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martes, 15 de mayo de 2012

AVISO PARA MIEMBROS ANTIGUOS Y QUIENES DESEEN UNIRSE

Hola a todos/as! 


 Al parecer no todos los miembros estan informados sobre la nueva pagina de homefanfics. La mayoria de la actividad esta en esa pagina, asi que invitamos a las personas que deseen unirse o a los miembros antiguos que ahora llegan y no ven mucho movimiento, a ir a la nueva pagina:

http://www.homefanfics.com/

Ahí encontraran bastantes historias y autores nuevos para que disfruten leyendo, comentando y publicando. A la izquierda de su pantalla se vera el lugar para registrarse, luego solo deben confirmar el enlace y ya tendran la cuenta activa y lista para unirse a la comunidad de Home. 

Un saludo a todos; Homefanfics

domingo, 13 de mayo de 2012

Filosofía de vida

Sobretodo con tu marcha ya no sé qué hago en el gremio. Está claro que no depende de ti lo que yo haga ahí, pero la sensación de que estoy como pez fuera del agua es indudable. Si te has ido, qué hago yo ahí. Tampoco será lo mismo aunque supongo que debo ser fiel a lo que creo y que hay que saber vivir con lo personal apartado de lo "profesional". Así es como vive la gente famosa ¿no?, tampoco pueden dedicar tantísimo tiempo a sus amigos previos a la fama... Solo espero poder mantener esa "filosofía".

viernes, 4 de mayo de 2012

Duele

Realmente ha pasado mucho tiempo desde que me prometí no volver a romperme, pero necesitaba desterrar estas emociones... y exploté. Quizás me dejé llevar demasiado por la rabia que me causa tu simple presencia. Tan solo he tenido que cruzar una mirada contigo para que todas las imágenes de esos besos primaverales resurgieran. Y ha pasado lo que tenía que pasar, que mi despecho ha salido volando hacia tus oídos. No sé si ha sido lo más correcto, pero ha sido el esfuerzo suficiente para preguntarme por ti, para aflorar sentimientos olvidados, para acordarme de noches esperando llamadas y lágrimas que expulsaban pequeñas espinas. Y duele, duele mucho. Quizás ya no es amor lo que me hace estar así, sino el simple recuerdo de tanto dolor provocado por una sonrisa que un día me pareció la más maravillosa del mundo. Surgen dudas, surgen ganas de probar, surgen deseos de estallar y sobre todo, surgen ganas de llorar. Dicen que quien tuvo, retuvo... y yo estoy de acuerdo. Indudablemente retengo y mucho. Retengo la rabia de una prometida eternidad con final, y no precisamente feliz. Creo que me he roto una vez más por culpa de alguien que no supo valorar que una persona es capaz de amar. Ya no te quiero, es cierto, pero pensar que todo lo que di cierto día fue en vano hace gritar al corazón. ¿Quieres saber qué peculiar forma de gritar tiene el mío? Lanza impulsos tan grandes que bañan mis ojos. Cuando una persona se ilusiona, hace falta muy poco para romperla por dentro... y cuando no se encuentran razones, solo queda pensar que fue por afán de hacer daño. Así me siento cuando te veo, como una marioneta que cortó sus hilos a base de lágrimas y que con una vaga imagen, sus sentidos se inundan de melancolía al sentirse de nuevo encarcelada por unos ojos que solo vieron en ella un medio para jugar. Y sí, realmente duele. Duele recordar que fracasé una vez más y aunque haya pasado tanto tiempo, para el dolor no existen las fronteras temporales. No sé qué tipo de persona eres, o quizás sí... quizás no quiera reconocerlo... me vale con saber que a partir de hoy serás consciente del daño que provocaste con tus juegos. Ojalá no hubiera pasado así, ojalá hubieras sido consciente de lo mucho que te quise, ojalá me hubieras valorado a tiempo, ojalá me hubieras querido al menos la quinta parte de lo que yo te amé... pero ya es tarde para todo. Pero como siempre, al dolor todo le resbala y viene corriendo hacia mi. De toda experiencia se aprende, ¿no? Yo no sé lo que he aprendido de esto, quizás a aceptar que el dolor es parte de la vida y que hay que saber aceptarle y plantarle cara. Pero lo que verdaderamente espero es que el que haya aprendido seas tú. Puedes quedarte con que un buen día, un juguete que duró una primavera te gritó hasta vaciar su rabia por despecho... pero creo que te resultará mucho más útil quedarte con la versión de que el amor no es un juego, que una persona no es un instrumento para usar y tirar y que en la vida hay que pisar con pies de plomo, porque con una simple mirada de indiferencia puedes romper todas las ilusiones de alguien... y eso, por experiencia, duele.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Yami no matsuei (20) Final


Yami no matsuei.
 
