerte sonriendo- Puedes hacerlo-
Se iba a acercar para reclamar el alma que por derecho le correspondía
cuando una daga clavada en su hombro izquierdo se lo impidió. Todos se giraron
para ver como una silueta salía del lago.
-Que chico tan malo, no te he dado permiso para tocar mis cosas,
abirham-
-¿Abirham?- preguntó Nicole, Eliot asintió.
-Es el nombre de la muerte… Alice-
La joven de ojos bicolores se acercó sonriendo y abrazó a la muerte con
fuerza y luego lo tomó por las mejillas para que la mirara.
-No tienes derecho a tocar mis cosas-
-Es un trato, debo llevarme dos almas-
-Lo sé querido por eso te daré tu segunda alma- Gabriel iba a
intervenir pero la joven se volteó sonriendo.
-Lacie-
-Ha pasado tiempo hibrido- la lluvia aumentó su fuerza azotando sin
piedad el suelo- Todos ustedes… este es el deseo de Alice-
Sin más preámbulos le dio un beso a la muerte, para cerrar el trato y
que se llevara la última alma que había venido a reclamar. Gabriel comenzó a
llorar pero una voz en su cabeza lo sobresaltó, observó a los demás
cerciorándose de que todos oían lo mismo.
-No tienen que llorar, no
merezco las lágrimas de ninguno de ustedes. Gracias por estar a mi lado, fue
divertido, los berrinches de Eliot, el extraño amor de Sebastián por la sangre,
los intentos inútiles de Jack por asesinarme, la eterna devoción de Caín,
aunque no llevamos mucho tiempo… el cariño y preocupación de Joshua y Nicole.
Y… todo el amor que me diste Gabriel… por favor, no quiero que lloren, todos
ustedes son importantes para mí, son tan importantes que puedo dar mi vida por
ustedes porque yo… los amo mucho-
Eliot comenzó a llorar más fuerte mientras se aferraba a Gabriel, el
hibrido intentaba no llorar pero era inútil. Sebastián se aferró a su hermano
llorando silenciosamente. Nicole y Joshua permanecían en silencio mientras se
abrazaban. Caín apretó los puños y se llevó las manos a la cara para romper en
llanto, Jack desvió la vista mirando el cielo y las lágrimas cayeron sin piedad
por sus mejillas.
La muerte recostó el cuerpo inmóvil de la joven sobre
el suelo, Eliot fue a su lado llorando y comenzó a golpearlo en el pecho con
fuerza, Caín sostuvo sus muñecas para detenerlo.
-¡¿Por qué lo hiciste?!... Alice era… ella… ¡¿Por qué
tuviste que robarme mi luz?!-
La muerte lo observó fijamente y ladeó un poco la cabeza para intentar pensar o
mejor dicho reflexionar y comprender las palabras que el domador de bestias le
había dicho.
-¿Luz?- dijo sin emoción en su voz, Jack lo observó furioso.
-¡Claro que sí! Yo… Nunca podré decírselo… he vuelto a
perder a la persona que amaba-
-¿Amor?- repitió la muerte sin cambiar su expresión,
Sebastián se acercó furioso.
-¡Es a mí a quien debiste llevarte! Yo hice el trato…
no quería… no quería que Alice muriera… nunca podré decirle cuanto la amaba,
¡Nunca sabrá lo importante que es para nosotros!-
-¿Importante?- repitió la muerte. Joshua logró caminar
hacia ellos y decir algo en sollozos.
-No es justo… Alice no tiene que cargar con todo… no
puede irse… ¡Eso es egoísmo puro!-
-¿Egoísmo?- repitió la muerte para luego comenzar a
reírse, Eliot lo miro curioso.
-Te estás riendo, nunca te había visto mostrar una
emoción-
-Perdón… ¿Hasta cuándo planeas jugar?-
-Solo quería oír un poquito más- dijo Alice levantándose
mientras sonreía- No pensé que me amaras Jack, siempre intentas matarme-
-Yo…- se sonrojo desviando la vista, Eliot la abrazó
fuertemente.
-¿Qué demonios está sucediendo?-
-Cuida tu vocabulario Eliot- dijo Alice mientras
acariciaba su cabeza.
-Lo siento pero como… tú… abirham tomó tu alma, todos
lo vimos-
-Sí pero… lo que tomó fue a Lacie, ella… aceptó irse
para que yo pudiera quedarme-
-Eso significa- dijo Caín sorprendido- ¿Ahora eres una…
humana?-
-Supongo que sí- dijo mirando sus manos- ¿Eso cambiara
en algo las cosas?-
Los cuatro demonios la observaron sonriendo con un
gesto de genuina felicidad. Joshua y Nicole la abrazaron con fuerza
demostrándole todo su afecto. Alice sonrió y fijó su vista en Gabriel, este se
arrodilló frente a ella y besó su mano para luego sonreír.
-Vamos a casa princesa-
Eliot se aferró al brazo de Alice mientras sonreía,
Gabriel la llevaba tomada de la mano y Caín intentaba apartar a Eliot para
tomar su lugar. Nicole iba un poco más atrás observando cómo los dos demonios
peleaban para estar junto a Alice, sintió una pequeña caricia en su cabello y
se volteó sonrojándose al ver que Ismael sostenía una pequeña flor de cerezo y
la besaba para luego sonreír.
-Tenías esto en el cabello-
-Gracias…- dijo volteándose avergonzada.
Sebastián esbozó una sonrisita al ver como su hermano
tomaba tímidamente la mano de Nicole, acaricio el filo del cuchillo y se lo
lanzó a Ismael, este lo esquivó volteándose muy enojado.
-¡¿Qué crees que haces?!-
-Eres mi querido hermanito, no puedo permitir que
quieras más a otra persona que a mí-
-Maldito sádico, aun no te he perdonado-
-Lo sé-
Ismael tomó la mano de Nicole y comenzó a correr hacia
la mansión evitando los ataques de su querido hermano mayor. Jack iba
observando a Alice mientras esbozaba una pequeña sonrisa, jamás lo admitiría
pero estaba muy feliz de que estar junto a la persona que amaba.
Joshua se quedó en la entrada observando hacia el
bosque, no comprendía porque su padre había permitido que lo atravesara con la
espada, estaba seguro que por unos instantes vio claramente que deseaba morir.
Miró el collar que le dejó su madre y se lo colocó en el cuello sonriendo,
sintió una suave voz que lo llamaba se volteó y entró a la mansión perdida en
el bosque.
-Estoy en casa-
-Bienvenido- dijo Alice con una sonrisa mientras lo
abrazaba.
Camelia apareció en aquel nostálgico lago, él mismo
donde conoció por primera vez a khael, sostuvo con fuerza la rosa plateada y la
lanzó al agua tristemente.
-¿Esto es lo que deseabas khael?- cerró los ojos
suspirando, unas manos la rodearon desde atrás.
-Deberías saberlo Camelia, cuando llegas al clímax de
la felicidad, es el mejor momento para morir-
La mujer se volteó sonriendo pero rápidamente cambio su
gesto a decepción al verse sola, se arrodilló llorando pero algo en el suelo
llamó su atención, recogió la pluma negra y una sombra cubrió la luz que daba
en su rostro, alzó la vista sonriendo mientras lloraba.
-Camelia-