Camelia se giró en dirección al bosque y bajó la vista llorando, varios pétalos de rosas comenzaron a girar a su alrededor e hizo aparecer una rosa plateada en su mano derecha.

-Así que este es el final khael… hasta el último momento todos tus pensamientos fueron para Alice…-

Desapareció dejando varios pétalos rojos, Ismael observó la escena algo consternado pero la expresión final de la mujer le dio a entender que ya no tenía propósitos para luchar. Se volteó a Nicole y le tendió la mano para ayudarle a levantarse.

-¿Estás bien?-
-Sí… lo siento, al final no fui de mucha ayuda-
-Claro que no, gracias a ti la derrotamos, no pensé que pudieras usar poderes-
-No los tengo, le tomé estos cuchillos prestados a Sebastián, espero que no se enojé- Ismael comenzó a reírse.
-Se enfadará mucho, son su posesión más preciada-
-No es cierto, tú eres lo más preciado que tiene-
-Nicole…-
-Eso me recuerda- se levantó rápidamente- ¡Vamos Ismael!-

El demonio la siguió sin entender que ocurría.
Gabriel observó a su alrededor asustado, la persona que amaba no estaba por ningún lugar pero podía estar seguro que quien cantaba era ella. Eliot se aferró llorando a él.

-¿En donde… está Alice…? Gabriel…-
-Yo… No lo sé- dijo al mismo tiempo que lloraba, Caín apretó los puños sin contener sus lagrimas.
-Alice…-

Jack sostuvo su espada listo para atacar cuando vio que la muerte se acercaba a ellos, Sebastián esbozó una pequeña sonrisa y lo observó fijamente, ya era hora de terminar su parte del trato. Ismael apresuro sus pasos y se interpuso sosteniendo una afilada aguja de diamante.

-Ismael…-
-No te dejaré ir… ¡No puedes dejarme de nuevo!-
-Lo siento pero ya es hora de despedirnos-
-Hermano…-
-Ismael- acarició la mejilla del menor- Por favor… cuídate mucho- se volteó a la muerte sonriendo- Puedes hacerlo-

Se iba a acercar para reclamar el alma que por derecho le correspondía cuando una daga clavada en su hombro izquierdo se lo impidió. Todos se giraron para ver como una silueta salía del lago.

-Que chico tan malo, no te he dado permiso para tocar mis cosas, abirham-
-¿Abirham?- preguntó Nicole, Eliot asintió.
-Es el nombre de la muerte… Alice-

La joven de ojos bicolores se acercó sonriendo y abrazó a la muerte con fuerza y luego lo tomó por las mejillas para que la mirara.

-No tienes derecho a tocar mis cosas-
-Es un trato, debo llevarme dos almas-
-Lo sé querido por eso te daré tu segunda alma- Gabriel iba a intervenir pero la joven se volteó sonriendo.
-Lacie-
-Ha pasado tiempo hibrido- la lluvia aumentó su fuerza azotando sin piedad el suelo- Todos ustedes… este es el deseo de Alice-

Sin más preámbulos le dio un beso a la muerte, para cerrar el trato y que se llevara la última alma que había venido a reclamar. Gabriel comenzó a llorar pero una voz en su cabeza lo sobresaltó, observó a los demás cerciorándose de que todos oían lo mismo.

-No tienen que llorar, no merezco las lágrimas de ninguno de ustedes. Gracias por estar a mi lado, fue divertido, los berrinches de Eliot, el extraño amor de Sebastián por la sangre, los intentos inútiles de Jack por asesinarme, la eterna devoción de Caín, aunque no llevamos mucho tiempo… el cariño y preocupación de Joshua y Nicole. Y… todo el amor que me diste Gabriel… por favor, no quiero que lloren, todos ustedes son importantes para mí, son tan importantes que puedo dar mi vida por ustedes porque yo… los amo mucho-

Eliot comenzó a llorar más fuerte mientras se aferraba a Gabriel, el hibrido intentaba no llorar pero era inútil. Sebastián se aferró a su hermano llorando silenciosamente. Nicole y Joshua permanecían en silencio mientras se abrazaban. Caín apretó los puños y se llevó las manos a la cara para romper en llanto, Jack desvió la vista mirando el cielo y las lágrimas cayeron sin piedad por sus mejillas.
La muerte recostó el cuerpo inmóvil de la joven sobre el suelo, Eliot fue a su lado llorando y comenzó a golpearlo en el pecho con fuerza, Caín sostuvo sus muñecas para detenerlo.

-¡¿Por qué lo hiciste?!... Alice era… ella… ¡¿Por qué tuviste que robarme mi luz?!-

La muerte lo observó fijamente y  ladeó un poco la cabeza para intentar pensar o mejor dicho reflexionar y comprender las palabras que el domador de bestias le había dicho.

-¿Luz?- dijo sin emoción en su voz, Jack lo observó furioso.
-¡Claro que sí! Yo… Nunca podré decírselo… he vuelto a perder a la persona que amaba-
-¿Amor?- repitió la muerte sin cambiar su expresión, Sebastián se acercó furioso.
-¡Es a mí a quien debiste llevarte! Yo hice el trato… no quería… no quería que Alice muriera… nunca podré decirle cuanto la amaba, ¡Nunca sabrá lo importante que es para nosotros!-
-¿Importante?- repitió la muerte. Joshua logró caminar hacia ellos y decir algo en sollozos.
-No es justo… Alice no tiene que cargar con todo… no puede irse… ¡Eso es egoísmo puro!-
-¿Egoísmo?- repitió la muerte para luego comenzar a reírse, Eliot lo miro curioso.
-Te estás riendo, nunca te había visto mostrar una emoción-
-Perdón… ¿Hasta cuándo planeas jugar?-
-Solo quería oír un poquito más- dijo Alice levantándose mientras sonreía- No pensé que me amaras Jack, siempre intentas matarme-
-Yo…- se sonrojo desviando la vista, Eliot la abrazó fuertemente.
-¿Qué demonios está sucediendo?-
-Cuida tu vocabulario Eliot- dijo Alice mientras acariciaba su cabeza.
-Lo siento pero como… tú… abirham tomó tu alma, todos lo vimos-
-Sí pero… lo que tomó fue a Lacie, ella… aceptó irse para que yo pudiera quedarme-
-Eso significa- dijo Caín sorprendido- ¿Ahora eres una… humana?-
-Supongo que sí- dijo mirando sus manos- ¿Eso cambiara en algo las cosas?-

Los cuatro demonios la observaron sonriendo con un gesto de genuina felicidad. Joshua y Nicole la abrazaron con fuerza demostrándole todo su afecto. Alice sonrió y fijó su vista en Gabriel, este se arrodilló frente a ella y besó su mano para luego sonreír.

-Vamos a casa princesa-

Eliot se aferró al brazo de Alice mientras sonreía, Gabriel la llevaba tomada de la mano y Caín intentaba apartar a Eliot para tomar su lugar. Nicole iba un poco más atrás observando cómo los dos demonios peleaban para estar junto a Alice, sintió una pequeña caricia en su cabello y se volteó sonrojándose al ver que Ismael sostenía una pequeña flor de cerezo y la besaba para luego sonreír.

-Tenías esto en el cabello-
-Gracias…- dijo volteándose avergonzada.

Sebastián esbozó una sonrisita al ver como su hermano tomaba tímidamente la mano de Nicole, acaricio el filo del cuchillo y se lo lanzó a Ismael, este lo esquivó volteándose muy enojado.

-¡¿Qué crees que haces?!-
-Eres mi querido hermanito, no puedo permitir que quieras más a otra persona que a mí-
-Maldito sádico, aun no te he perdonado-
-Lo sé-

Ismael tomó la mano de Nicole y comenzó a correr hacia la mansión evitando los ataques de su querido hermano mayor. Jack iba observando a Alice mientras esbozaba una pequeña sonrisa, jamás lo admitiría pero estaba muy feliz de que estar junto a la persona que amaba.
Joshua se quedó en la entrada observando hacia el bosque, no comprendía porque su padre había permitido que lo atravesara con la espada, estaba seguro que por unos instantes vio claramente que deseaba morir. Miró el collar que le dejó su madre y se lo colocó en el cuello sonriendo, sintió una suave voz que lo llamaba se volteó y entró a la mansión perdida en el bosque.

-Estoy en casa-
-Bienvenido- dijo Alice con una sonrisa mientras lo abrazaba.

Camelia apareció en aquel nostálgico lago, él mismo donde conoció por primera vez a khael, sostuvo con fuerza la rosa plateada y la lanzó al agua tristemente.

-¿Esto es lo que deseabas khael?- cerró los ojos suspirando, unas manos la rodearon desde atrás.
-Deberías saberlo Camelia, cuando llegas al clímax de la felicidad, es el mejor momento para morir-

La mujer se volteó sonriendo pero rápidamente cambio su gesto a decepción al verse sola, se arrodilló llorando pero algo en el suelo llamó su atención, recogió la pluma negra y una sombra cubrió la luz que daba en su rostro, alzó la vista sonriendo mientras lloraba.

-Camelia-

martes, 1 de mayo de 2012

Y, sin embargo, te quiero.

Y pasan los días intranquilos lejos de ti, de tus sonrisas perfiladas en letras, de tus miradas figuradas y de tus te quieros estampados que, aunque rubricados y silentes, me acarician los oídos mientras tu aliento abrasa la piel de mi mejilla, y tu voz se me graba en el cerebro y su eco imaginario me dura hasta el día siguiente, o hasta tres días después; incluso a veces, me dura semanas enteras.
Pero por encima de tus te quieros, de tus labios y tus besos, del frío plástico pulsado con cariño por las hermosas yemas de tus dedos, vuela, perpetua e incansable, la negra sombra de la duda, de una vida que no es vida, que no nos pertenece, de una vida que es mentira y es verdad, que es cuento y es realidad, que es amor y odio a partes iguales, una vida que cada día, cuando los últimos rayos de sol mueren allá por donde los límites del mundo se rompen, tú olvidas encerrada tras la fría protección de una puerta de metal.

LA OBSESIÓN DE MARCEL (By Gandalf)



 (En recuerdo de mi amiga Delia, que tan proclive a este género se mostraba.)

Llevaban ya dos semanas grabando en el estudio, solos, la chica y él, -los músicos ya habían acabado su trabajo-, y Marcel sentía que, por las noches, mientras se agitaba sudoroso bajo las sábanas, algo muy dentro le quemaba lentamente las entrañas, fuego que resultó ser, ni más ni menos que un indomable y brutal deseo, agravado por su auto-impuesto silencio y que le duró hasta el día en que decidió librarse de semejante suplicio. De modo que, a través de un chat (no se creía capaz de decírselo a la cara), le terminó confesando a la joven que la deseaba con todas sus fuerzas.
Ella, jovencísima, preciosa y pésima cantante, se empecinaba en re grabar hasta la saciedad los mismos pasajes con tonalidades y matices inalcanzables para su limitada capacidad vocal, sin embargo Marcel jamás se lo reprochó ya que cada tarde podía él así disfrutar de la presencia de la joven la cual, inconsciente de la orgía virtual que iba cobrando forma en la mente del hombre, atizaba sin querer las brasas que a la postre resultarían fatídicas para su proyecto musical.
Porque, ¿cómo iba ella a imaginar que a su técnico de sonido y amigo se le escapaban cada noche a borbotones bocanadas de salud mientras la soñaba totalmente desnuda, repantigada sobre una butaca de fieltro (la misma que él usaba para trabajar), con las piernas bien abiertas, apoyando sobre el borde de la mesa unos pies increíblemente curvados donde resaltaban tanto la sensual oquedad de los puentes como el imposible ímpetu estratosférico de los empeines (cóncavos y convexos hechizos de un pecaminoso fruto edénico hecho extremidad), rematados por las uñas perfectamente pintadas de unos dedos que atisbaban el paraíso impulsándose hacia al cielo con gesto altivo y soberbio; la cadenita de oro abrazada a su esbelto tobillo, colgando en hipnótico balanceo sobre la cabeza del hombre que, más abajo, y arrodillado frente al jugoso milagro de terciopelo ofrecido, la adoraba con su lengua, deleitosa y parsimoniosamente, mientras ella, más arriba, sostenía el micrófono con el cual intentaba grabar una canción a la que, -ambos coincidían-, faltaba una pizca más de pasión?
Y era eso precisamente lo que a Marcel, profesional curtido, le cautivaba de esa locura de proyecto que se podría resumir en una simple pregunta: ¿Cómo sonaría la voz de esa preciosidad mientras entonaba bajo los efectos de una especie de permanente llegada a un orgasmo brutal, propiciado por sus bucales caricias? ¿Podría él, con su oído privilegiado, distinguir luego las cadencias, los suspiros ahogados, los susurros imprevistos, las vibraciones guturales contenidas, mientras ella pretendía controlar la modulación sin perder el control hasta el final?

De todas formas, aquella noche de incendiarias confesiones, la cruda realidad (siempre pronta) le terminó estallando en pleno rostro cuando la chica le contestó con un escueto: -Imposible; tengo novio y estoy muy enamorada. Además, creo que sería una verdadera locura y una porquería.-
A partir de ese instante, una interna sensación como de derrumbe de alguna suerte de andamio virtual o de todo un castillo de naipes de onírica inconsistencia, dejó mudo y postrado por mucho tiempo a Marcel. Ni que decir tiene que de ella nunca más tuvo noticias.